
Características de la Miel
- Nombre: Miel
- Reino: Animalia
- Subreino: –
- División: –
- Clase: Insecta
- Subclase: Pterygota
- Orden: Hymenoptera
- Suborden: Apocrita
- Familia: –
- Subfamilia: –
- Género: –
- Especie: –
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La miel es una sustancia dulce que contiene un 80% de carbohidratos. También es muy energética. Este elixir natural se utiliza en la medicina suave desde tiempos inmemoriales. Sus virtudes se centran principalmente en la inmunidad y la belleza. El sabor y el aroma de este producto de la colmena lo convierten también en un ingrediente ideal para numerosos platos.
Este alimento con múltiples virtudes proviene de la actividad de pequeños animales con características notables. Existen tres tipos.
La miel proviene principalmente del néctar de las flores. Esta sustancia dulce es el resultado del trabajo de las abejas. Gracias al néctar, las plantas atraen a estos insectos que también se encargarán de la polinización. Estos recogen el líquido dulce y lo guardan en su buche. Esta bolsa especial situada entre su esófago y su molleja es donde comienza la formación de la miel.
Las recolectoras vuelven a la colmena para depositar su cosecha. Luego, la transmiten a las otras obreras para que intercambien este alimento. La sustancia entonces se mezcla con la saliva de los insectos y toma la forma de un líquido espeso. Después, este último se seca en los alvéolos de cera de la colmena hasta que el agua que contiene se evapora por completo. Finalmente, los alvéolos se cierran, permitiendo así conservar la miel en las mejores condiciones.
Se necesitan aproximadamente 5 L de néctar para producir 1 L de elixir, lo que representa 500.000 viajes entre las flores y la colmena.
Este producto constituye paralelamente un alimento para las abejas a lo largo del año, especialmente durante las estaciones frías. Estos insectos suelen fabricar más de lo que necesitan. Esto permite al hombre recolectar y poder disfrutar de la miel. Los apicultores, sin embargo, dejan suficiente comida a los insectos para que puedan pasar el invierno tranquilamente.
Se distinguen tres tipos de mieles. La primera, llamada “polifloral”, proviene de una recolección en una zona donde crecen varios tipos de plantas. La denominación del elixir según una planta específica es difícil en este contexto.
La segunda variedad es la miel “monofloral”. A diferencia de la primera, esta procede de una recolección en una zona donde crece una sola especie de planta, de ahí su nombre. Sin embargo, puede ser necesario un análisis de la sustancia para asegurarse de que su nombre corresponde a su planta de origen.
El tercer tipo es el llamado “mielato”. Su producción se realiza a través de un intermediario. En efecto, insectos picadores-chupadores como los pulgones, los psílidos y las moscas blancas también participan en el proceso. Se alimentan de la savia de los árboles para luego expulsar un líquido dulce, que será recolectado por las abejas para fabricar el elixir.
La miel es ácida. En efecto, su pH varía entre 4,31 y 6,02. Tiene un contenido de agua de 17,6 g y proporciona 304 kcal de energía por cada 100 g.
Los macronutrientes que contiene esta sustancia dulce son:
La miel no contiene lípidos.
A continuación, se muestra el contenido de micronutrientes que contiene:
Aunque es rica en nutrientes, la miel es bastante calórica y presenta una gran cantidad de azúcares. Su consumo excesivo puede representar un peligro para la salud.
El consumo de esta sustancia dulce ofrece numerosos beneficios para la salud. En general, ayuda a cicatrizar heridas, rejuvenecer la piel y fortalecer el sistema inmunológico.
Las virtudes de la miel en el organismo son notables. En este contexto, el producto puede utilizarse en diversas recetas, tanto saladas como dulces. Los tipos de mieles existentes poseen beneficios específicos que a menudo se asemejan a la planta de la que proceden. Sin embargo, en general, todas actúan sobre el sistema inmunológico fortaleciéndolo. Numerosas investigaciones científicas han permitido, además, confirmar esto. Evidentemente, la miel contiene una cantidad importante de antioxidantes que favorecen la regeneración celular.
