
Características de la remolacha
- Nombre: Remolacha
- Reino: Plantae
- Subreino: –
- División: –
- Clase: Equisetopsida
- Subclase: Magnoliidae
- Orden: Caryophyllales
- Familia: Chenopodiaceae
- Subfamilia:–
- Género: Beta
- Especie: Beta vulgaris
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La remolacha es una hortaliza que se distingue por su raíz carnosa roja y su sabor dulce. Existen varias variedades de esta planta. Además de su color y textura que permiten complementar diversos platos, ofrece numerosas ventajas para el cuerpo. En efecto, contiene diversos nutrientes esenciales que contribuyen al mantenimiento de una buena salud.
Las remolachas de huerta se presentan en varias variedades, cada una con formas, colores y texturas distintas. Generalmente, sus raíces, comestibles, son redondas o aplanadas. A menudo son rojas, pero también hay variantes amarillas, blancas y rosadas. La variedad Crapaudine se distingue por su forma alargada.
Esta planta bienal se cultiva fácilmente y resiste bien al frío y a la sequía. En un primer momento, su crecimiento es llamado “vegetativo”. Está marcado por el desarrollo de las hojas. Luego, viene la fase “de cultivo”, durante la cual se desarrolla la raíz carnosa. Durante el segundo año, la planta florece y produce semillas.
Particularmente rica en azúcar, la remolacha cruda aporta 42,8 kcal por 100 g. Además, contiene:
Una vez cocida, contiene 87,1% de agua, de ahí sus propiedades hidratantes.
Por otro lado, las hojas de la remolacha constituyen una rica fuente de vitaminas y minerales: B1, B2, B5, B6, B9, C, E, K, manganeso, fósforo, hierro, cobre, magnesio y potasio.
También contiene antioxidantes y fitonutrientes. Aunque contiene pocos polifenoles totales (flavonoides), contiene betalaninas (betacianinas y betaxantinas) en gran cantidad.
Los nitratos también forman parte de su composición, en una proporción de más de 100 mg por 100 g.
Gracias a los diferentes nutrientes que contiene, la remolacha tiene numerosos beneficios para la salud.
El manganeso que contiene contribuye al mantenimiento de un metabolismo energético normal. Por lo tanto, la remolacha es un alimento ideal a considerar en el marco de un reequilibrio alimentario.
Las betalaninas que contiene en gran cantidad tienen propiedades antioxidantes reconocidas. Ayudan a combatir el estrés oxidativo causado por los radicales libres. Estos últimos son responsables del envejecimiento prematuro de las células y de la aparición de diversas afecciones. Incluir la remolacha en la alimentación resulta beneficioso para prevenir y para luchar contra los problemas cardiovasculares, la aterosclerosis y ciertos cánceres.
La remolacha cruda tiene un índice ORAC (Oxygen Radical Absorbance Capacity) de 1776 unidades. A modo de referencia, se necesitan de 3.000 a 5.000 unidades por día para prevenir los efectos de un exceso de radicales libres.
La Beta vulgaris es una fuente importante de fibras, antioxidantes y vitamina C. Estos componentes contribuyen a la prevención de ciertas formas de cáncer. El consumo regular de esta hortaliza permite reducir el riesgo de desarrollar tumores, como los de la boca, la laringe, la faringe y el esófago.
Además, las pruebas han demostrado que este alimento posee una capacidad excepcional para contrarrestar la formación de tumores malignos. Tiene un impacto significativo, observado en el caso de los cánceres de piel y pulmones.
La remolacha también está asociada a una disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares. En efecto, sus componentes tienen efectos cardioprotectores, gracias a sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y antiplaquetarias. Además, juegan un papel esencial en la regulación de la glucemia sanguínea.
El contenido de nitratos de la remolacha la convierte en un alimento ideal para las personas que sufren de hipertensión arterial. Una vez en el estómago, se convierten en óxido nítrico, un componente eficaz para regular la presión arterial. Además, favorece el buen funcionamiento del endotelio, la pared interna de los vasos sanguíneos.
