
Características de la Salicornia
- Nombre : Salicornia
- Reino : Plantae
- Subreino : –
- División : –
- Clase : –
- Subclase : –
- Orden : Caryophyllales
- Familia : Amaranthaceae
- Subfamilia : Salicornioideae
- Género : Salicornia
- Especie : –
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La salicornia representa un ingrediente original con numerosas cualidades nutricionales y gustativas. Su sabor yodado y su textura crujiente la convierten en un acompañamiento delicado, apreciado por los gourmets. A menudo llamada “espárrago de mar” debido a su forma alargada, constituye una alternativa a las tradicionales verduras verdes. Además, su bajo contenido en calorías la convierte en un alimento ligero que realza el sabor de pescados y mariscos. Esta planta también es reconocida desde hace siglos por sus virtudes beneficiosas para la salud.
El género Salicornia reúne aproximadamente unas treinta especies de herbáceas con tallos suculentos. Actualmente pertenece a la familia botánica de las Amarantáceas, pero anteriormente formaba parte de las Quenopodiáceas.
Este vegetal crece naturalmente en zonas costeras ricas en sal, como las salinas o los esteros fangosos. Sus hojas son simples vainas opuestas en el tallo, que les permiten sobrevivir en estos entornos hostiles con escasez de agua dulce. Aunque a menudo se confunde erróneamente con un alga, esta planta tiene múltiples denominaciones según las regiones. Se la conoce como pepinillo de mar, cuerno de mar, judía de mar o salicot. La especie más extendida es la salicornia europea, reconocible por su color verde y su morfología que recuerda a pequeños espárragos.
Sus ramas jugosas y saladas aportan un sabor original a los platos. Consumida desde hace siglos, especialmente por los marineros del siglo XIX para prevenir el escorbuto, esta planta es cultivada por horticultores. Aunque todavía puede recogerse en estado silvestre en algunas zonas, su cultivo se está desarrollando para responder a la creciente demanda.
El contenido de agua de la salicornia se estima en aproximadamente un 92,2%. Se trata también de un alimento poco energético y su consumo resulta interesante para aquellos que desean limitar su aporte calórico diario. Cada porción de 100 g de esta verdura aporta 0,67 g de proteínas, 1,1 g de carbohidratos y 0,24 g de lípidos. También contiene fibras alimentarias cuyas propiedades prebióticas son importantes para la salud digestiva. Éstas son del orden de 2,46 g para la misma cantidad mencionada anteriormente.
La salicornia resulta ser una planta pobre en macronutrientes. Esto se explica por la escasa presencia de materia orgánica en los suelos salados donde se desarrolla naturalmente. Sin embargo, compensa estos valores nutritivos moderados aportando otros elementos nutritivos indispensables para el organismo. Asimismo, esta herbácea proporciona vitaminas A y E. El contenido de éstas por 100 g es de 0,36 mg y 0,51 mg respectivamente.
Además, la salicornia está compuesta por numerosos oligoelementos beneficiosos para la salud. Los principales minerales contenidos en esta planta se presentan en la siguiente tabla.
Minerales | Contenido por 100 g | Porcentaje de las ingestas diarias recomendadas |
Sodio | 1 020 mg | 68 % |
Potasio | 119 mg | 3 % |
Magnesio | 75,3 mg | 25 % |
Calcio | 34,3 mg | 4 % |
Fósforo | 19,5 mg | 4 % |
Hierro | 4,89 mg | 44 % |
Manganeso | 0,7 mg | – |
Zinc | 0,48 mg | 4 % |
Cobre | 0,07 mg | 5 % |
Así, la salicornia es extremadamente rica en sodio debido a su entorno de desarrollo. Por ello, se aconseja a las personas que sufren problemas renales o cardiovasculares consumirla con moderación.
Esta planta también contiene hierro, que contribuye al transporte de oxígeno en el organismo y a la síntesis de hemoglobina. El magnesio y el manganeso que contiene intervienen en el metabolismo energético así como en el funcionamiento del sistema nervioso.
Esta herbácea también proporciona calcio, un mineral esencial para la solidez de los huesos y la dentición. También está compuesta de zinc, un nutriente implicado en la división celular y en el crecimiento. Su concentración no despreciable de potasio le confiere efectos antioxidantes, luchando contra el estrés oxidativo a nivel celular.
Debido a sus valores nutricionales, la salicornia participa en el equilibrio del metabolismo así como en el buen desarrollo cognitivo y físico. Su consumo enriquece y diversifica la dieta alimentaria.
Gracias a la vitamina A, el Salicornia contribuye al mantenimiento de una buena agudeza visual. Este elemento es esencial para el funcionamiento óptimo de la retina, especialmente por la noche. De hecho, el retinol es uno de los isómeros activos de este nutriente. Es responsable de la formación de la rodopsina, un pigmento fotosensible de los bastones retinianos que facilita la visión escotópica.
