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Gases nobles

Características de los gases nobles

  • Anteriormente se les conocía como «gases raros».
  • Esta categoría está compuesta por sub-elementos químicos pertenecientes al grupo 18 de la tabla periódica.
  • Este grupo era conocido anteriormente como «grupo VIIIA» y «grupo 0».

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Los gases nobles: terminología, propiedades, abundancia, compuestos y usos.

Los gases nobles son elementos químicos anteriormente conocidos como “gases raros”. Su naturaleza químicamente reactiva los hace útiles en numerosos campos.

Lo esencial que hay que saber sobre los gases nobles

Esta categoría se compone de sub-elementos químicos pertenecientes al grupo 18 de la tabla periódica. Se trata del grupo anteriormente conocido como “grupo VIIIA” y “grupo 0”. Los siguientes elementos componen este subconjunto: helio (2He), neón (10Ne), argón (18Ar), kriptón (36Kr), xenón (54Xe) y radón (86Rn). Respecto a este último, es conocido por su radiactividad y su isótopo más estable (radón 222) tiene un período de 3,8 días.

Todos estos elementos constituyen una familia de elementos químicos muy homogénea de gases monoatómicos incoloros e inodoros. Químicamente, son muy poco reactivos. Los dos más ligeros son, de hecho, totalmente inertes, excepto en condiciones muy particulares.

Tras su descubrimiento a principios del siglo XXI, el oganesón (118Og) se añade a la lista de elementos del grupo 18. Sus propiedades químicas no son lo suficientemente claras para poder clasificarlo en una familia de elementos particular. Se puede constatar que los efectos relativistas de un núcleo atómico muy cargado sobre su cortejo electrónico pueden afectar sus propiedades. El elemento sólido y no gaseoso ya no podría entonces ser considerado como un gas noble.

Las propiedades de los gases nobles corresponden bien a las teorías modernas que detallan la estructura de los átomos. Estos tipos de elementos no forman enlaces covalentes con otros átomos debido a su capa de valencia saturada. Esto explica su inercia química. Existen solo unos pocos cientos de compuestos de estos gases, siendo la mayoría de xenón.

A presión atmosférica, la diferencia entre la temperatura de ebullición y la de fusión de un gas noble nunca supera los 10 °C. Además, un elemento de este grupo se presenta en estado líquido solo en un intervalo de temperatura relativamente estrecho.

Se obtienen neón, argón, kriptón y xenón de la atmósfera por licuefacción y destilación fraccionada. En cuanto al helio, se obtiene mediante técnicas de separación criogénica del gas natural del que proviene. El radón se aísla a través de la desintegración radiactiva de compuestos de radio, torio o uranio disueltos.

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La terminología de estos gases

Anteriormente, se llamaba a estos elementos “gases raros” debido a su baja prevalencia histórica como sustancias químicas. Esta designación se volvió inapropiada después de que se descubriera que el helio constituye el 24% de la materia bariónica del Universo. Además, el argón representa el 0,93% de la atmósfera terrestre a nivel del mar. Por lo tanto, estos gases no son raros.

También se dejó de llamar a estos elementos “gases inertes” desde la sintetización de un millar de compuestos y especies químicas que contienen cada uno de los seis gases nobles. A pesar de esto, la existencia de estas especies a menudo requiere condiciones específicas fuera del equilibrio.

La IUPAC y el Boletín oficial del Ministerio francés de Educación Nacional recomiendan entonces la denominación “gases raros”. Esta designación proviene de la palabra alemana “Edelgas”. El químico Hugo Erdmann inventó este término en 1908 por analogía con los metales nobles.

Las propiedades de los gases nobles

Las interacciones interatómicas de los gases nobles son débiles. Su temperatura de ebullición también es relativamente baja. Todos estos elementos son gases monoatómicos en condiciones normales de temperatura y presión. Por otra parte, el radón es un gas, pero su masa atómica excede la del plomo y del bismuto.

Las temperaturas de fusión y ebullición más bajas que las de los otros gases nobles del helio lo hacen único. También es el único elemento que no puede solidificarse a presión atmosférica. En su caso, se requiere una presión superior a 2,5 MPa a -272,2 °C. Esta sustancia es también la única que presenta el fenómeno de superfluidez.

