
Características del kéfir
- Nombre: Kéfir
- Reino: Plantae
- Subreino: –
- División: Firmicutes
- Clase: Bacilli
- Subclase: –
- Orden: Lactobacillales
- Familia: Lactobacillaceae
- Subfamilia: –
- Género: Lactobacillus
- Especie: –
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El kéfir es un remedio natural ancestral de origen caucásico, que está volviendo a despertar interés.
Esta bebida posee varias virtudes para la salud.
Rico en probióticos, proteínas lácteas, aminoácidos, vitaminas, carbohidratos y minerales, es un excelente aliado para el organismo.
El kéfir, también llamado “hongo tibetano”, es una bebida a base de leche o zumo de frutas azucarado fermentado con granos de kéfir. Se trata de una levadura compuesta principalmente por levaduras y lactobacilos.
Este alimento contiene una pequeña cantidad de alcohol (0,5%). Esta tasa puede variar en función del modo de preparación y de la duración de la fermentación. Cuando esta última dura más de tres o cuatro días, el producto se vuelve demasiado ácido para ser consumido, y se utiliza como conservante natural.
El kéfir de leche, similar a un yogur bebible, es untuoso y cremoso, mientras que el kéfir de agua o de frutas es burbujeante y refrescante.
El hongo tibetano es una excelente fuente de proteínas, calcio, así como de carbohidratos. Sus múltiples virtudes para la salud provienen especialmente de los lactobacilos y las levaduras que lo componen. El aporte calórico de 100 g de kéfir está entre 35 y 50 kcal de media.
Contenido medio por 100 g | |
Proteínas | 3,19 g |
Lípidos Ácidos grasos saturados Ácidos grasos monoinsaturados Ácidos grasos poliinsaturados | 3,6 g 2,33 g 0,97 g 0,1 g |
Carbohidratos | 4,5 g |
Fibras alimentarias | 0 g |
Alcohol | 0 g |
Cloruro de sodio | 0,12 g |
Ácidos orgánicos | – |
Polioles | 0 g |
Contenido medio por 100 g | |
Sodio | 49 mg |
Potasio | 155 mg |
Fósforo | 95 mg |
Zinc | 0,44 mg |
Manganeso | 0,009 mg |
Magnesio | 12,7 mg |
Calcio | 127 mg |
Cobre | 0,01 mg |
Hierro | 0,05 mg |
Selenio | 0,0013 mg |
Yodo | 0,0243 mg |
Cloro | – |
Contenido medio por 100 g | |
Vitamina C | 0,3 mg |
Vitamina B12 | 0,00018 mg |
Vitamina B9 | 0,021 mg |
Vitamina B6 | 0,038 mg |
Vitamina B5 | 0,31 mg |
Vitamina B3 | 0,087 mg |
Vitamina B2 | 0,2 mg |
Vitamina B1 | 0,045 mg |
Vitamina K | 0 mg |
Vitamina E | 0,092 mg |
Vitamina D | 0,0001 mg |
Vitamina A | 0,0306 mg |
El kéfir tiene innumerables efectos beneficiosos bien conocidos para la salud.
El buen funcionamiento de los intestinos está estimulado por microorganismos llamados “probióticos”. Gracias a ellos, el kéfir permite aliviar los síntomas del síndrome del intestino irritable. Su consumo en forma de cura también ayuda a la prevención de la gastroenteritis y las diarreas durante un tratamiento con antibióticos.
Consumir el hongo tibetano durante 10 a 15 días es una excelente alternativa para favorecer el confort digestivo. Su consumo diario facilita la digestión mientras modera el estreñimiento y la hinchazón.
Durante los períodos invernales o epidémicos, las personas sensibles pueden recurrir al kéfir de leche para reconstruir o fortalecer su flora intestinal.
La enfermedad que afecta a los huesos, caracterizada por una degradación de la densidad ósea, se llama “osteoporosis”. Afecta frecuentemente a las personas mayores y las expone a un mayor riesgo de fractura. Para prevenir los riesgos de esta patología generalizada, se recomienda consumir al menos tres porciones de leche como el kéfir.
