Historia de la piedra de jade blanco

El nombre “piedra de jade” procede del español “piedra de ijada”, que significa “piedra para la fosa ilíaca”. Los conquistadores la bautizaron así a principios del siglo XV. En latín, el jade comparte con la nefrita el nombre de “lapis nephriticus”, que significa piedra de flanco. Se refiere a su capacidad para aliviar diversas formas de disfunción nefrítica. Durante mucho tiempo fue llamada “nefrita” por muchos estudiosos. El jade no fue descubierto por los franceses hasta el siglo XVII. La llaman “éjade”, en referencia al nombre que le dieron dos siglos antes los conquistadores españoles. La palabra se distorsionó con el tiempo y la piedra acabó denominándose “jade”.

A la piedra de jade se le atribuyen diversas propiedades según las creencias y las culturas. Los indios lo utilizaban para tratar el dolor de riñón o de colon. A otros se les atribuye el poder de ahuyentar a los espíritus malignos. También se utilizaba en ceremonias funerarias para simbolizar la vida eterna. Se colocaba una cigarra de jade en la boca del difunto. En China, desde hace más de 5000 años se atribuyen a la piedra de jade diversas propiedades medicinales, entre ellas la capacidad de aliviar los trastornos de las vías urinarias. A pesar de los numerosos intercambios comerciales que tuvieron lugar entre China y Occidente, esta piedra no apareció en Europa hasta el siglo XVI.

Pero mucho antes de que se popularizara en este continente, los chinos pulían la piedra de jade para fabricar hachas. También se utilizaba para diseñar valiosos objetos de arte. Las joyas de jade simbolizaban el poder imperial de la época y se consideraban un signo de nobleza. En Oriente, el emperador tenía un cetro de jade y utilizaba tablillas del mismo material para transmitir sus órdenes a los príncipes. Se suponía que esta piedra absorbía las esencias vitales del cielo y la tierra y representaba el poder absoluto.

Cuando llegó a Europa, el jade se utilizó como materia prima para objetos decorativos que los portugueses vendían por todo el continente. Los griegos la adoptaron por sus virtudes medicinales y la utilizaban para calmar el dolor o acelerar la cicatrización de las heridas. También aliviaban el dolor ocular colocándose piedras de jade en los párpados. Hoy en día, el jade se utiliza en joyería para collares, pulseras y otras formas de bisutería. Se clasifica como una piedra preciosa con una dureza de entre 6 y 7.

Origen y composición de la piedra de jade blanco

El jade blanco se compone de silicato de calcio y magnesio. Es una variedad de jade nefrita de gran pureza. Pertenece a una clase de minerales bastante común, los anfíboles. Con una dureza que oscila entre 6 y 7 en la escala de Mohs, esta piedra es ideal para joyas y objetos decorativos. Tiene un sistema cristalino monoclínico y un peso específico de 3,34.

Cuando se vende, el precio de la piedra puede variar en función de criterios como su calidad, peso, dimensiones o la forma que se le haya dado. Pero sigue siendo bastante asequible. Aparte de joyas, se puede conseguir jade en forma de piedras rodadas, huevos de yoni, rodillos o gue sha.

La piedra fue estudiada científicamente por primera vez en 1846 por el mineralogista francés Alexis Damour. Hasta 1863 no se distinguía entre jadeíta y nefrita. Pero finalmente estableció la diferencia entre estos minerales y los caracterizó.

Introducido en Europa en el siglo XV por los conquistadores españoles, el jade forma hoy parte de la tradición francesa. Simboliza el 26º año de matrimonio, también conocido como la “Boda de Jade”.

En el continente asiático, son muchos los mitos y leyendas que rodean a esta piedra. Según la mitología china, el jade es el esperma seco de un dragón. Por ello, la piedra de jade era muy sagrada y representaba la pureza, el poder absoluto y la vida eterna. También era un símbolo de prestigio y nobleza.

El jade se extrae en bloques de tamaño y peso variables. Existen varios yacimientos en todo el mundo. Pero algunos países son conocidos por su elevada producción. Entre ellos figuran Canadá, Guatemala, Estados Unidos, Rusia, México, Australia y Nueva Zelanda. En Asia también hay grandes productores: China, Kazajstán y Birmania. En Europa, Italia también cuenta con importantes yacimientos de jade.

Virtudes y propiedades de la piedra de jade blanco en litoterapia

El jade blanco eleva el nivel de conciencia de su portador y fomenta la templanza y la tolerancia. También refuerza cualidades positivas como la objetividad, la honradez o la moralidad. La piedra de jade blanco también ayuda a relajarse y dejarse llevar, al tiempo que mejora la intuición.

Las virtudes y propiedades de la piedra de jade blanco en el plano psicológico

El jade blanco es la piedra ideal para encontrar la calma y la paz interior. El mineral también influye en las relaciones humanas y facilita la amistad con los que te rodean. Te ayuda a combatir el sentimiento de soledad.

El jade también se utiliza para aliviar todo tipo de heridas emocionales. Ayuda a superar sentimientos negativos como la amargura o la ira. Al equilibrar las energías, también nos permite mostrar amabilidad y gentileza. Según algunas creencias, el jade también tiene la capacidad de atraer riqueza y prosperidad a su portador.

Virtudes y propiedades de la piedra de jade blanco en el plano físico

El jade blanco es conocido por aliviar los trastornos nefríticos. Pero además de su acción sobre el riñón, también interviene a nivel de la vejiga, el hígado e incluso el corazón. Así, puede reducir la hipertensión y la retención de líquidos. Esta piedra también puede ser útil para las personas que sufren artritis y diabetes.

El jade blanco alivia los dolores articulares, la fiebre y los mareos. También es beneficioso para el aparato reproductor, ya que favorece la fertilidad. Este mineral también alivia los dolores menstruales y facilita el parto. Por último, en forma de rodillo o gue sha, el jade blanco tiene un efecto positivo sobre los ojos y la piel. Se utiliza para reducir las arrugas y mejorar el cutis.