
Características de la Zanahoria
- Nombre : Zanahoria
- Reino : Plantae
- Subreino : Viridaeplantae
- División : –
- Clase : Equisetopsida
- Subclase : Magnolidae
- Orden : Apiales
- Familia : Apiaceae
- Subfamilia : Apioideae
- Género : Daucus
- Especie : Daucus carota
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La zanahoria es un vegetal que pertenece a las Apiáceas. Se distingue por su tallo de 30 cm de altura que tiene pequeñas flores blancas. Es una planta bienal. Posee más de 500 variedades distribuidas por todo el mundo.
Además de tener un sabor agradable, las zanahorias también contienen una gran cantidad de betacaroteno, antioxidantes, carotenoides y minerales. Entre las sustancias identificables en la zanahoria, se pueden citar las vitaminas B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3, B6, C y K. La mejor manera de aprovecharlas es consumir el vegetal crudo. Al evitar la cocción, esta raíz también aporta hierro, potasio y fósforo al organismo. Sin embargo, incluso cocida, sigue conservando vitaminas A y E.
Esta hortaliza de raíz posee principalmente propiedades antioxidantes. Las sustancias que contiene también actúan sobre muchas otras afecciones, desde problemas cutáneos hasta problemas digestivos.
El betacaroteno es un precursor de la vitamina A. Este elemento constituye un antioxidante y permite ralentizar el envejecimiento. En este contexto, la zanahoria puede entonces mejorar el estado de la piel y acelerar la cicatrización.
El alto contenido de vitamina A de esta hortaliza la convierte en una excelente aliada para remediar y prevenir problemas cutáneos. En efecto, el consumo de esta raíz anaranjada favorece la producción de colágeno. Esto hace que la piel sea más elástica y ayuda a prevenir la aparición de arrugas. Además, los carotenoides son necesarios para proteger el tejido cutáneo contra los rayos UV del sol.
El betacaroteno también juega un papel esencial en la mejora de la vista, especialmente la visión nocturna. Este elemento permite ver mejor, incluso en condiciones de iluminación relativamente bajas. También puede reducir los riesgos de degeneración, como la DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad) y las cataratas.
Los componentes de la zanahoria también actúan sobre el hígado. Las vitaminas A, B, C y E, así como los minerales contenidos en esta hortaliza, ayudan al buen funcionamiento de este órgano. Consumida cruda, también cuida el sistema digestivo.
El carotenoide y la luteolina son pigmentos que explican los colores de la zanahoria. Estos elementos actúan sobre el cerebro reduciendo los problemas de memoria. Esto permite prevenir los riesgos de aparición de la enfermedad de Alzheimer.
Esta raíz también es ideal para mejorar el estado de las uñas y del cabello. Esto se explica por la vitamina B5 que contiene. En este sentido, consumirla regularmente ayuda a combatir la caída del cabello y su blanqueamiento.
La vitamina A, por su parte, fortalece los huesos. Esta hortaliza es entonces indispensable para las personas mayores y los niños.
Esta raíz es poco calórica. Por lo tanto, es relativamente beneficiosa para las personas que siguen una dieta. Además, en ensalada, la zanahoria permite alcanzar rápidamente la sensación de saciedad.
Las fibras contenidas en esta hortaliza también son responsables de su efecto protector. Entre ellas, existen fibras solubles que ayudan a prevenir la aterosclerosis y el colesterol. Para aprovecharlas, lo ideal también es consumir las zanahorias crudas.
Comer esta hortaliza también puede reducir los riesgos de desarrollar un cáncer de pulmón. Según los investigadores, la mejor manera de aprovechar este beneficio es consumir al menos cinco porciones de zanahoria por semana. Esto permitiría reducir los riesgos en un 60%.
Para evitar contraer un cáncer de mama, especialmente en las mujeres, se recomienda consumir al menos dos porciones por semana. Los riesgos se verían reducidos en un 44%.
