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¡PARA SABERLO TODO SOBRE LA DIETA ESPECIAL ALIMENTARIA RELACIONADA CON EL CÁNCER!

Dieta especial: Cáncer

La alimentación juega un papel significativo en la prevención, el apoyo al tratamiento y la recuperación del cáncer. Una dieta equilibrada puede fortalecer el sistema inmunológico, ayudar a mantener un peso corporal saludable y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Una dieta especial para el cáncer implica un alto consumo de frutas y verduras por sus antioxidantes y nutrientes esenciales, y la preferencia por alimentos integrales y no procesados como los granos enteros. Se recomienda incluir proteínas magras como pescado, aves, legumbres y huevos, mientras se limitan las grasas saturadas y trans. Una hidratación adecuada es crucial, al igual que el consumo de alimentos antiinflamatorios como el jengibre y la cúrcuma. Se aconseja reducir el consumo de azúcar y alimentos refinados, moderar la ingesta de alcohol, diversificar los alimentos para una ingesta completa de nutrientes y adaptar la alimentación a las necesidades específicas relacionadas con los tratamientos del cáncer. Es esencial consultar a un profesional de la salud para un plan alimentario personalizado, ya que cada caso de cáncer es único.

Dieta especial para el cáncer: Para saberlo todo sobre los alimentos a priorizar, alimentos a evitar, recomendaciones y consejos.

Una alimentación específicamente orientada a la lucha contra el cáncer puede desempeñar un papel crucial en la prevención de esta enfermedad. Al proporcionar al cuerpo nutrientes esenciales, este tipo de dieta ayuda a reducir el riesgo de desarrollo de células cancerosas. Las investigaciones han puesto de relieve ciertos alimentos con propiedades anticancerígenas, capaces de reforzar las defensas del organismo. Paralelamente, es importante saber que otros alimentos pueden, por el contrario, favorecer la aparición de células predispuestas al cáncer.

Para adoptar una alimentación anticáncer eficaz, se recomienda:

  • Reducir el consumo de alimentos ricos en azúcares y grasas saturadas, conocidos por su impacto negativo en la salud y su potencial vínculo con el desarrollo de ciertos cánceres.
  • Aumentar la ingesta de fibras alimentarias, presentes en frutas, verduras, granos integrales y legumbres. Las fibras favorecen una buena digestión y pueden ayudar a prevenir ciertos tipos de cáncer, especialmente el de colon.
  • Priorizar una alimentación rica en frutas y verduras. Estos están cargados de vitaminas, minerales, antioxidantes y fitonutrientes, que desempeñan un papel protector contra el cáncer.
  • Limitar el consumo de carnes rojas y embutidos, que se han asociado a un mayor riesgo de ciertos cánceres, especialmente el cáncer colorrectal.
  • Moderar el consumo de alcohol, ya que un consumo excesivo es un factor de riesgo reconocido para varios tipos de cáncer, incluido el cáncer de mama, hígado y esófago.

Siguiendo estas directrices, se puede reducir potencialmente el riesgo de desarrollar cáncer y promover un estado de salud general más robusto.

¿Cuáles son las recomendaciones generales contra el cáncer?

La adopción de una alimentación orientada anticáncer resulta beneficiosa para la salud general y puede desempeñar un papel en la prevención del cáncer. Este enfoque alimentario persigue varios objetivos:

  1. Gestión del Peso: Mantener un peso saludable es crucial, ya que el sobrepeso y la obesidad pueden aumentar el riesgo de ciertos cánceres.
  2. Prevención del Cáncer: Una alimentación equilibrada puede contribuir a prevenir la aparición del cáncer así como a reducir el riesgo de recidiva.
  3. Fortalecimiento del Sistema Inmunitario: Una buena alimentación refuerza las defensas naturales del cuerpo, haciéndolo más apto para combatir el cáncer.
  4. Apoyo durante los Tratamientos: Una nutrición adaptada puede ayudar a soportar mejor los tratamientos pesados como la quimioterapia o la radioterapia.
  5. Compensación Energética: Luchar contra el cáncer exige mucha energía al cuerpo, una alimentación apropiada puede ayudar a compensar estos gastos.

Aunque la alimentación juega un papel en la prevención del cáncer, es importante señalar que ningún alimento o suplemento puede garantizar una protección completa contra esta enfermedad. Se recomienda un enfoque equilibrado, que integre una variedad de nutrientes anticancerígenos.

