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Malanga

Características de la malanga

  • Nombre: Malanga
  • Reino: Plantae
  • Subreino: Viridaeplantae
  • División:
  • Clase: Equisetopsida
  • Subclase: Magnoliidae
  • Orden: Alismatales
  • Familia: Araceae
  • Subfamilia: Aroideae
  • Género: Xanthosoma
  • Especie: Xanthosoma sagittifolium

Todo sobre el malanga: sus características, composición, beneficios, preparación, origen y precauciones de uso

El malanga designa un género de plantas monocotiledóneas de la familia de las Araceae, el Xanthosoma

Algunas especies de este género se cultivan por sus tubérculos en numerosas regiones tropicales, incluidas las Antillas francesas. 

La más representada por este término es el Xanthosoma sagittifolium.

Esta especie es comúnmente llamada “col caribeña” en las Antillas.

Descripción del malanga

El malanga es un tubérculo alimenticio con piel marrón y pulpa blanca. Esta planta perenne posee un cormus, un tallo subterráneo tuberoso del que emergen tallos secundarios gruesos. Puede alcanzar una altura de 1,5 a 2,5 m. Sus hojas tienen forma de orejas de elefante y miden de 1 a 2 metros de alto. Sus inflorescencias están situadas en la axila de las hojas. Se componen de espádices envueltos en una espata verde blanquecina de 12 a 15 cm de largo. Estos grupos llevan numerosas flores: femeninas en la base y masculinas en la parte superior. Una zona estéril se encuentra en el medio. Algunas de estas plantas pueden o no florecer. Raramente fértiles, producen frutos representados por pequeñas bayas amarillas.

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La corteza se colorea de marrón. La pulpa es firme, ligeramente crujiente, y puede presentar tonalidades blanquecinas, anaranjadas, amarillentas, rosadas o rojizas. Su sabor pronunciado recuerda vagamente al de la avellana, con un ligero toque terroso. Estas características seducen los paladares de las comunidades latinas y africanas.

El Xanthosoma sagittifolium crece tanto en las llanuras como en altitud, en zonas bien regadas. Puede ser cultivado a media sombra o a pleno sol, especialmente en las regiones más frescas. Esta planta prospera en un suelo fresco y bien drenado, con un pH entre 5,5 y 6,5. Su follaje desaparece en invierno para reaparecer en primavera con los primeros calores. Presenta una gran rusticidad. Esta especie puede soportar temperaturas tan bajas como -10°C para la cepa y -2 a -3°C para las partes aéreas.

Este tubérculo se cultiva en todas las regiones tropicales. Desempeña un papel crucial en la seguridad alimentaria de algunos países en desarrollo. Este alimento es la comida básica de aproximadamente 400 millones de personas. Puede reemplazar al taro (Colocasia esculenta) como principal raíz comestible, especialmente en África Occidental.

Composición y valores nutricionales del malanga

El malanga también ofrece una gama interesante de vitaminas y minerales. Entre sus componentes figuran la tiamina, la vitamina C, el hierro y el fósforo.

NutrientesValores nutricionales por 100 g
Energía98 kcal
Carbohidratos0,0236 g
Lípidos0,0004 g
Proteínas0,0014 g
Fibras1,50 mg
Magnesio24 mg
Calcio9 mg
Fósforo51 mg
Cobre0,26 mg
Zinc0,50 mg
Manganeso0,19 mg
Hierro0,98 mg
Provitamina A0,005 mg
Vitamina B10,10 mg
Vitamina B20,04 mg
Vitamina B30,67 mg
Vitamina B50,21 mg
Vitamina B60,24 mg
Vitamina B90,017 mg
Vitamina C5,20 mg

La tiamina o vitamina B1 transforma los carbohidratos en energía. Debe ser aportada por la alimentación, ya que el organismo humano no puede sintetizarla.

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Beneficios del malanga

Este tubérculo es más rico en nutrientes en comparación con la patata clásica. Presenta varios beneficios para la salud:

Poder saciante para un bajo aporte calórico y fuentes de carbohidratos complejos

Esta planta aporta fibras que favorecen la digestión y la sensación de saciedad. Baja en calorías, proporciona carbohidratos complejos esenciales para producir energía para el cuerpo.

Fortalecimiento del sistema inmunológico

Este tubérculo estimula los niveles de energía y contribuye a la salud del cabello y las uñas. Estas propiedades se deben a su contenido en ácido fólico y riboflavina. También es rico en antioxidantes, especialmente en vitamina C y betacaroteno, que refuerzan el sistema inmunológico.

Hipoalergénico

Sin gluten, el malanga se presenta como una excelente alternativa a la harina de trigo para las personas que sufren de alergias alimentarias.

Regulación de la tensión arterial

El potasio contenido en la planta puede ayudar a regular la tensión arterial. Este elemento permite prevenir enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, problemas renales y calambres musculares.

Bajo índice glucémico

Su bajo índice glucémico mantiene la glucemia estable y reduce el almacenamiento excesivo de grasas. Este índice es más bajo que el de la patata tradicional. La planta es, por tanto, una mejor opción para las personas con diabetes.

Criterios de elección del malanga

Imponente, la planta puede alcanzar hasta 2 m de altura. Sus grandes hojas, que pueden medir más de 1 m de largo, son comestibles. Sus tubérculos forman una irregularidad, generalmente de 18 a 25 cm y pesando entre 250 g y 1 kg. Están revestidos de una fina piel cuya textura puede cambiar según las variedades.

Para elegir bien un malanga, opte por tubérculos muy firmes, exentos de mohos y zonas blandas. Es preferible cortarlo en dos durante la compra para evaluar la calidad de la pulpa. Este procedimiento permite especialmente juzgar su grado de jugosidad.

