
Características de la Morera
- Nombre: Morera
- Reino: Plantae
- Subreino: Tracheobionta
- División: Magnoliophyta
- Clase: Magnoliopsida
- Subclase: Alismatidae
- Orden: Rosales
- Suborden: –
- Familia: Moraceae
- Subfamilia: –
- Género: Morus
- Especie: –
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La mora es una fruta que se encuentra más comúnmente en estado silvestre. Similar a la frambuesa por su forma, presenta sin embargo un color diferente. Con este tono característico viene un sabor único, ácido y dulce. Además, más allá de todas estas especificidades, consumirla regularmente resulta beneficioso para la salud debido a sus numerosas virtudes.
En su hábitat natural, la morera puede alcanzar los 30 m de altura en algunas especies. Sin embargo, cuando se cultiva, tiene una altura media de 10 m. Sus hojas son simples, caducas y alternas. Están provistas de estípulas libres que se insertan en la base del pecíolo. El limbo foliar es de forma variable, pero a menudo oval, cordiforme o redondeado en la base, y puntiagudo en el ápice. Este tiene bordes dentados y presenta entre tres y cinco nervios que nacen en la base de las hojas.
Las flores del árbol, de color verdoso, están reunidas en cortas espigas. Al ser una planta monoica, las flores masculinas y femeninas son visibles en el mismo pie, facilitando así la polinización. La mora es una baya que toma la forma de un fruto múltiple. En efecto, está compuesta por un conjunto de pequeñas drupas globulares, estrechamente apretadas entre sí. Para las variedades cultivadas, este fruto mide aproximadamente dos centímetros de longitud, frente a un centímetro para las especies silvestres.
La semilla, de forma ovalada, es de color marrón o amarillo pálido. Mide entre dos y tres milímetros de longitud. Está compuesta por una envoltura que comprende dos capas. La primera es externa, dura y quebradiza. La segunda es interna, delgada y de tono ligeramente parduzco.
Las dos principales especies más populares son las moras blancas y las negras. Se diferencian no solo por sus colores, sino también por sus características.
Los períodos de maduración de los frutos y sus atributos también son diferentes en las dos especies. Las moras blancas alcanzan su pleno desarrollo hacia el final de la primavera. Son suaves cuando están verdes, luego se vuelven insípidas y dulces durante la temporada de recolección. Las variedades negras solo maduran a principios del verano. Son extremadamente ácidas antes de la etapa de maduración, luego su sabor evoluciona progresivamente una vez completado su desarrollo. Se vuelven dulces, con un ligero sabor ácido. Esta especie, la más conocida, también es muy apreciada por el público. Sin embargo, algunos cultivares seleccionados de morera blanca aportan un sabor único. Son particularmente apreciados en los países que los cultivan, incluidos los de Oriente Medio.
La mora es una fruta baja en calorías. De hecho, por 100 g, solo aporta 49 kcal de energía. Sin embargo, presenta un importante contenido de agua, alrededor de 87,7 g. Entre otras cosas, contiene proteínas, del orden de 1,44 g, y carbohidratos, también en pequeña cantidad (8,1 g). Estos son principalmente azúcares (sin almidón). La concentración de fibras alimentarias por cada porción de 100 g de fruta es de 1,7 g. Están compuestas por pectinas en un 30%, que son solubles, así como celulosas y hemicelulosa en un 70%, insolubles. El contenido de lípidos de esta fruta es bajo, apenas 0,39 g. Estos comprenden ácidos grasos saturados, monoinsaturados y poliinsaturados.
La cantidad de estos compuestos depende de las variedades, de la etapa de maduración de los frutos durante la recolección, así como de las condiciones de cultivo y mantenimiento de las plantas.
La mora también contiene numerosas vitaminas, cuyos aportes diarios y contenidos se resumen en la siguiente tabla.
Vitaminas | Contenido por 100 g | % ingesta diaria recomendada (IDR) |
Vitamina C | 36,4 mg | 33 % |
Vitamina E o tocoferol | 0,87 mg | 10 % |
Vitamina B2 o riboflavina | 0,1 mg | 6 % |
Vitamina B5 o ácido pantoténico | 0,26 mg | 5 % |
Vitamina B3 o niacina | 0,62 mg | 4 % |
Vitamina B1 o tiamina | 0,029 mg | 3 % |
Vitamina B6 | 0,005 mg | 3 % |
Además, el fruto de la morera contiene vitamina B9 o ácido fólico, vitamina K1 y betacaroteno o provitamina A. Sus contenidos son bastante bajos y son respectivamente de 0,006 mg, 0,0078 mg y 0,009 mg.
Los minerales y oligoelementos encontrados en la mora incluyen:
El yodo también está presente en esta baya, pero en cantidad mínima (0,0004 mg por 100 g).
Además de estos diversos nutrientes, la mora también es rica en polifenoles, incluidos antocianinas, flavonoles, ácidos fenólicos, flavanonas y flavonoides. El contenido de estos elementos varía considerablemente para cada variedad.