Según el Fondo Mundial de Investigación sobre el Cáncer, ciertas recomendaciones alimentarias pueden reducir el riesgo de cáncer:

  • Reducir las Grasas Saturadas: Limitar los alimentos ricos en grasas saturadas puede reducir el riesgo de varios tipos de cáncer, especialmente los de esófago, páncreas, riñón, endometrio, mama (en mujeres menopáusicas) y colorrectal. La grasa corporal excesiva, especialmente alrededor de la cintura, puede aumentar la producción de hormonas de crecimiento y estrógenos, incrementando el riesgo de ciertos cánceres.
  • Limitar la Carne: Se aconseja reducir el consumo de carne, en particular la carne roja y los embutidos. Adoptar una dieta semi-vegetariana o similar a la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, pescados, mariscos, aves, legumbres, tofu, frutos secos, semillas y aceites vegetales de buena calidad (como el aceite de oliva y de colza) es recomendable.

Estas recomendaciones, procedentes de amplios estudios y experiencia, son directrices generales para una alimentación saludable y no deben sustituir a los tratamientos médicos contra el cáncer. También es importante vigilar indicadores de salud como el índice de masa corporal (IMC) y el perímetro de cintura.

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¿Cuáles son los alimentos recomendados contra el cáncer?

Los alimentos dotados de propiedades anticancerígenas son beneficiosos para inhibir el desarrollo de células cancerosas. Su eficacia proviene principalmente de su riqueza en moléculas protectoras, ofreciendo una mayor defensa al organismo.

Frutas y Verduras: Pilares de la Prevención del Cáncer

Se aconseja consumir diariamente al menos cinco porciones de frutas y verduras variadas, cada una pesando al menos 150 gramos. Esta categoría de alimentos es una fuente abundante de sustancias fitoquímicas, incluyendo diversos antioxidantes.

Estudios han establecido un vínculo directo entre el consumo regular de frutas y verduras y la reducción de los riesgos de varios tipos de cáncer, especialmente los que afectan a los pulmones, la boca, la faringe, el esófago, el estómago, el pecho, el colon y el recto. En una óptica de prevención del cáncer, integrar una gran variedad de frutas y verduras en la alimentación es por tanto primordial.

Aunque los vegetales feculentos como las papas, las batatas, el maíz y los plátanos no estén incluidos en estas cinco porciones recomendadas, no deben ser descuidados en una alimentación equilibrada.

Porciones Estandarizadas de Frutas y Verduras

Una porción típica puede comprender:

  • Un bol de ensalada verde.
  • Un tomate de tamaño mediano.
  • La mitad de un pepino.
  • 250 gramos de verduras verdes cocidas.
  • Una compota de manzana.
  • Un vaso de jugo de frutas 100% natural hecho en casa.
  • Una manzana, una naranja o una pera.
  • 200 gramos de fresas.
  • Una decena de cerezas.
  • Dos mandarinas o dos kiwis.

Alimentos con Propiedades Anticáncer Pronunciadas

Algunas frutas y verduras se distinguen por sus superiores propiedades anticancerígenas:

  • Frutos Rojos: Los arándanos, frambuesas, moras, fresas y arándanos rojos son extremadamente ricos en antioxidantes. Contienen moléculas como el ácido elágico, las antocianidinas y las proantocianidinas, esenciales en la lucha contra el cáncer. Los jugos de estas frutas, aunque beneficiosos, contienen menos de estas moléculas en comparación con las frutas enteras. Otras frutas como las cerezas, las manzanas, las ciruelas y las uvas rojas también son potentes antioxidantes.
  • Cítricos y Cánceres Digestivos: Las naranjas, pomelos, limones y mandarinas son particularmente eficaces en la prevención de los cánceres del sistema digestivo. Ricos en vitamina C, los cítricos contienen también numerosos otros compuestos químicos beneficiosos, incluidos los polifenoles y los terpenos. Su consumo en todas sus formas es una estrategia alimentaria ventajosa para integrar alimentos anticáncer en la dieta diaria.

Las crucíferas, como las diferentes variedades de coles, son ampliamente reconocidas por su potencial preventivo contra diversos cánceres, especialmente los del colon, recto, vejiga, mama, pulmón, estómago y próstata. Esta familia vegetal incluye:

  • Col verde
  • Col roja
  • Brócoli
  • Coles de Bruselas
  • Col china
  • Col rizada
  • Col de Saboya
  • Col caballero
  • Nabo

Su efecto protector se debe principalmente a su alto contenido en glucosinolatos, que se transforman en compuestos activos como los indoles y los isotiocianatos, de notables propiedades anticancerígenas. El brócoli se distingue particularmente por su riqueza en sulforafano, uno de los isotiocianatos más eficaces. El sulforafano estimularía la eliminación de sustancias tóxicas que pueden inducir cáncer e incluso tendría la capacidad de destruir las células cancerosas. Para maximizar los beneficios de las crucíferas, se recomienda consumirlas crudas o ligeramente cocidas, no cocinarlas en agua y masticarlas bien.