El consumo de esta planta permite así cubrir las necesidades diarias recomendadas de vitamina A. Además, esta última es también indispensable para numerosos procesos fisiológicos. Su acción antioxidante previene el estrés oxidativo a nivel ocular, retrasando la aparición de cataratas. Además, sus aportes en agua y minerales, como el zinc, contribuyen al mantenimiento de la buena salud del ojo.
El contenido de la salicornia en oligoelementos y micronutrientes le confiere virtudes inmunoestimulantes. Éstos participan activamente en los mecanismos de defensa del organismo contra los agentes patógenos. El zinc juega un papel clave en la multiplicación de los linfocitos B y T.
Además, esta planta contiene potentes antioxidantes que luchan eficazmente contra el estrés oxidativo generado por los radicales libres. Estos derivados reactivos del oxígeno, cuando están presentes en exceso, debilitarían las células inmunitarias. Al regular este equilibrio, el Salicornia previene la inflamación sistémica y el envejecimiento prematuro de las células inmunitarias.
Las fibras alimentarias aportadas por la salicornia facilitan el tránsito intestinal y previenen el estreñimiento. Esta verdura marina también posee propiedades reguladoras de la acidez gástrica. De hecho, el sodio favorece la secreción de ácido clorhídrico por las glándulas parietales del estómago. Esta estimulación conlleva una mejor asimilación de los nutrientes. También contribuye a la destrucción de los microorganismos patógenos ingeridos con los alimentos.
Gracias a esta acción reguladora, el consumo de plantas del género Salicornia participa activamente en la protección de la mucosa estomacal. Este mecanismo también permite aliviar ciertos trastornos digestivos relacionados con una insuficiencia o un exceso de acidez gástrica.
La salicornia posee notables virtudes diuréticas. Su contenido en iones de sodio y cloruro estimula la eliminación de agua y sal por los riñones. Al aumentar la secreción de orina, contribuye a la evacuación del excedente de líquidos y minerales acumulados en el organismo. Este efecto purgativo resulta útil en caso de retención de líquidos o edemas. También contribuye al mantenimiento del equilibrio hidrosódico, primordial para la salud cardiovascular.
Entre sus numerosas virtudes para la salud, esta verdura permite regular eficazmente la tensión arterial. Este beneficio se explica principalmente por su contenido en potasio. Este oligoelemento actúa contrarrestando el efecto del sodio y evacuando el agua y la sal fuera de las células. Un equilibrio adecuado entre potasio/sodio previene el riesgo de hipertensión.
El período óptimo para saborear la salicornia se sitúa en primavera y principios de verano, entre mayo y agosto. Durante este periodo, su valor gustativo es óptimo y sus tallos están tiernos y jugosos. Pasada esta fecha, se vuelve más correosa y amarga debido a una mayor concentración de sal por efecto del calor y la evaporación.
Opte preferentemente por salicornias cultivadas localmente para beneficiarse de su plena madurez. Examínelas atentamente y elija aquellas cuyos tallos permanecen flexibles, con un tono verde, señal de frescura.
Debido a su alto contenido en agua, esta delicada verdura solo se conserva fresca durante unos días en el refrigerador. Para almacenarla durante más tiempo, es necesario el proceso de transformación o congelación.
El método más simple consiste en sumergir esta herbácea en agua hirviendo salada, y luego conservarla tal cual en un tarro, como judías verdes. En encurtidos, también puede macerarse durante algunas semanas en vinagre blanco.
La congelación resulta extremadamente práctica, pero requiere escaldar previamente los tallos durante 30 segundos para destruir las enzimas. Hay que congelarlos crudos y cocinarlos posteriormente.
Ya sea cruda o cocida, la salicornia se presta a numerosas preparaciones culinarias con sabores originales. En ensalada, sus finos tallos aportan un toque crujiente a los platos compuestos por productos del mar como el salmón ahumado o los langostinos.
También es posible saltearla en la sartén, mientras prepara un aliño ligero. Realzada con mantequilla de cilantro, perejil u otras hierbas, destaca los pescados o las carnes blancas a la parrilla. Su ligero sabor yodado armoniza perfectamente con los sabores marinos.
Esta verdura también forma parte de la elaboración de recetas más elaboradas. En gratinado, en quiche o en sopa, aporta una característica nota salada. También se degusta en pequeñas frituras o se incorpora a una tortilla con queso, realzando sutilmente su sabor.
El nombre científico de la salicornia hace referencia a sus características. Proviene del latín sal, que significa “sal”, y cornu, aludiendo a sus tallos que evocan cuernos. Esta planta de las salinas posee una larga historia de usos. En el pasado, su alto contenido en sodio era explotado para la producción de sosa necesaria en la fabricación de jabón.
En Francia, Bretaña, la Bahía de Somme y el litoral de Vendée siguen siendo las zonas de cultivo privilegiadas de esta especie halófila. Sus variedades locales se cosechan manualmente de mayo a agosto. Más allá de su consumo, la salicornia suscita ahora interés como fuente potencial de biocombustible sostenible.
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