Los carotenoides ayudan a prevenir las afecciones crónicas gracias a sus acciones sobre las células. En este sentido, esta hortaliza tiene la capacidad de protegerse contra los riesgos de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Las vitaminas en las zanahorias permiten favorecer la producción de glóbulos rojos. Estos aseguran el aporte de oxígeno a todas las células del organismo.
Según estudios científicos, el consumo de zanahoria reduce los riesgos de aparición de enfermedades cardiovasculares. En forma de jugo, esta hortaliza ayuda así a reducir el nivel de colesterol y los triglicéridos en el hígado y la sangre.
La frescura es el primer elemento a considerar. Las zanahorias que cumplen con este criterio son a menudo las que brillan y tienen un hermoso color intenso. Para los productos vendidos con sus hojas (hojas y tallos), hay que tener en cuenta que estas últimas deben ser verdes y vigorosas.
Dado que la zanahoria se presenta en numerosas variedades de diferentes colores, esto también constituye un criterio de elección. Así, es importante saber que las zanahorias marrones contienen dos veces más betacaroteno que las especies naranjas. Las de color amarillo, por su parte, tienen muy poco. Las blancas no lo poseen en absoluto.
Las zanahorias marrones también tienen un sabor más dulce. Los compuestos volátiles de las variantes naranjas tienden a ocultar el azúcar que contienen. A pesar de ello, la cantidad de carbohidratos observada en las variedades de esta hortaliza crujiente es aproximadamente la misma. Las especies blancas siguen siendo bastante pobres en vitamina C, comparadas con las zanahorias naranjas y marrones.
Para disfrutar de todos los beneficios de la zanahoria, lo ideal sigue siendo consumirla cruda. Sin embargo, variar los placeres es importante y ciertos modos de cocción permiten mantener los nutrientes en la hortaliza.
Evidentemente, consumir las zanahorias crudas permite beneficiarse de todas sus ventajas. Pueden, en este caso, ser ralladas en ensalada y acompañadas de uvas y nueces u otros ingredientes. El jugo de zanahoria también es particularmente apreciado. En este contexto, debe mezclarse con verduras o frutas de temporada para dar un mejor sabor a la preparación. Se puede obtener una decocción fresca para el verano con algunas hojas de menta verde y tres o cuatro zanahorias. En otoño, dos zanahorias, un tomate y una rama de apio son suficientes para realizar una bebida para consumir sin moderación. Dos zanahorias y una naranja exprimida son ideales en jugo para afrontar el invierno.
La zanahoria también se puede consumir cocida. Las formas de cocinar esta hortaliza son numerosas:
Estos modos de cocción constituyen solo bases. Numerosas recetas son realizables en función de las preferencias de cada uno.
La zanahoria también puede acompañar los postres. En este caso, esta hortaliza permite dar un sabor particular a los pasteles, budines, galletas y muffins. En jugo, retiene solo el 10% de sus fibras. Por lo tanto, su pulpa puede recuperarse para constituir un ingrediente en la repostería. El carrot cake es, por otra parte, uno de los pasteles más apreciados.
Helados, sorbetes e incluso granizados perfumados con zanahoria también están disponibles en el mercado. En particular, el sabor dulce de esta hortaliza conviene perfectamente a este tipo de producto.
Además, las hojas de zanahoria también pueden consumirse. Las hojas jóvenes pueden acompañar las ensaladas, mientras que las más viejas pueden añadirse en un caldo de verduras.
La zanahoria es una planta que viene de Irán. Fue introducida en el continente asiático en el siglo X. Las variedades de color amarillo y morado de esta hortaliza progresivamente encontraron su lugar en la cocina local, hasta convertirse en imprescindibles. En Europa, el consumo de estas raíces comenzó solo a partir del siglo XII. Por otra parte, la zanahoria naranja no pudo ver la luz hasta el siglo XVII. El proceso que originó el nacimiento de esta variedad es la selección que los holandeses iniciaron. Este enfoque progresivamente se hizo popular. Luego, los colonos europeos llevaron la hortaliza al continente americano. Hoy en día, la especie naranja es la más común. Sin embargo, en la cocina moderna, las zanahorias amarillas y moradas vuelven poco a poco a escena.
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