Las aliáceas, como el ajo, la cebolla y el puerro, también juegan un papel importante en la prevención de cánceres, en particular los del estómago y la próstata. Su poder proviene de los compuestos sulfurados que contienen, responsables de su aroma y su sabor. El consumo de ajo fresco es preferible a los suplementos de ajo, ya que el contenido en alicina, un compuesto clave, no está garantizado en estos últimos.

Finalmente, el tomate es un alimento anticanceroso notorio, gracias a su contenido en licopeno, un carotenoide con potentes propiedades antioxidantes. El licopeno es más abundante y mejor absorbido por el organismo cuando proviene de productos a base de tomates cocidos, sobre todo si están preparados con materias grasas como el aceite de oliva. Sin embargo, esto no disminuye la importancia de consumir también tomates crudos. Un aporte elevado en licopeno es particularmente beneficioso para prevenir el cáncer de próstata.

Los cereales integrales y las legumbres son elementos clave de una alimentación saludable, particularmente en la prevención del cáncer. Ricos en fibras alimentarias y bajos en densidad energética, contribuyen al mantenimiento de un peso saludable, un factor importante en la reducción de los riesgos de cáncer. El Fondo Mundial de Investigación sobre el Cáncer sugiere un consumo diario de 25 gramos de fibras para ayudar a prevenir el cáncer.

Incorporar cereales integrales y legumbres en cada comida, como complemento de las cinco porciones recomendadas de frutas y verduras, facilita el logro de este objetivo. Los feculentos refinados, como el pan blanco y las pastas blancas, son menos beneficiosos porque contienen pocas fibras.

Para una alimentación anticáncer, es preferible elegir feculentos integrales como los cereales para desayuno ricos en fibras, los copos y el salvado de avena, el bulgur, el arroz integral, la quinoa, la cebada, el trigo sarraceno, el mijo, y las pastas de trigo integral. Las galletas multi-cereales, los panes a base de harina integral, y los pasteles de salvado caseros también se recomiendan.

Las legumbres, ricas en fibras y proteínas y con un bajo índice glucémico, son una excelente alternativa a la carne y son económicas. Una porción de 200 gramos de legumbres cocidas puede reemplazar una porción de carne de 100 gramos.

La cúrcuma, separada del curry del que es un componente, se extrae del rizoma seco de la planta Curcuma longa. Ha sido durante mucho tiempo un pilar de la medicina tradicional ayurvédica en la India y podría desempeñar un papel en la prevalencia más baja de ciertos cánceres en ese país. La curcumina, su principio activo, presenta varios beneficios, incluyendo propiedades antitrombóticas, hipocolesteremiantes, antioxidantes y anticáncer. La biodisponibilidad de la curcumina aumenta en presencia de pimienta.

El té verde es particularmente reconocido por sus propiedades anticancerígenas. Contiene catequinas, polifenoles antioxidantes que pueden bloquear la angiogénesis, esencial para el crecimiento tumoral. Los tés verdes japoneses generalmente tienen un contenido más alto en catequinas que los tés chinos. Se recomienda elegir tés a granel para garantizar su calidad.

El cacao, gracias a su riqueza en flavonoides, posee importantes propiedades antioxidantes. El chocolate negro, particularmente el con 70% de cacao, es preferible al chocolate con leche debido a su mayor contenido en flavonoides, pero debe consumirse con moderación debido a su alto contenido calórico.

Como complemento, una alimentación anticáncer también debería incluir proteínas magras, omega-3, comidas caseras con ingredientes de temporada, una buena hidratación, y estar acompañada de actividad física regular.

¿Cuáles son los alimentos prohibidos para el cáncer?

Ciertos alimentos pueden contribuir a la formación de células precancerosas y deben evitarse en una alimentación centrada en la prevención del cáncer. Estos alimentos incluyen el azúcar, las grasas no saludables, la sal, el alcohol y los embutidos. Para la prevención, durante el tratamiento, o para minimizar el riesgo de recaída, se aconseja limitar su consumo.