Los fermentos lácticos de este alimento refuerzan las defensas naturales y ayudan al organismo a luchar contra las bacterias que hacen estragos durante los períodos invernales. Es evidente que esta bebida no permite tratar todas las enfermedades. Sin embargo, para protegerse de las infecciones intestinales, consumir kéfir de leche y cítricos diariamente es aconsejable para un mejor aporte de vitamina C.
Los probióticos presentes en este remedio contribuyen a la pérdida de peso favoreciendo la eliminación. Saciante y poco calórico, este producto a base de frutas azucaradas proporciona vitaminas que permiten mantenerse en forma durante la dieta.
El kéfir de agua o de leche está especialmente indicado en el tratamiento de la psoriasis, el acné o el eczema. Incluso si no tienes problemas dermatológicos, es excelente para mantener el equilibrio de la piel.
El ácido fólico está presente naturalmente en las verduras verdes y la carne. Esta vitamina B disminuye el riesgo de anemia en las personas mayores y se recomienda a las mujeres que desean quedarse embarazadas. Como el kéfir lo contiene, su consumo permite mantenerse en buena salud durante todo el año.
Los buenos granos de kéfir deben ser de color blanco o translúcido y tener un olor neutro. Estas pequeñas bolas similares a una coliflor tienen una textura no viscosa. Si no es el caso, el producto es de mala calidad.
Es más prudente comprar granos de kéfir a particulares o amigos para asegurarse de su frescura. Algunas personas los donan. También puedes encontrarlos en tiendas especializadas bio o en línea. Dicho esto, asegúrate de priorizar los productos de calidad. El kéfir ya preparado también está disponible en la sección refrigerada.
Esta bebida puede aromatizarse según los deseos y gustos.
Para esta preparación, toma un recipiente de vidrio de 1,5 litros y añade aproximadamente 30 g de granos a 1 l de leche. Cubre con un paño y deja reposar a temperatura ambiente durante 24 a 48 h. Luego filtra los granos y guárdalos en el refrigerador en leche.
Pon 70 g de granos y 1 l de agua mineral o no clorada en un recipiente de vidrio de 1,5 l. Añade dos cucharadas de azúcar de caña, dos higos secos, así como algunas rodajas de medio limón. Cubre y deja reposar durante 24 a 48 h a temperatura ambiente. Con un colador de plástico, filtra la bebida y guarda los granos en el refrigerador en agua azucarada.
El kéfir de leche o de frutas azucaradas se consume como un yogur o un zumo de frutas.
El término kéfir proviene de la palabra turca “köpür”, que se traduce al español como “crema de leche”.
Las tribus nómadas del Cáucaso fueron las primeras en consumir esta bebida fermentada. La leche de sus vacas, ovejas o cabras se conservaba por fermentación con granos de kéfir en pieles de cuero. Para producir continuamente el hongo tibetano, iban añadiendo la leche poco a poco. Las generaciones se han transmitido esta práctica y han conservado los secretos de fabricación, para preservar los poderes del kéfir.
En el siglo XIV, Rusia envió un espía para descubrir las recetas de la bebida, con el fin de desarrollarla. Servía principalmente para tratar a los enfermos de los sanatorios. A principios del siglo XX, Elie Metchnikoff, microbiólogo y premio Nobel ruso, se interesó por sus efectos beneficiosos sobre la flora intestinal y el sistema digestivo.
El kéfir fue vendido al gran público en los años 30. Después fue producido en todo el mundo. Por cierto, según las regiones, posee diferentes denominaciones: granos del Profeta, hongo tibetano, tara, loto de las nieves, talai, kewra o glodium.
Esta bebida se ha vuelto popular gracias a sus numerosos beneficios como la prolongación de la esperanza de vida.
Las personas intolerantes a la lactosa y diabéticas deben consumir el kéfir de leche con precaución. Sin embargo, está formalmente contraindicado en:
Al estar fermentada, esta bebida contiene una pequeña cantidad de alcohol. Se recomienda consultar la opinión de un profesional de la salud antes de cualquier uso.
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