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Sofocos

Características de los sofocos

  • Los sofocos, aunque más comunes en las mujeres, también pueden afectar a los hombres en ciertas etapas de su vida.
  • Estos sofocos se caracterizan por un calor repentino en el pecho, la cara y el cuello.
  • Acompañados de sudores nocturnos, provocan trastornos del sueño, fatiga e irritabilidad.
  • Estos síntomas pueden manifestarse tanto de noche como de día.
  • Las mujeres menopáusicas y las jóvenes en período menstrual están particularmente afectadas.

Todo sobre los remedios caseros para tratar los sofocos

Los sofocos o bochornos son una fuente de molestias para las mujeres, especialmente antes y durante el período de la menopausia. Esta sensación de intensa ola de calor puede despertarlas en plena noche, o manifestarse durante el día. Afectan más al género femenino, pero los hombres también pueden experimentarlos en ciertos períodos de su vida.

¿Qué entendemos por sofocos?

Los sofocos se caracterizan por una sensación de calor tanto repentina como intensa en el busto, la cara y el cuello. Pueden durar unos segundos, pero a veces persisten durante varios minutos, dependiendo de las personas.

Esta sensación desagradable suele ir acompañada de sudores nocturnos, provocando así trastornos del sueño, fatiga e irritabilidad. Puede manifestarse durante la noche, pero también en pleno día, especialmente en mujeres en edad de menopausia. En algunas jóvenes, los sofocos aparecen durante el período menstrual: están entonces relacionados con un desequilibrio hormonal.

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¿Cómo reconocer los sofocos?

Los sofocos generalmente van seguidos de escalofríos y palpitaciones. Son más frecuentes durante el embarazo y en casos de estrés importante. Algunas personas pueden presentar enrojecimiento facial durante este momento desagradable. Otras sienten esta sensación de calor intenso durante un tratamiento antihormonal.

Este fenómeno provoca una sudoración excesiva, especialmente en la frente, nariz, mejillas y piernas. También puede ocurrir en todo el cuerpo. Los sofocos van acompañados de una importante transpiración que es tanto imprevisible como incontrolable. Dan la sensación de que el tórax y el rostro se inflaman. En algunas personas, pueden terminar con sudores fríos.

Durante este tiempo, el ritmo cardíaco se acelera. A menudo, se sienten hormigueos en los pies y las manos o incluso en todo el cuerpo. Los sofocos causan malestar así como una vasodilatación de los vasos capilares en las mejillas. Una sensación de ansiedad acompañada de incomodidad también puede ocurrir durante este fenómeno desagradable.

¿Cuáles son las causas de los sofocos?

El origen de los sofocos varía de una persona a otra. Aquí están sus principales causas.

La menopausia

La menopausia genera cambios hormonales. En promedio, a la edad de 50 años, los ovarios de una mujer ya no responden normalmente a los mensajes de la hipófisis y del hipotálamo. Estos últimos envían señales intensas para favorecer la secreción hormonal, pero estas acciones quedan sin respuesta.

Esta situación provoca una desregulación de la función ovárica al tiempo que es fuente de perturbaciones en el centro de termorregulación. Este último tiene como función mantener la temperatura corporal a 37 °C. El organismo, perturbado, desencadena entonces los sofocos.

La histerectomía

La extirpación quirúrgica del útero conlleva modificaciones en el funcionamiento de las hormonas. De hecho, durante una histerectomía total, a veces el cirujano también extirpa los ovarios, provocando así la menopausia de la mujer operada.

Esta última puede presentar todos los síntomas relacionados con este cambio hormonal como los sofocos. Los ginecólogos suelen prescribir un tratamiento sustitutivo para limitar las perturbaciones relacionadas con este cese de la secreción de progesterona y estrógenos por los ovarios.

El hipertiroidismo

La tiroides es esa pequeña glándula que se encuentra debajo de la nuez de Adán y en la base del cuello. Es responsable de la secreción de hormonas que participan en el buen funcionamiento del organismo. En caso de desregulación, este órgano trabaja excesivamente: el hipertiroidismo genera una sobreproducción de calor, de ahí la aparición de los bochornos vasomotores.

La hipoglucemia

En caso de hipoglucemia, el organismo necesita contrarrestar la insuficiencia de azúcar contenido en la sangre para proporcionar la energía que el cuerpo necesita. Esta acción aumenta la transpiración y puede provocar un sofoco.

Un bajo nivel de glucosa está a menudo relacionado con la diabetes, y esto provoca reacciones suprarrenales exageradas. Estas últimas también son fuente de sudores nocturnos y bochornos vasomotores.

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El embarazo y la lactancia

Al final del segundo y durante el tercer trimestre del embarazo así como durante el período de lactancia, las mujeres experimentan importantes cambios hormonales. Estos últimos generan una vasodilatación a nivel de su cabeza, pecho, cuello y piel. La dilatación de múltiples vasos sanguíneos es susceptible de provocar la aparición de sofocos.

Estos últimos provocan sensaciones desagradables. Sin embargo, las mujeres embarazadas y lactantes no pueden tomar los mismos suplementos alimenticios que las que están menopáusicas. En efecto, la presencia de hormonas vegetales en estos productos puede interferir con la lactancia y el embarazo.