Azúcar y Grasas No Saludables

Las investigaciones indican que las bebidas azucaradas pueden favorecer el aumento de peso, un factor de riesgo significativo para el cáncer. Estas bebidas incluyen los refrescos, los jugos de frutas azucarados, y las limonadas. Se recomienda privilegiar el agua, el café y el té sin azúcar (menos de cuatro tazas al día), y limitar el consumo de jugos de frutas naturales a un vaso por día.

El consumo excesivo de grasas aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, colon, recto, próstata y endometrio. Las grasas en exceso pueden alterar el equilibrio de la flora intestinal e influir en las síntesis hormonales, llevando a la formación de compuestos químicos cancerígenos. Se recomienda que los lípidos no constituyan más del 30% de las calorías totales de la alimentación.

Alimentos de Alta Densidad Energética

La densidad energética de un alimento se define por el número de calorías por gramo. Los alimentos de alta densidad energética son a menudo ricos en grasas y azúcar, mientras que aquellos ricos en agua y fibras tienen una densidad energética más baja. Privilegiar los alimentos de baja densidad energética puede ayudar a controlar el peso y a reducir el riesgo de cáncer.

Clasificación de los Alimentos Según Su Densidad Energética

  • Muy Baja Densidad Energética (0 a 0,6): A privilegiar. Incluye frutas y verduras, leche desnatada, sopas a base de caldo, yogur sin grasa ni azúcar, aliños sin grasa, vinagre.
  • Baja Densidad Energética (0,6 a 1,5): A privilegiar. Comprende frutas y verduras ricas en almidón, cereales integrales, legumbres, platos bajos en grasas con muchas verduras, yogur de frutas sin grasa, tofu, atún, gambas, pavo, jamón extra-magro, aceitunas, aguacate, bebidas de soja.
  • Densidad Energética Media (1,5 a 4): A consumir con moderación. Incluye carne, ave, huevos, queso, aliños, pan, helado, pasteles.
  • Alta Densidad Energética (4 a 9): A limitar. Comprende cruasanes, buñuelos, patatas fritas, pizza, barras de cereales, mantequilla de cacahuete, bacon, chocolate, galletas, frutos secos, mantequilla, aceite, margarina.

Es importante señalar que ciertos alimentos de alta densidad energética, como el aceite, los aliños no hidrogenados y los frutos secos, son buenas fuentes de grasas saludables. No deben ser eliminados, sino consumidos con moderación.

Las carnes rojas, que incluyen ternera, cerdo, cordero y cabrito, así como los embutidos, que comprenden carnes procesadas como el jamón blanco, el jamón crudo, el bacon, el tocino, las salchichas secas, el salchichón, la carne de los Grisones, los perritos calientes y algunas otras salchichas, son conocidas por su vínculo con un mayor riesgo de cáncer, especialmente el cáncer colorrectal. El Fondo Mundial de Investigación sobre el Cáncer sugiere limitar el consumo de carne roja a 500 gramos por semana y evitar los embutidos.

Riesgo de Cáncer y Nitritos

Los embutidos, en particular, aumentan la concentración de amoníaco y otras sustancias cancerígenas en el intestino grueso, favoreciendo el cáncer colorrectal. Los nitritos, utilizados en la transformación de las carnes para su conservación, se transforman en nitrosaminas en el organismo, unos compuestos químicos notoriamente cancerígenos.

Para una fuente de proteínas más saludable, se recomienda privilegiar el pollo, el pavo, el pescado, los mariscos, el tofu y las legumbres.

Cocciones a Altas Temperaturas

La cocción a alta temperatura de las carnes puede generar la formación de productos tóxicos como los hidrocarburos, los benzopirenos y las aminas heterocíclicas. Estas sustancias se producen especialmente durante la carbonización de la carne, cuando la grasa cae sobre la fuente de calor, o durante el dorado de la carne.

Consejos para la Cocción a la Barbacoa

Para minimizar los riesgos durante la cocción a la barbacoa, se pueden tomar algunas precauciones:

  • Eliminar la mayor cantidad de grasa visible de los trozos de carne antes de la cocción.
  • Quitar la piel de las aves.
  • Evitar cocinar demasiado la carne y retirar las partes carbonizadas.
  • Ajustar la parrilla para prevenir la inflamación de los alimentos.
  • Precocinar ciertas carnes, como hervir las salchichas, para reducir el tiempo de cocción a la barbacoa.
  • Utilizar papel de aluminio para limitar la caída de grasa sobre las brasas.
  • Privilegiar las marinadas o las salsas sin aceite para untar los alimentos.
  • Optar por una cocción lenta y a baja temperatura para el cerdo, la ternera y el conejo, permitiendo consumir la carne ligeramente rosada.
  • Marinar la carne en ingredientes ácidos como el limón o el vinagre para reducir la formación de cancerígenos.