Las temperaturas de fusión y ebullición de los elementos del grupo 18 aumentan en función de su número atómico. En otras palabras, esto se constata descendiendo a lo largo de su columna en la tabla periódica.

La configuración electrónica de los gases nobles es bastante especial. Se distingue por sus subcapas s y p externas que están completas y que disponen respectivamente de dos y de seis electrones. Ningún electrón de valencia está disponible. Por ello, el enlace químico con otro átomo es imposible en virtud de la regla del octeto. Esto justifica su inercia química. Esta última es más relativa para el kriptón y más aún para el xenón. Se han aislado varios cientos de compuestos de estos elementos. Algunos son estables a temperatura ambiente. El radón también resulta bastante reactivo, lo que ha frenado las investigaciones realizadas sobre él.

Según las simulaciones numéricas, la configuración electrónica del oganesón está afectada por acoplamientos espín-órbita. Esto le proporciona una reactividad química similar a la de la mayoría de los otros elementos. Aquí hay algunos datos numéricos relativos a este elemento con número atómico 118. Provienen de exploraciones numéricas presentadas a título indicativo.

ElementoMasa atómicaTemperatura de fusiónTemperatura de ebulliciónDensidadRadio de covalenciaConfiguración electrónicaEnergía de ionizaciónElectronegatividad
PaulingAllen
Helio4,002 602 u-c-268,928 °C0,178 6 g/l28 pm1s22 372,3 kJ/mol-14,16
Neón20,179 7(6) u-248,59 °C-246,046 °C0,900 2 g/l58 pm[He] 2s2 2p62 080,7 kJ/mol-14,79
Argón39,948(1) u-189,34 °C-185,848 °C1,784 g/l106 ± 10 pm[Ne] 3s2 3p61 520,6 kJ/mol-13,24
Kriptón83,798(2) u-157,37 °C-153,415 °C3,749 g/l116 ± 4 pm[Ar] 4s2 3d10 4p61 350,8 kJ/mol-132,97
Xenón131,293(6) u-111,75 °C-108,099 °C5,894 g/l140 ± 9 pm[Kr] 5s2 4d10 5p61 170,4 kJ/mol-12,62,58
Radón[222]-71 °C-61,7 °C9,73 g/l150 pm[Xe] 6s2 4f14 5d10 6p61 037 kJ/mol-12,22,6
Oganesón[294]80 ± 30 °C4,9 a 5,1 g/cm3157 pm[Rn] 7s2 5f14 6d10 7p6839,4 kJ/mol-1

Los gases nobles hasta el xenón tienen varios isótopos estables. En cambio, el radón no posee ninguno. Se trata de un elemento radiactivo. El 222Rn es su isótopo más estable con un periodo radiactivo de 3,8 días. Por desintegración α de éste, se puede obtener polonio 218 que finalmente da plomo.

A medida que descendemos a lo largo de la 18a columna de la tabla periódica, el radio atómico de los gases nobles aumenta. Esto se explica por el creciente número de subcapas electrónicas. Gracias al tamaño de estos átomos, es posible determinar varias de sus propiedades. Por ello, cuando el radio atómico aumenta, el potencial de ionización decrece. Como los electrones de valencia se alejan del núcleo, interactúan por tanto cada vez menos profundamente con éste.

Entre los elementos de cada período, el potencial de ionización de los del grupo 18 es el mayor. Esto refleja la estabilidad de su configuración electrónica que se distingue por la saturación de su capa de valencia.

La baja reactividad química de estos elementos explica el valor de su potencial de ionización. La energía de ionización de los gases nobles más pesados se vuelve similar a la de otros elementos de ciertas moléculas.

Esta observación se basa en el hecho de que la energía de ionización del xenón es del mismo orden que la de la molécula de oxígeno O2. Esto llevó a Neil Bartlett a intentar oxidar el xenón con hexafluoruro de platino (PtF6). En efecto, este último es conocido por su capacidad para oxidar el oxígeno. El experimento permitió sintetizar el hexafluoroplatinato de xenón que es el primer compuesto conocido de xenón.

Los gases nobles no son capaces de formar aniones estables. En efecto, no son aceptores de electrones. Además, su afinidad electrónica es negativa.

