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Este tipo de calambres se manifiestan como espasmos musculares involuntarios, repentinos y dolorosos que ocurren la mayoría de las veces durante la noche, a menudo durante el sueño. Los calambres nocturnos afectan principalmente a los músculos de la pantorrilla, pero también pueden afectar a los de los pies, los dedos de los pies o los muslos. Generalmente, se sienten de forma repentina y tienden a disiparse en unos minutos, incluso segundos. Sin embargo, algunos pueden ser lo suficientemente intensos como para causar varios despertares durante una misma noche.
El músculo sufre una contracción violenta que a veces provoca una tensión visible o palpable. Los calambres nocturnos se traducen en un dolor intenso. Este aparece repentinamente cuando el músculo se tensa completamente y es incapaz de relajarse, con la extremidad afectada en extensión irrefrenable. En caso de persistencia a largo plazo, pueden quedar dolores y molestias en el músculo afectado.
Resultan de contracciones musculares o de grupos musculares de manera involuntaria. A veces, los calambres nocturnos están relacionados con anomalías en las plantas de los pies. Su manifestación es impredecible y aunque generalmente son inofensivos, pueden causar dolor. Las causas más comunes incluyen:
Una ingesta de líquido en cantidad suficiente es necesaria para ayudar a los músculos a funcionar correctamente.
Una falta de calcio, magnesio o potasio en la dieta puede contribuir a la aparición de calambres.
Las personas que usan diuréticos pueden experimentar calambres debido a una disminución del nivel de potasio en la sangre, conocida como hipopotasemia.
Después de un ejercicio físico intenso, especialmente en ausencia de un calentamiento adecuado, es posible que los músculos se contraigan durante la noche.
Los calambres son frecuentes en mujeres embarazadas, especialmente durante el último trimestre del embarazo.
A medida que pasan los años, la masa muscular tiende a disminuir, lo que puede aumentar el riesgo de calambres.
La diabetes, la insuficiencia venosa o los trastornos tiroideos pueden aumentar el riesgo de calambres nocturnos.
Adoptar una posición para dormir con los pies apuntando hacia abajo puede ocasionalmente provocar calambres en las pantorrillas.
El tratamiento de los calambres nocturnos depende de la causa subyacente. Sin embargo, aquí hay algunos consejos que son efectivos para aliviarlos naturalmente.
Estirar el músculo o grupo muscular afectado ayuda a aliviar los calambres de manera efectiva. Si la pantorrilla se ve afectada repentinamente durante la noche, el uso de un pañuelo resulta beneficioso. Así es como se hace:
También se pueden realizar otros ejercicios de extensión. Si eres más flexible, estira tu pierna con el pie flexionado, los dedos apuntando hacia ti, y acércalos a tus manos.
Se presentan como aliados seguros en la lucha contra los calambres y dolores musculares.
Reconocidos principalmente por sus virtudes calmantes, el aceite esencial de lavanda verdadera y el AE de laurel noble tienen excelentes propiedades analgésicas y antiinflamatorias. Una dilución al 10% es adecuada para un adulto. Mezcla dos gotas con una cucharada de aceites de árnica y macadamia y aplica masajeando la zona afectada.
Los trucos de la abuela simples y efectivos incluyen la aplicación de calor en el músculo afectado. De hecho, un baño o una ducha caliente favorece la relajación muscular y ayuda a aliviar el dolor. También puedes colocar una bolsa de agua caliente durante 15 a 20 minutos en el área afectada.
Una mezcla de aceites esenciales constituye este remedio natural de origen vegetal. Incluye:
Para aliviar los dolores musculares, es preferible el bálsamo de tigre rojo en lugar del blanco, ya que contiene una mayor concentración de cajeput y menta. Aplícalo masajeando el área dolorida.
Aquí hay algunos remedios tradicionales que pueden ayudar a evitar los calambres nocturnos.
Beneficiándose de un alto contenido de magnesio, la sal de Epsom actúa como un relajante muscular natural. Tomar un baño de pies con esta sal antes de acostarse puede promover la relajación muscular y prevenir la aparición de calambres.
Consumir un plátano antes de acostarse puede ser beneficioso. De hecho, esta fruta es rica en potasio y ayuda a prevenir los calambres musculares.
Un remedio tradicional consiste en beber un vaso de agua caliente mezclada con una cucharadita de mostaza antes de acostarse.
Esta sustancia tiene propiedades antiespasmódicas que pueden ayudar a prevenir los calambres. Beber un vaso antes de acostarse puede ser beneficioso. Sin embargo, es esencial adoptar un enfoque cauteloso, ya que un consumo excesivo de quinina puede causar efectos secundarios.
Masajear el área afectada con aceite de ricino antes de acostarse previene los calambres nocturnos.
Algunas plantas, como la manzanilla, el tilo y la verbena, son conocidas por sus propiedades relajantes. La ingesta de una infusión caliente elaborada a partir de estas plantas antes de acostarse favorece la relajación muscular. Por lo tanto, ayuda a evitar la aparición de calambres.
El calcio juega un papel importante en la contracción y relajación muscular. Beber un vaso de leche caliente antes de acostarse puede ayudar a prevenir los calambres.
Consumir una cucharada de miel antes de acostarse puede ayudar a prevenir los calambres nocturnos.
Utilizado durante siglos por sus propiedades antiinflamatorias, este condimento se muestra efectivo contra los calambres. Una cucharada de vinagre de sidra combinada con un vaso de agua tibia puede aliviar los músculos tensos y anticipar su aparición.
El uso de jabón de Marsella o Alepo también ayuda a evitar la aparición de calambres. Simplemente coloca un trozo de jabón en la parte inferior de la cama o frota las sábanas con jabón seco.
El uso de ciertas piedras naturales ayuda a alejar los calambres, disminuir su frecuencia y calmar el dolor cuando ocurren.
La amazonita, en particular, puede proporcionar un alivio significativo en caso de calambres.
Para aquellos que sufren de calambres musculares, después de una actividad física regular e intensa, se recomienda la crisocola.
La charoíta tiene el potencial de reducir el número de calambres nocturnos y mejorar la calidad del sueño. Además, puede contribuir a atenuar el dolor, lo que la convierte en una elección acertada para calambres particularmente dolorosos.
Para aliviar directamente el dolor cuando ocurre un calambre, se recomienda el uso de una piedra rodada aplicada durante unos minutos en la zona dolorida.
A largo plazo, llevar una joya de piedras naturales es un método preventivo perfectamente adaptado.
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