La andropausia

Los hombres también pueden tener sofocos durante la andropausia. Estas molestias se deben a una importante disminución del nivel de testosterona en su organismo. Este fenómeno fisiológico suele ir acompañado de una disminución de la erección y un cansancio persistente.

Otras posibles causas de los sofocos

Los sofocos pueden provenir de otros problemas que no tienen nada que ver con los trastornos hormonales. También aparecen en caso de:

  • intolerancia alimentaria;
  • alergia;
  • consumo excesivo de alimentos picantes, café, sal, alcohol, etc.

La ansiedad y el estrés también son emociones que favorecen la sobreproducción de cortisol. Este último estimula el sistema cardiovascular y puede provocar bochornos vasomotores en algunas personas.

¿Cómo tratar los sofocos?

Diferentes tratamientos médicos pueden ser prescritos con el fin de inhibir los sofocos en caso de trastornos hormonales. Por ejemplo, si estos están relacionados con la menopausia, es posible que un profesional de la salud recomiende el uso de hormonas para compensar la carencia de progesterona.

Aparte de la toma de medicamentos, otras opciones también permiten aliviar a la persona de los sofocos.

La homeopatía

Diferentes soluciones homeopáticas disponen de una acción vasodilatadora y ayudan a disminuir los trastornos circulatorios relacionados con la menopausia. Permiten así luchar contra la aparición de sudores nocturnos seguidos de sensación de frío durante el día.

El Glonoïnum en 4 CH (Centesimales Hahnemannianas) es un remedio homeopático utilizado para tratar los sofocos y las palpitaciones cuando ocurren sobre todo por la mañana. Si se manifiestan más por la noche, es preferible optar por el Lachesis mutus en 7 CH o 9 CH. Sin embargo, es conveniente pedir la opinión de un médico antes de comenzar cualquier tratamiento.

La aromaterapia

Algunas esencias aromáticas extraídas de frutas, resinas o plantas pueden contribuir a reducir la sensación de sofoco. La siguiente tabla agrupa los aceites esenciales más utilizados para este tipo de tratamiento:

Aceite esencialSus virtudes
LavandaAyuda a calmar el estrés provocando una sensación de calor intenso
Helicriso italianoRico en nerol y acetato de nerilo que contribuyen a la reducción de los bochornos vasomotores
InciensoAyuda a reducir el estrés y calmar la nerviosidad
Menta piperitaFavorece la constricción de todos los vasos sanguíneos y tiene un efecto frío inmediato
Salvia sclareaAlivia los problemas de transpiración y compensa la disminución de estrógenos en la sangre

El uso de un aceite esencial puede así ayudar a reducir la intensidad de los sofocos. Sin embargo, se recomienda consultar a un médico para poder tratar el origen de estos antes de iniciar un tratamiento.

La fitoterapia

Ciertos remedios a base de plantas ayudan a aliviar la aparición de calor intenso e incontrolable en los adultos. Los productos en fitoterapia más utilizados para luchar contra los bochornos vasomotores son, entre otros:

  • la soja;
  • el aceite de onagra;
  • el ñame;
  • el lúpulo;
  • las semillas de lino.

Contienen compuestos no esteroideos naturales o fitoestrógenos que contribuyen al funcionamiento hormonal. El consumo regular de almendras, nueces, lentejas, judías, coles y frutos rojos también contribuye a la regulación de la temperatura corporal. Contienen compuestos idénticos a los estrógenos que compensan la falta de este tipo de hormona.

No todos los suplementos alimenticios son adecuados para todos los sujetos que sufren de sofocos. Por ejemplo, la salvia está contraindicada en aquellos que tienen antecedentes de cáncer hormonodependiente, salvo en caso de prescripción de un oncólogo. Lo ideal sería elegir un tratamiento a base de valeriana, vitamina B6, melisa o extractos de polen que están libres de fitoestrógenos.

Varios ensayos clínicos han demostrado que los alimentos ricos en omega-3 favorecen el equilibrio emocional y hormonal. Ayudan así a aliviar los sofocos, especialmente en mujeres menopáusicas.

La acupuntura

La medicina suave es una opción interesante para restablecer el equilibrio del organismo. La acupuntura es capaz de actuar sobre el sistema endocrino. La práctica de esta rama de la medicina antigua china ayuda a reducir tanto la frecuencia como la intensidad de los sofocos.

¿Cómo prevenir los sofocos?

Ciertos estimulantes como la cafeína favorecen la elevación de la temperatura corporal, agravando así los síntomas de los sofocos. Además, los componentes del tabaco pueden tener un impacto negativo en las hormonas y son susceptibles de desencadenar sensaciones de calor intenso. Es importante limitar, incluso evitar todas las sustancias que pueden provocar la aparición de sudores nocturnos y bochornos vasomotores.

La práctica de una actividad física ayuda a prevenir estos últimos, según varios estudios científicos. El deporte ayuda a reducir su frecuencia e intensidad. El ciclismo, el yoga, la natación, la caminata rápida son especialmente adecuados para las mujeres premenopáusicas. Sin embargo, cada uno es libre de elegir la actividad física que le guste. Lo importante es poder integrarla en la rutina diaria. El Programa nacional de nutrición para la salud recomienda a toda persona practicar al menos 30 minutos de deporte con una frecuencia de al menos 5 veces por semana.

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