Las personas que sufren alergias estacionales son así las más interesadas en el consumo de esta sustancia dulce. Lo ideal es integrarla en la alimentación diaria para fortalecer la inmunidad y prevenir así la gripe y otras afecciones de la esfera ORL, especialmente en invierno.
Esta sustancia contiene también flavonoides que contribuyen a la neutralización de los radicales libres en el organismo. Consumirla regularmente permite así prevenir la aparición de ciertos cánceres, problemas cardiovasculares y enfermedades neurodegenerativas.
Además, este elixir natural puede utilizarse para fabricar cremas anti-urticarias.
La miel dispone de propiedades lubricantes que actúan particularmente sobre las mucosas de la boca. Por ello, puede calmar las irritaciones de la garganta y la tos seca. Se utiliza a menudo en caso de resfriado o anginas. En general, se ingiere directamente. Sin embargo, incorporarla a un líquido también es posible para realizar un gargarismo.
Aplicar la miel de manera local ayuda paralelamente a aliviar las encías inflamadas o irritadas. Esta práctica es conocida por favorecer la aparición de los dientes en los bebés y atenuar los dolores que ocasionan.
Esta sustancia dulce constituye también un elemento ideal para el cuidado del cuerpo. Puede ser integrada en un bálsamo para labios agrietados como tratamiento cotidiano. También puede servir como componente en mascarillas para el cabello.
La miel permite inhibir el crecimiento de bacterias y hongos. También ayuda a impedir su proliferación.
Este producto de la colmena también puede servir para prevenir una infección en una herida. Para ello, basta con verter una gota sobre la herida.
Ciertos tipos de acné también pueden aliviarse gracias a una mascarilla facial a base de este elixir natural.
Por otra parte, este último posee una acción prebiótica sobre la flora intestinal. En efecto, estimula las bifidobacterias y los colibaciles para una mejor digestión de los alimentos.
La miel se compone de fructosa. Este tipo de glúcido es mejor comparado con la sacarosa que se encuentra en el azúcar blanco. En efecto, este último es además refinado, y casi no posee valor nutritivo. Así, para tonificar el cuerpo y beneficiarse de más energía, lo ideal es reemplazar el azúcar matutino por miel. El organismo puede utilizar la energía procedente de este hidrato de carbono a largo plazo. Los deportistas son los más beneficiados en este caso, pues el consumo de este elixir natural ayuda a prevenir la caída rápida del nivel de glucemia. Las personas diabéticas también pueden beneficiarse. Sin embargo, debe evitarse cualquier exceso.
Además, el azúcar favorece la oxidación del etanol a nivel del hígado. La miel es entonces un aliado ideal para las mañanas después de noches de excesos.
Este alimento también actúa sobre los trastornos del sueño. En este sentido, las personas que tienen dificultades para dormir pueden beber una taza de leche caliente con una cucharadita de este elixir por la noche.
La elección de la miel es muy importante para poder disfrutar de todas sus virtudes. Los productos ricos en enzimas, vitaminas y minerales deben ser preferidos para fines terapéuticos. Las sustancias ricas en fructosa también tienden a ser líquidas. El aroma es también un elemento a considerar según los gustos de cada uno.
Además, lo mejor es elegir mercancías procedentes de productores locales. Las que se comercializan en grandes superficies no siempre ofrecen la mejor calidad. Algunas pueden, en efecto, haber sido sometidas a tratamientos como el calentamiento antes de envasarlas. Una buena miel se vende directamente después de su recolección. Lo ideal es también optar por sustancias recogidas en plena madurez. Se distinguen por su alto nivel de concentración.
Este producto de la colmena se conserva en un lugar fresco y protegido de la luz para preservar su riqueza.
La cristalización de este elixir natural no constituye un signo de deterioro. Numerosos factores, incluyendo el frío, contribuyen a provocar este fenómeno. Para fluidificarlo, basta con calentarlo ligeramente, siendo el objetivo ayudar a los cristales a fundirse.
