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Feta

Características de la Feta

  • Nombre: Feta
  • Reino: Animalia
  • Subreino:
  • División:
  • Clase: Mammalia
  • Subclase:
  • Orden: Artiodactyla
  • Suborden:
  • Familia: Bovidae
  • Subfamilia: Caprinae
  • Género: Ovis
  • Especie: Ovis aries

Todo lo que debes saber sobre el feta: características, composición, nutrientes, beneficios, preparación y origen

El feta forma parte de los quesos populares preparados a partir de leche de oveja. Presenta una pasta fresca y se caracteriza por una textura desmenuzable y húmeda. Más digestible comparado con los productos derivados de la leche de vaca, también ofrece una gran diversidad de nutrientes.

Fabricación y descripción del feta

Elaborado a partir de leche cruda de oveja, el feta es un queso griego clasificado como DOP (Denominación de Origen Protegida). Este ingrediente puede utilizarse solo o mezclado con leche de cabra. La incorporación de esta última está estrictamente limitada a un máximo del 30%. Además, los animales mencionados anteriormente deben haber sido criados en el país indicado, siguiendo métodos tradicionales. Asimismo, son obligatoriamente alimentados en pastos locales.

Para preparar este queso, la leche se calienta hasta 30-35°C, luego se sala y se cuaja utilizando cultivos ácidos. Una vez coagulada, se corta en cubos antes de escurrirla y colocarla en moldes. Esta etapa dura 24 horas. El producto obtenido sufre una primera maduración en salmuera (3 a 8%). Para ello, se coloca en barriles de plástico o madera durante 10 a 15 días. La temperatura ambiente está entre 16 y 18°C. La segunda maduración dura, como mínimo, dos meses y se realiza a una temperatura entre 2 y 4°C.

El feta es un queso de color blanco. Su pasta no tiene corteza y presenta pocos o ningún agujero. Su textura puede variar de blanda a semi-dura, dependiendo de la maduración. En el segundo caso, su sabor es más fuerte y picante.

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Composición del feta y sus valores nutricionales

La composición de este producto a base de leche de oveja ha sido analizada a partir de una porción de 100 g. Sin embargo, la cantidad recomendada es de 40 g.

ComponentesCantidad por 100 g% de las ingestas diarias recomendadas
Energía273 kcal o 1.143 kJ
Proteínas14,8 g
Lípidos
– De los cuales ácidos grasos saturados
– Omega-9 (ácido oleico)
– Omega-6 (ácido linoleico)
– Omega-3 (ácido alfa-linolénico)
– Colesterol
22,8 g
14,3 g
4,27 g
0,6 g
0,3 g
0,0603 g
Carbohidratos
– De los cuales azúcares
2,5 g
<0,25 g
Sal2,59 g
Vitaminas
Vitamina B12 – cobalamina0,00077 mg30,8 %
Vitamina A0,179 mg22,38 %
Vitamina B2 – riboflavina0,29 mg20,71 %
Vitamina B6 – piridoxina0,07 mg19,29 %
Vitamina B9 – ácido fólico0,0295 mg14,75 %
Vitamina D – ergocalciferol, colecalciferol0,0005 mg10 %
Vitamina B1 – tiamina0,055 mg5 %
Vitamina B5 – ácido pantoténico0,27 mg4,5 %
Vitamina E – tocoferoles, tocotrienoles0,37 mg3,08 %
Vitamina B3 – niacina0,19 mg1,19 %
Vitamina C – ácido ascórbicoTrazas
Minerales y oligoelementos
Cloro – Cl1580 mg197,5 %
Yodo – I0,08 mg53 %
Sodio – Na1040 mg52 %
Calcio – Ca318 mg39,75 %
Fósforo – P207 mg29,57 %
Zinc – Zn1,03 mg10,3 %
Magnesio – Mg18,3 mg4,88 %
Potasio – K95 mg4,75 %
Hierro – Fe0,2 mg1,43 %
Cobre – Cu< 0,1 mg< 10 %

El feta es relativamente bajo en lípidos. Proporciona proteínas de calidad y sobre todo numerosos aminoácidos esenciales. Los minerales dominantes son el cloro, el sodio y el yodo. Este queso constituye también una buena fuente de calcio. Este último es fácilmente asimilado por el organismo. El fósforo también está disponible en cantidad apreciable.

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Beneficios del feta

El consumo de feta, en proporción razonable, permite aprovechar sus diferentes beneficios para la salud. Debido a los nutrientes que contiene, la integración de esta especialidad quesera en la alimentación permite apoyar diferentes funciones del organismo.

Constituye una fuente de calcio no despreciable

El equilibrio fosfocálcico se respeta gracias a la importante cantidad de calcio aportada por 100 g de feta. Este alimento es así recomendado para niños y personas mayores para favorecer la salud ósea y dental. Esta propiedad se refuerza por las de las proteínas contenidas en este queso. Además, este mineral participa en la contracción muscular y en la conducción del impulso nervioso.