Las débiles fuerzas de van der Waals entre los átomos dominan las propiedades macroscópicas de este tipo de gases. Esta fuerza atractiva crece a medida que el tamaño de los átomos aumenta. En efecto, su polarizabilidad se incrementa y su potencial de ionización disminuye. Por otra parte, cuanto más se desciende a lo largo de la columna, más aumentan las temperaturas de fusión y ebullición. Lo mismo ocurre con la entalpía de vaporización y con la solubilidad.

En condiciones normales de temperatura y presión, se pueden considerar los gases nobles como gases perfectos. Sin embargo, se ha podido obtener información esencial para el estudio de las interacciones intermoleculares. Esto se hizo con las desviaciones observadas respecto a la ley de los gases perfectos. John Lennard-Jones dedujo su potencial de Lennard-Jones, que sirve para modelar las interacciones intermoleculares. Los datos experimentales sobre el argón jugaron un papel importante en este marco. Esto ocurrió antes de que la mecánica cuántica se desarrollara y proporcionara herramientas para entenderlos. Los análisis de estas interacciones resultaron relativamente fáciles. Los gases nobles son sobre todo monoatómicos con átomos esféricos. Así, las interacciones entre átomos son independientes de sus direcciones. Son por tanto “isótropas”.

ElementoPunto críticoPunto triple
Helio 33,309 3 K114,59 kPa0,041 19 g/cm3Inexistente
Helio 45,201 4 K227,5 kPa0,069 45 g/cm3
Neón44,448 K2,66 MPa0,483 5 g/cm324,54 K43,3 kPa
Argón150,7 K4,87 MPa0,535 g/cm383,798 K68,892 kPa
Kriptón209,40 K5,51 MPa0,909 g/cm3115,96 K732 kPa
Xenón289,777 K5,88 MPa1,105 g/cm3161,35 K816 kPa
Radón377,7 K6,19 MPa1,528 g/cm3200,0 K58,8 kPa
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La abundancia de estos elementos en la naturaleza

Cuanto más elevado es el número atómico de un gas noble, menos presente está en cantidad. En este caso, el más abundante de esta categoría es el helio. Después del hidrógeno, se trata también del elemento cuya presencia es la más marcada en el Universo. Constituye aproximadamente el 24% de la masa de la materia bariónica.

La mayoría del helio en el Universo se formó durante la nucleosíntesis primordial tras el Big Bang. Además, la cantidad de este elemento no deja de aumentar gracias a la cadena protón-protón de la nucleosíntesis estelar.

En nuestro planeta, los gases nobles están presentes de manera diferente. Tomemos primero el ejemplo del helio. Es el tercer gas noble más cuantitativo presente en la atmósfera. Este elemento es demasiado ligero para que la gravedad pueda retener el helio primordial. El origen del He presente en la Tierra es principalmente la desintegración α de elementos radiactivos. Se trata principalmente del uranio y del torio de la corteza terrestre.

A continuación, tenemos el argón. Este elemento es más abundante en nuestro planeta que en el Universo. Se obtiene por desintegración β del 40K en la corteza de la Tierra. El resultado obtenido es 40Ar, que es un isótopo del argón terrestre. Sin embargo, esta sustancia es relativamente rara en el Sistema Solar. Este fenómeno constituye la base de la datación por potasio-argón.

Por otra parte, ha sido difícil determinar la razón por la que el xenón es bastante raro en la Tierra. Una teoría supone que se encuentra principalmente atrapado en los minerales. En efecto, el dióxido de xenón (XeO2) puede sustituir al dióxido de silicio (SiO2) en los silicatos como el cuarzo.

El radón procede de la desintegración α del radio en la litosfera. En cuanto al helio, proviene de la destilación fraccionada de gas natural que puede contener casi un 7% de He.

Se obtiene neón, argón, kriptón y xenón mediante el aire. Esto se hace procediendo a una licuefacción y a una destilación fraccionada de este último.

El Ar es el elemento más barato del mercado, mientras que el Xe es el más costoso.