Durante el embarazo, las necesidades de vitamina B9 aumentan, ya que es esencial para el buen desarrollo del feto. Durante los tres primeros meses, se recomienda consumir entre 330 y 440 µg de ácido fólico por día. Una porción de 120 g de remolacha cocida aporta aproximadamente el 21,8% de este aporte.
Los carotenoides (luteína y zeaxantina) en las hojas de esta planta contribuyen a la prevención de la catarata y la degeneración macular. También reducen el riesgo de retinitis pigmentaria. Además, su propiedad antioxidante previene los cánceres oculares.
El consumo de remolacha ayuda a combatir la obesidad, y al mismo tiempo, previene la aparición de la diabetes tipo 2.
Existen diferentes variedades de Beta vulgaris: amarilla, blanca o roja. Este último color es el más extendido y también se utiliza en la industria como colorante natural. La variante blanca, llamada “remolacha azucarera”, sirve para la producción de este condimento.
Según la temporada, es posible conseguir remolacha, cocida o pre-envasada. La compra a granel es a la vez más económica y más respetuosa con el medio ambiente.
Con su color vivo, es ideal para complementar diferentes platos. Para pelarla fácilmente, prevea cocerla con su piel. Esta hortaliza revela un sabor delicioso cuando se consume cruda. Una vez pelada, puede rallarla o cortarla en pequeños trozos, y luego sazonarla con una vinagreta o incorporarla a una ensalada.
Los consumidores tienden a tirar las hojas de remolacha, cuando son comestibles, cocidas o crudas. Puede utilizarlas para preparar una ensalada o para mezclarlas con verduras.
Existen numerosas recetas a base de remolacha fáciles de realizar. He aquí algunos ejemplos.
Cocine algunas raíces, ralladas o cortadas en finas rodajas, al vapor. Sazone, luego añada un poco de mantequilla y hierbas finas según su gusto.
Cocine las raíces de Beta vulgaris y sus hojas por separado, en agua con sal. Luego, prepare una salsa a base de aceite de oliva y yema de huevo. Puede añadir un poco de ajo, si lo desea, y luego vierta todo sobre las remolachas cocidas.
Coloque remolachas enteras en un recipiente apto para horno. Rocíe con un chorrito de aceite de oliva y sazone a su gusto con sal y pimienta. Cocínelas a 250°C durante 45 a 60 minutos, dependiendo de su tamaño. Sáquelas del horno y deje enfriar antes de pelarlas. Córtelas en pequeños dados o en rodajas y añada vinagreta o una salsa de su elección antes de servir.
También puede freír las remolachas. Pélelas y córtelas en finas rodajas. Caliente el aceite y sumerja las verduras. Escurra y sale antes de servir.
Prepare una deliciosa ensalada cortando la hortaliza cocida en dados. Añada canónigos, nueces y una vinagreta de aceite de nuez.
Hay otras recetas a base de remolacha que puede probar, como verrinas, sopas y muchas otras.
El nombre “remolacha” encuentra su origen en dos términos. El primero, “ bette“, designa una planta que crece en las costas mediterráneas. El segundo, “rave”, hace referencia al nombre dado a las plantas hortícolas cultivadas por sus raíces.
La hortaliza que conocemos actualmente proviene de la variante marítima que crece en estado salvaje en las costas mediterráneas. Al principio, se utilizaba esencialmente con fines medicinales. En el siglo XIV, la raíz carnosa se había vuelto muy popular en la cocina británica.
Napoleón I jugó un papel crucial en la utilización de esta hortaliza para la producción de azúcar. Debido al bloqueo ejercido sobre Francia, las Antillas no podían recibir más azúcar de caña. Para superar esta escasez, el emperador había ofrecido tierras a todas las personas que habían aceptado cultivar la remolacha.
En Europa, su consumo como hortaliza comenzó en el siglo XIX. Hoy en día, se cultiva por sus raíces y sus hojas, que sirven de alimento para el ganado. También se utiliza en la industria para la producción de azúcar.
La variedad más extendida es la remolacha roja y redonda. La crapaudine, larga y de piel rugosa, todavía se cultiva en Francia, aunque está menos presente en el mercado. Reputadas por su sabor distintivo, las variedades amarilla y blanca empiezan a ser cada vez más conocidas en los últimos tiempos.
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