La asociación del calcio y las proteínas contribuye a un mejor control de la glucemia. Esto permite disminuir los riesgos de diabetes y otras afecciones asociadas con niveles elevados de azúcar en sangre.

Favorece la salud intestinal

El feta contiene probióticos que refuerzan la acción de la flora intestinal. Entre las bacterias útiles, se destaca el Lactobacillus plantarum. Estos microorganismos tienen la ventaja de tolerar pH ácidos. Por lo tanto, son capaces de atravesar el estómago antes de llegar al intestino.

Contribuye a la reducción de grasas corporales

Este queso de leche de oveja contiene ácido linoleico conjugado en gran cantidad. Según estudios realizados, esta molécula interviene en la reducción del nivel de grasa corporal. Además, ayuda a incrementar la masa magra.

Elección y conservación del feta

El feta se envasa en un tarro con aceite aromatizado. También puede presentarse en lonchas envasadas. Para asegurarse de beneficiarse de un producto auténtico, se deben privilegiar los etiquetados como DOP. No contienen aditivos ni conservantes. Además, son fabricados siguiendo los procedimientos aprobados por la etiqueta en Grecia. La leche utilizada procede de ovejas o cabras de razas locales. Sin embargo, existen variantes preparadas a partir de leche de vaca. A menudo son amarillentas. Los productos procedentes de otros países se etiquetan como “tipo feta”.

Este queso se conserva en frío. Puede guardarse así dentro del límite de la fecha de caducidad indicada. Sin embargo, una vez abierto el envase, debe consumirse en los tres días siguientes.

Preparación y consumo del feta

El feta puede incorporarse a diferentes tipos de platos. Se aprecia especialmente en la famosa ensalada griega, a la vez fresca y nutritiva. Esta es una mezcla de vegetales crudos y un chorrito de aceite de oliva. Esta especialidad quesera también se come cocinada, con verduras como las berenjenas, los calabacines y los tomates. También puede servirse como postre. Su sabor combina bien con el de la miel.

Precauciones y contraindicaciones del feta

Aunque este queso de leche de oveja proporciona diferentes virtudes, debe consumirse con precaución. Debido a algunos de sus componentes, puede tener consecuencias negativas para la salud.

En caso de embarazo

El feta se elabora a partir de leche no pasteurizada. Por lo tanto, puede contener bacterias, especialmente la Listeria monocytogenes. Este microorganismo patógeno provoca síntomas pseudogripales. Su intensidad puede ser leve en adultos. Sin embargo, es tóxico para los bebés. Por consiguiente, el consumo de este producto lácteo de pasta fresca está contraindicado durante el embarazo. Esta precaución es válida para todos los tipos de quesos no pasteurizados.

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Efecto sobre la presión arterial

Es importante considerar el contenido de sodio en cada porción de esta especialidad griega para evitar excesos. De lo contrario, se expone a un aumento de la presión arterial. Esta última puede luego inducir enfermedades cardíacas, e incluso accidentes cerebrovasculares (ACV).

Interacciones medicamentosas

La tiramina es una sustancia que se encuentra en la mayoría de los productos fermentados como este tipo de queso. Puede interactuar con medicamentos a base de inhibidores de la monoamina oxidasa. A menudo se prescriben en caso de enfermedad de Parkinson o depresión. Esta interacción puede provocar un aumento de la presión arterial, dolores de cabeza intensos y palpitaciones.

Historia y orígenes del feta

El feta es un alimento típico de la gastronomía griega. De acuerdo con los documentos encontrados, ya se fabricaba en el siglo VIII a.C. Incluso se menciona en la Odisea de Homero. Durante el Imperio bizantino, este queso era más conocido con el nombre de prósphatos. Esta palabra se traduce como “fresco”. La receta de esa época es la misma que se utiliza actualmente.

La denominación “feta” fue creada en Grecia desde el 11 de enero de 1994. Luego fue protegida a partir del 12 de junio de 1996. Sin embargo, este mismo término se emplea en diferentes países europeos como Francia, Alemania y Dinamarca para designar quesos similares. Debido a esto, la denominación se vuelve genérica y no satisface las exigencias para la obtención de la DOP. Esta última fue anulada en 1999. Desde entonces, el uso de esta denominación es libre en toda Europa, excepto en Grecia y Austria.

En 2002, la Unión Europea decide (re)calificar este queso griego como DOP. En efecto, las leches procedentes de ovejas y cabras criadas en Grecia son las únicas que pueden dar las propiedades gustativas de esta especialidad quesera. Las variantes similares deberán así etiquetarse como “queso tipo feta”.

Grecia posee el 57,5% de la producción intracomunitaria de este reputado queso. Esto equivale al 28,5% de la producción mundial. Otros países aseguran la fabricación y distribución de este alimento: Canadá, Australia y Estados Unidos. Desde el punto de vista del consumo, los griegos están en primera posición con 10,5 kg de feta por persona y año. En otros países europeos, la cantidad registrada es de 0,1 kg por persona.

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