Los gases nobles y sus compuestos

Los científicos estudian experimentalmente la química de los gases nobles desde los años sesenta. Además de esto, están los trabajos de Neil Bartlett sobre el hexafluoroplatinato de xenón. Entre todos los gases del grupo 18, el Xe es el más reactivo si no contamos el Rn. En efecto, este último es demasiado radiactivo, lo que impide su estudio en detalle. Forma una multitud de óxidos y fluoruros de xenón con estados de oxidación 2, 4, 6 y 8:

  •  Con el estado de oxidación +2, tenemos difluoruro de xenón (XeF2).
  • Con el estado de oxidación +4, se obtiene tetrafluoruro de xenón (XeF4), oxidifluoruro de xenón (XeOF2) y dióxido de xenón (XeO2).
  • Con el estado de oxidación +6, podemos tener hexafluoruro de xenón (XeF6) o oxitetrafluoruro de xenón (XeOF4). También conviene citar el dioxidifluoruro de xenón (XeO2F2) y el trióxido de xenón (XeO3).
  • Con el estado de oxidación +8, tenemos dioxitetrafluoruro de xenón (XeO2F4), trioxidifluoruro de xenón (XeO3F2) o tetróxido de xenón (XeO4).

Los trióxido (XeO3) y tetróxido (XeO4) tienen la propiedad de ser solubles en agua. En este marco, pueden dar dos oxoácidos. Se trata del ácido xénico (H2XeO4) y del ácido perxénico (H4XeO6). Gracias a este último, se pueden obtener perxenatos. Tenemos especialmente el perxenato de sodio (Na4XeO6), el perxenato de potasio (K4XeO6) y el perxenato de bario (Ba4XeO6).

Hasta los años ochenta, la mayoría de los compuestos de Xe producidos combinaban flúor, oxígeno y xenón. Sin embargo, también estaban presentes otros elementos como el hidrógeno y el carbono. En general, éstos estaban asociados a átomos electronegativos de oxígeno o de flúor.

En la Universidad de Helsinki, Markku Räsänen dirige un equipo y publica en 1995 la síntesis de diversos compuestos de xenón. Se trata del dihidruro de xenón (XeH2), del hidroxihidruro de xenón HXeOH, del hidroxenoacetileno HXeCCH, etc.

Tras esto, Khriatchev publicó la síntesis del compuesto HXeOXeH. Esto se hizo gracias a una fotólisis de agua en una matriz de xenón criogénica. También declaró los deuterados HXeOD y DXeOD.

Se cuentan más de un millar de componentes del Xe. Presentan enlaces entre éste y el carbono, el cloro, el nitrógeno, el mercurio o el oro. También se ha podido observar esto con otros elementos en condiciones extremas. En este caso, entre el xenón y el hidrógeno, el boro, el berilio, el yodo, el azufre, el bromo, el titanio, la plata o el cobre. Entre los compuestos más excepcionales del xenón, podemos encontrar el complejo que forma con el oro.

El equipo alemán de Konrad Seppelt caracteriza el catión tetraxenón-oro AuXe42+ en el complejo AuXe42+(Sb2F11)2.

En general, la química de los gases nobles concierne a la del xenón. Sin embargo, se pueden encontrar compuestos químicos con diversos otros gases. Por un lado, el trióxido de radón RnO3 y el difluoruro de radón RnF2 forman parte de ellos. Por otro lado, el kriptón puede formar difluoruro de kriptón KrF2 y dar cationes KrF+ y Kr2F3+. Los gases más ligeros del grupo 18 pueden, en cambio, formar excipléxes. Estas moléculas son estables, únicamente en estado excitado. Se utilizan en láseres (especialmente los láseres de excímero). También existe una multitud de iones moleculares de gases nobles. Algunos son menos reactivos entre sí como el neón con sus iones HNe+, HeNe+, Ne2+ y NeAr+.

El uso de estos gases

En los equipos de imagen por resonancia magnética, se utiliza el helio líquido para enfriar los electroimanes superconductores.

Se utilizan los gases del grupo 18 como refrigerantes criogénicos debido a su temperatura de ebullición y de fusión relativamente bajas. En este caso, el helio hierve a -268,95 °C a presión atmosférica. Se emplea con los electroimanes superconductores. Esto se hace al mismo título que los utilizados en Imagen por Resonancia Magnética (IRM) o en Resonancia Magnética Nuclear (RMN).

El neón líquido, por su parte, sirve en criogenia, aunque no alcanza temperaturas tan frías como el helio líquido. Su capacidad refrigerante es 40 veces superior a la de este último y tres veces superior a la del hidrógeno líquido.