En cuanto a la preservación, esta planta es sensible y pierde rápidamente su sabor característico a avellanas. Puede conservarse algunos días al aire ambiente o en el frigorífico. Sus hojas pueden guardarse varios días en el refrigerador. Se recomienda limpiarlas con un paño húmedo y colocarlas en una bolsa de plástico perforada. También es posible congelar este tubérculo para una protección más larga.

Preparación y consumo del malanga

El malanga se consume comúnmente en las regiones tropicales y subtropicales, especialmente en las Antillas y las colonias hispánicas.

El cormo principal es demasiado fibroso para el consumo humano. Está reservado para la nutrición animal.

Sus hojas pueden prepararse de numerosas maneras similares a las de las espinacas. Sirven de envoltorio a los ingredientes, al igual que las hojas de col que se cocinan al horno. El tubérculo también puede transformarse en harina, lo que lo hace muy digestible y adaptado a la alimentación de los bebés.

Generalmente se consume cocido, ya que su almidón no es digestible. Algunas variedades contienen cristales de oxalato de calcio, una sustancia irritante para el sistema digestivo, que es destruida por la cocción.

El malanga puede cocinarse de diferentes maneras: cocido, rallado, hervido, asado, frito, en puré, como acompañamiento, etc. Aquí hay algunas recetas imprescindibles a base de esta planta.

Acras de calabaza y malanga

Para elaborar esta receta, comience por pelar, lavar y rallar finamente las verduras. Luego, pique ramas de cebollino, perejil, ajo y pimiento. Reúna el conjunto de estos ingredientes en un bol y mezcle vigorosamente. Incorpore la harina y la levadura, luego sazone la preparación con tomillo, sal y pimienta. Para la cocción, fría los acras en un baño de aceite caliente ayudándose con dos cucharas. Una vez cocidos, escúrralos sobre papel absorbente y disfrútelos de inmediato.

Puré de malanga

Para confeccionar este puré, comience por pelar los malangas, luego córtelos en cubos. Enjuáguelos cuidadosamente, luego colóquelos en una cacerola. Cúbralos con agua fría y añada una pizca de sal gruesa. Cocine los trozos a fuego fuerte durante aproximadamente 20 min.

Cuando los trozos estén cocidos, séquelos. Use un batidor para aplastarlos, creando así una textura de puré espumoso. Puede trabajar la pulpa de las verduras añadiendo mantequilla fría. Finalmente, rectifique el condimento según sus preferencias para obtener un delicioso puré listo para ser degustado.

Poi

En Polinesia y Hawái, el poi se prepara a partir de la raíz cruda, pelada y triturada para formar un líquido homogéneo. Luego este se filtra a través de filtros, el último de los cuales tiene aberturas de 0,5 mm de diámetro. El producto obtenido se embotella para el comercio o se conserva a temperatura ambiente para una fermentación láctica.

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Historia y orígenes del malanga

El malanga posee un área de distribución original en América del Sur, principalmente en el norte de la cuenca amazónica. Cubre regiones como el norte de Brasil, Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela. Fue introducido desde hace mucho tiempo en América Central y las Antillas.

Cuando los europeos exploraron América, esta planta se cultivaba desde el sur de México hasta Bolivia. Su cultivo se intensificó en las Antillas. Su implantación en África se remonta al período de la trata de esclavos en los siglos XVII y XVIII. Allí se convirtió en un alimento de subsistencia.

En Martinica, el Viernes Santo es un día tradicional donde se evita el consumo de carne. Una costumbre familiar común consiste en preparar acras de verduras a base de malanga, de calabaza o de zanahorias.

El Xanthosoma encuentra su origen en el griego antiguo: xanthos que significa amarillo y soma o cuerpo. Esta denominación hace referencia a los estigmas o a los tejidos internos de color amarillo. El epíteto sagittifolium es un adjetivo del latín botánico formado a partir de dos raíces latinas. Se relacionan con la forma de las hojas: saggita o flecha y folia u hoja.

En diversas regiones del mundo, la planta es designada por nombres vernáculos variados.

PaísDenominaciones
CamerúnMacabo
Santo Tomé y PríncipeMatabala
ColombiaBore
Costa RicaTiquizque, macal
MéxicoMafafa
NicaraguaQuequisque
PanamáOtoy
Brasil, HaitíNampi, malanga
TongaTalo futuna
Antillas francesasChou caraïbe
La ReuniónSonge fleur, tannia, yautia
Australes, Polinesia francesaTaruä, Taro raroto’a, taguä

La especie fue descrita por primera vez por Linneo bajo el nombre de Arum sagittifolium en 1753 en Species plantarum. Posteriormente, en 1832, el botánico austriaco Heinrich Wilhelm Schott la reclasificó en el género Xanthosoma.

Precauciones de uso del malanga

En general, el malanga es un alimento sano, pero la moderación es esencial. No debería servir como único menú base de una alimentación. Debe integrarlo en el marco de una alimentación equilibrada y variada.

Los tubérculos cocidos son generalmente seguros para ingerir y presentan pocos riesgos conocidos para los adultos y los niños. Incluso pueden ser introducidos en la nutrición de los lactantes durante la diversificación alimentaria. Sin embargo, el contenido en potasio impone cierta prudencia a las personas que siguen un régimen específico.

Debe ser evitado por las personas que sufren de hiperpotasemia o problemas renales. La sobrecarga de potasio puede, en efecto, provocar una ralentización de la frecuencia cardíaca, debilidad e irregularidades cardíacas.

Las hojas y los cormos contienen cristales de oxalato de calcio, que pueden irritar las mucosas.

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