La miel se presenta bajo tres aspectos principales: fluida, espesa y cristalizada. Puede así consumirse de diferentes maneras. El consumo con cucharilla es el más común. Esta opción permite disfrutar de su dulce sabor y de todas sus virtudes.
Esta sustancia dulce puede luego sustituir al azúcar utilizado en bebidas como el té o el café. Su uso puede incluso extenderse a los zumos de frutas y cócteles. También puede servir para untar una rebanada de pan con mantequilla o una tostada en el desayuno. Siempre como aliada de la mañana, puede acompañar cereales o un yogur con frutas frescas.
Como postre, la miel se suele verter sobre requesón o queso fresco para aromatizar ligeramente el plato. También se utiliza para perfumar las compotas de frutas. Por otra parte, se usa como ingrediente en pasteles, tortitas, crepes, gofres, panes, etc. Este producto también puede servir en la preparación de helados, sorbetes y ensaladas de frutas.
En las preparaciones saladas, esta sustancia constituye un componente utilizado en las salsas para carnes. También acompaña al foie gras. Por otro lado, algunas verduras pueden asarse en una mezcla de zumo de limón y esta dulzura. En los crepes de trigo sarraceno, esta última también combina a la perfección con el queso de cabra. Numerosas ensaladas pueden, además, llevar una salsa de miel. Los pollos y pescados incluso pueden macerarse en un adobo a base de este producto de la colmena.
Los niños menores de 24 meses deben evitar consumir miel. En efecto, esta puede provocar una enfermedad neurológica rara, potencialmente mortal, llamada botulismo. Esta afección se manifiesta por dificultades para tragar o hablar, así como debilidad facial y eventualmente parálisis.
Algunas personas también pueden presentar signos de alergia al consumir este producto. Para saber si este es el caso, se recomienda probarlo con agua caliente. Esperar después 48 h y ver si aparecen reacciones anormales. Estas suelen traducirse en secreción nasal u ocular, y picor en la garganta.
La denominación “miel” apareció en la lengua francesa en el siglo X. Proviene del latín mel.
La abeja es un animal que existe en la Tierra desde hace casi 80 millones de años. Durante la Prehistoria, el hombre ya recolectaba el producto de este animal. Este se encontraba especialmente en los troncos de árboles, en pequeñas fosas del suelo o bajo ciertas rocas. La recolección resultó, sin embargo, peligrosa, pero sobre todo, destructiva. En efecto, el proceso casi siempre provocaba la muerte de la colonia o la descolonización de las abejas.
Durante la Antigüedad y la Edad Media, los medios utilizados para la recolección mejoraron. La miel silvestre se consumía así natural, en confitería o se empleaba como remedio en la medicina suave. Numerosas pinturas de la época ilustran, por cierto, esta práctica.
En el siglo XVII, la invención del microscopio ayudó a los investigadores a saber más sobre el fenómeno que permite obtener esta sustancia dulce. Dos siglos más tarde, los investigadores pudieron domesticar a las abejas y dominar el proceso de producción de la miel. Luego, el uso de esta última se extendió a varios campos diferentes. Comenzó a convertirse en un elemento destinado a realizar caramelos, pasteles, bebidas, etc. También se utilizaba mejor en la cocina.
En nuestros días, este elixir natural se ha vuelto bastante común para estar presente en todos los hogares. En Francia, se consume a razón de 45.000 t por año. Los franceses figuran así entre los mayores consumidores de este producto en Europa, con una media de 600 g por habitante cada año.
Sin embargo, la urbanización y el uso masivo de pesticidas representan peligros que pueden provocar la reducción de la población de abejas. Estas últimas constituyen sin embargo el centro de los ecosistemas y de la biodiversidad del planeta. Desempeñan un papel esencial en la preservación del medio ambiente, debido a que participan en la fecundación de las plantas. Por otra parte, una colonia de abejas poliniza aproximadamente cuatro millones de flores cada año. Numerosas acciones están en marcha para proteger a estos insectos. No son solo productores de este elixir natural con numerosos beneficios, sino también pilares sobre los que reposa el futuro de la humanidad.
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