Estas prácticas culinarias pueden ayudar a reducir la exposición a los compuestos potencialmente cancerígenos mientras se disfruta de los placeres de la barbacoa.

El consumo de alcohol está asociado a un mayor riesgo de varios tipos de cáncer, incluidos los de laringe, boca, esófago, faringe, mama e hígado. Para minimizar este riesgo, se aconseja limitar el alcohol a un consumo por día para las mujeres y uno a dos para los hombres. Una porción estándar de alcohol corresponde a 12,5 cl de vino, 250 ml de cerveza o 2,5 cl de alcohol fuerte. El alcohol puede provocar carencias nutricionales, en particular en ácido fólico, y afectar los niveles de hormonas como la leptina, relacionada con la obesidad.

La sal, especialmente en los alimentos salados y los productos de conservación como el salmón ahumado, puede aumentar el riesgo de cáncer de estómago. Los hidrocarburos aromáticos policíclicos, producidos durante el ahumado, se sospecha que juegan un papel en el desarrollo de este tipo de cáncer. La mayoría del sodio consumido proviene de alimentos preempaquetados, platos preparados, y comidas de restaurante, en particular de comidas rápidas.

Respecto a los suplementos alimenticios, no se recomiendan para la prevención del cáncer. La toma excesiva de ciertos suplementos puede resultar contraproducente. Por ejemplo, un comprimido de 1000 mg de vitamina C contiene una dosis muy superior a la recomendada y podría, en ciertas circunstancias, volverse pro-oxidante y potencialmente nociva para el ADN. A diferencia de la vitamina C aislada, los alimentos como las naranjas proporcionan una sinergia de antioxidantes. Sin embargo, los suplementos de vitamina D pueden ser beneficiosos, sobre todo en otoño e invierno, para reducir el riesgo de ciertos cánceres como los del colon, la próstata y el pecho. Se recomienda tomar 1000 UI de vitamina D al día, pero siempre bajo consejo médico.

También se aconseja evitar o limitar el consumo de:

  • Quesos en exceso.
  • Productos lácteos enteros.
  • Platos procesados y preparados.
  • Comida rápida.
  • Frituras.
  • Empanados.
  • Tabaco.
  • El estrés y el exceso de trabajo.
  • El sedentarismo.

Estos consejos pretenden reducir los factores de riesgo alimentarios y comportamentales relacionados con el desarrollo del cáncer.

¿Qué menú anticáncer es posible seguir?

Estos menús están diseñados para responder a las necesidades nutricionales específicas de mujeres y hombres, integrando al mismo tiempo las recomendaciones para la prevención del cáncer o la reducción de los riesgos de recaída.

Menú para una Mujer (1 800 kcal)

  • Mañana: Desayuno “Ginebra” compuesto de una naranja, pan integral, mantequilla de cacahuete, yogur y fresas.
  • Tentempié: Una taza de té verde.
  • Mediodía: Crema de tomates “casera”, acompañada de una rebanada de pan crujiente y de Pad thai, incluyendo fideos de arroz, tofu, gambas, huevo, brotes de soja. Bebida: un vaso de leche desnatada 0%.
  • Tentempié: Zanahoria y apio.
  • Noche: Pollo con frutas secas, puré de brócoli con mantequilla de avellana, arroz integral estufado y yogur natural.
  • Tentempié: Un cuadrado de chocolate negro.

Menú para un Hombre (2 400 kcal)

  • Mañana: Desayuno “Ginebra” similar al de la mujer.
  • Tentempié: Crudités y queso.
  • Mediodía: Sopa de brócoli al perfume de Liguria, una rebanada de pan de trigo integral, pollo a la mantequilla india, arroz integral estufado, una naranja y un vaso de leche desnatada 0%.
  • Tentempié: Una taza de té verde.
  • Noche: Ensalada de lentejas y tomates a la menta, una rebanada de pan de trigo integral, espaguetis con salsa de tomate y crema de tofu con frutos rojos.
  • Tentempié: Un cuadrado de chocolate negro.

Estos menús no solo son nutritivos y equilibrados, sino que también cumplen con las recomendaciones para una alimentación anticáncer, con un énfasis en alimentos ricos en fibras, bajos en grasas saturadas y azúcar, y abundantes en frutas y verduras.

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