El fruto de la morera es una importante fuente de antioxidantes. Por lo tanto, protege las células contra los radicales libres y el estrés oxidativo. Su consumo permite reducir el riesgo de contraer enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson, y retrasar el envejecimiento celular.
Además, el manganeso que contiene la mora participa en la síntesis de colágeno. La construcción de huesos, cartílago, articulaciones y encías se ve así favorecida. Asimismo, la presencia de flavonoides, polisacáridos y vitamina C en esta fruta explica sus virtudes hepatoprotectoras, hipolipidémicas y anti-apoptóticas.
Además, la mora contiene numerosos polifenoles que le confieren varias propiedades interesantes:
Esta baya también permite fortalecer el sistema inmunológico y, por lo tanto, proteger el organismo contra diversas contaminaciones. También es beneficiosa para una mejor digestión, mejorando especialmente el funcionamiento del estómago y del intestino. Gracias a las fibras que contiene, el tránsito se facilita. Por otra parte, el consumo de esta fruta ayuda a reducir los riesgos de infecciones urinarias.
Los flavonoides, encontrados en gran parte en la piel de la mora, permiten fortalecer los vasos sanguíneos. En otras palabras, esta fruta ayuda a mantener una buena salud cardíaca y a prevenir problemas relacionados con estos últimos. Al mismo tiempo, el hierro que contiene facilita el transporte de oxígeno por todo el cuerpo. Permite combatir casos de anemia.
Además de las bayas de la morera, sus hojas también poseen numerosas virtudes. Éstas son, por ejemplo, reconocidas por ser un remedio natural y eficaz contra los trastornos digestivos y las afecciones de la boca. También poseen propiedades antibacterianas y tienen efectos antidiabéticos, diuréticos, hemostáticos y astringentes.
Para elegir una buena mora, primero hay que verificar su piel. Esta última debe ser fina y tensa. A veces, puede presentar algunas manchas, pero éstas no representan ningún peligro para la salud. Al contrario, son señal de un fruto recogido en su madurez y que, por consiguiente, es jugoso y sabroso. Además, la baya debe estar bien tierna, incluso blanda. Por otra parte, su olor característico debe ser lo suficientemente pronunciado para que su delicado perfume invada las fosas nasales.
Para verificar que el producto es de calidad, es posible cortarlo en dos antes de la compra, siempre que el vendedor lo acepte. Una vez cortado, el hueso de una mora madura debe desprenderse fácilmente sin la menor resistencia.
Además, es una fruta frágil. Así, para asegurarse de que todavía es comestible, no debe contener magulladuras ni otras marcas de golpes. Por otra parte, si una sola baya está aplastada en una bandeja, puede acelerar el deterioro de las otras moras. Por lo tanto, es imprescindible verificar la calidad de cada producto comprado. Finalmente, la fruta debe consumirse rápidamente para disfrutar de todo su sabor y, sobre todo, para evitar que se deteriore.
La mora puede consumirse de diversas maneras. Puede, por ejemplo, ser salteada en azúcar y mantequilla en una sartén durante aproximadamente tres minutos. Todo ello da una textura para untar, ideal para el desayuno.
También se puede poner en un horno o en el microondas durante tres minutos como máximo. El resultado es una pasta para untar en pan, o para usar en pastelería. Para una explosión de sabores, se puede condimentar con azúcar o sal, según los gustos. También es posible mezclarla con otras frutas y verduras para una experiencia culinaria siempre más enriquecedora. En ensalada, en sorbete, en pasteles, en tartas o incluso como aperitivo, la mora puede aportar un sabor único a cada preparación. También puede servir como colorante alimentario natural.
Entre las ideas de recetas a base de esta baya se encuentran los bagels con frutas de verano, los batidos, los trifles, las tartaletas y las tostadas. Para estas últimas, tienes la posibilidad de añadir limón, apio, queso y pepino.
Sin embargo, la mora, siendo frágil, no soporta todos los tipos de cocción. En efecto, más allá de cierta temperatura, se convierte en puré. Para evitar que esta situación se produzca, la preparación debe ser entibiada previamente.
La morera es originaria de Asia Menor, más precisamente de las montañas del Cáucaso, pero también de Europa, África y América. Su fruto era un alimento apreciado por los cazadores y recolectores del Neolítico. También ocupa un lugar importante en la mitología griega. De hecho, una leyenda cuenta que su color provendría de la sangre de los Titanes, derramada durante sus batallas contra los dioses.
La mora se consumía al natural durante el siglo XV. A lo largo de los años, la morera se ha plantado en los jardines y ha comenzado a cultivarse en todo el mundo. Sin embargo, en Francia, su cultivo es relativamente raro. Se realiza principalmente en Ródano-Alpes, pero también en Anjou, en el Lemosín y en el Périgord.
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