El helio es uno de los componentes de los gases respiratorios, reemplazando al nitrógeno. Esto se explica por su baja solubilidad en los fluidos fisiológicos, particularmente en los lípidos. La sangre y los tejidos biológicos absorben estos gases una vez bajo presión. Así, en buceo submarino, tienen un efecto anestésico. Se habla entonces de narcosis del nitrógeno. El helio dispone de una solubilidad reducida. Por ello, las membranas celulares lo absorben difícilmente. Se puede entonces utilizar este elemento en lugar del nitrógeno, en forma de heliox o de trimix en buceo. Esto reduce el efecto narcótico del gas respiratorio. Los accidentes de descompresión también se ven limitados gracias a su baja solubilidad. En efecto, los tejidos se componen de menos gas disuelto formando burbujas cuando la presión disminuye durante el ascenso. Siempre en el marco del buceo, el argón es el mejor gas para llenar los trajes de buceo.

Por razones de seguridad, se utiliza helio en lugar de hidrógeno en los dirigibles y los globos a pesar de una pérdida de flotabilidad del 8,6%.

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También se utilizan los gases nobles en diferentes situaciones que requieren una atmósfera químicamente inerte. Por ejemplo, el argón se utiliza en la síntesis de compuestos sensibles al nitrógeno atmosférico. El argón sólido inmoviliza las moléculas muy inestables en una matriz sólida a temperatura relativamente baja. Esto también impide los contactos y las reacciones de descomposición. Resulta entonces más fácil estudiar las moléculas. Se utiliza el helio en cromatografía en fase gaseosa para rellenar los termómetros de gas y los aparatos de medida de la radiactividad. Se trata especialmente de los contadores Geiger y de las cámaras de burbujas. El helio y el argón contribuyen principalmente a aislar los metales de la atmósfera en el corte o la soldadura por arco eléctrico. También se solicitan en la producción de silicio por la industria de los semiconductores y para numerosos otros procesos metalúrgicos.

Debido a su inercia química, los gases nobles sirven también frecuentemente en la iluminación. Se mezcla especialmente el argón con el nitrógeno para rellenar las bombillas de las lámparas incandescentes. Previene la oxidación del filamento de tungsteno. Paralelamente, reduce la redeposición de este último sublimado en las paredes de la bombilla.

El kriptón, por su parte, reduce la tasa de evaporación del filamento de las bombillas de alto rendimiento. Así, se puede obtener una temperatura de color más elevada y un mejor rendimiento energético. Las lámparas halógenas usan una mezcla en pequeñas cantidades de kriptón así como de compuestos de bromo y de yodo.

Como los gases nobles brillan con colores particulares, se utilizan en las lámparas de descarga, incluidos los tubos de neón. A pesar de su denominación, estas lámparas se componen principalmente de diversos otros gases que de Ne como sustancia fosforescente. Esto añade numerosos tonos al color rojo anaranjado del neón.

Se utiliza el Xe en las lámparas de xenón, ya que su espectro casi continuo es similar a la luz del día. Este tipo de lámpara sirve entonces como proyector de cine y faro de automóvil.

Los gases nobles se utilizan también para la realización de láseres de excímeros. El principio se basa en la excitación electrónica de moléculas. Esto permite formar excímeros. Se trata a menudo de dímeros tales como el Ar2, el Kr2 y el Xe2. También pueden ser especies halógenas, incluyendo el ArF, el KrF, el XeF o el XeCl. Las luces producidas por estos láseres son de color ultravioleta. Disponen de una longitud de onda baja (193 nm para ArF y 248 nm para KrF). Esto permite realizar imágenes de alta resolución.

En la industria, en medicina y en la ciencia, se utilizan los láseres de excímeros para numerosos fines. Estos últimos pueden por ejemplo ser la microlitografía o la microfabricación. En este marco, los láseres ayudan a realizar circuitos integrados y contribuyen a la cirugía láser (angioplastia y cirugía ocular). En medicina, es posible aprovechar una aplicabilidad directa de ciertos gases nobles. El helio facilita la respiración de las personas asmáticas. El xenón sirve como anestesia debido a su elevada solubilidad en los lípidos. Es especialmente más eficaz que el protóxido de nitrógeno N2O. El organismo puede eliminarlo fácilmente y la recuperación es más rápida. También se usa el xenón en imagen médica de los pulmones por IRM hiperpolarizada. En cuanto al radón, solo está disponible en pequeñas cantidades, pero se utiliza en radioterapia.

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