Cigala

Características de la cigala

  • Nombre: Cigala
  • Reino: Animalia
  • Subreino:
  • Filo: Arthropoda
  • Clase: Malacostraca
  • Subclase: Eumalacostraca
  • Orden: Decapoda
  • Suborden: Pleocyemata
  • Familia: Nephropidae
  • Subfamilia: Nephropinae
  • Género: Nephrops
  • Especie: Nephrops norvegicus

Todo sobre la cigala: sus características, composición, beneficios, preparación e historia

La cigala es un crustáceo conocido por su sabor y sus beneficios para la salud. Degustada sola o como acompañamiento de platos, constituye un alimento rico en minerales y vitaminas. Ayuda a mantener un buen equilibrio en el organismo gracias a sus propiedades nutricionales.

Descripción de la cigala

También conocida como “scampi” en italiano, la cigala común, comúnmente llamada “cigala”, es la única especie del género Nephrops. Posee una morfología variable según el sexo del animal. El cuerpo de los machos mide 13,3 cm de longitud frente a 10,8 cm para las hembras. El tamaño de su cola varía de 5,5 cm a 7 cm. Sin embargo, se han observado ejemplares que miden entre 25 y 40 cm.

Por otra parte, el tamaño reglamentario de los productos procedentes de la pesca francesa es de 9 cm mínimo. No obstante, este parámetro varía en función de las zonas y regiones. En general, las cigalas que miden entre 7 y 8,5 cm son aceptadas en Europa. Su número por kilogramo depende así de su longitud. Se cuentan, por ejemplo, más de cuarenta para las de muy pequeño tamaño. Para las más grandes, son diez como máximo, frente a una decena a cuarenta para los especímenes de tamaño medio.

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Tiempo de vida

El peso en la edad adulta de las cigalas depende de varios factores, entre ellos las condiciones de vida y el entorno en los que han sido criadas. La especie alcanza su madurez sexual a los dos años y la incubación de los huevos dura ocho meses. Este crustáceo puede vivir hasta ocho años, incluso nueve. Para las más grandes, la longevidad puede prolongarse hasta 15 o 20 años.

Fisiología de la cigala

La cigala se encuentra cerca de las plataformas continentales, entre 15 y 800 m de profundidad, en fondos arenoso-fangosos. Su cuerpo está dividido en dos partes, el abdomen, donde están presentes los apéndices, y el cefalotórax. En la parte media, un surco cervical separa el tórax posterior de la cabeza. Esta última contiene ojos pedunculados, la boca y cinco pares de apéndices. Dos de ellos tienen funciones sensoriales, a saber, las anténulas y las antenas. Los otros tres son órganos masticadores: las mandíbulas, las maxílulas y las maxilas. Un caparazón, cuyo color puede ir del rosa claro al naranja, cubre el tórax del animal.

Composición y valores nutricionales de la cigala

La cigala es un alimento de calidad. Aporta al organismo nutrientes esenciales para su buen funcionamiento. Una porción de 100 g proporciona 89,8 kcal de energía y 76,5 g de agua. Además de estos valores, este crustáceo también contiene lípidos, carbohidratos y sobre todo proteínas. El contenido de estos elementos es respectivamente de 0,8 g, 1,5 g y 19,1 g para esta misma cantidad. La carne de este animal también contiene vitaminas y minerales.

Vitaminas

Las principales vitaminas presentes en la cigala se agrupan en la siguiente tabla.

VitaminasCantidad por 100 gPorcentaje de las ingestas diarias recomendadas
Vitamina C3 mg3 %
Vitamina B1 o tiamina0,13 mg12 %
Vitamina B3 o niacina2 mg13 %
Vitamina B60,21 mg13 %
Vitamina E o tocoferol1,5 mg17 %
Vitamina B5 o ácido pantoténico1,5 mg30 %

Este artrópodo también contiene ácido fólico (0,017 mg), cobalamina (0,0009 mg) y riboflavina (0,01 mg). Su proporción en 100 g de producto es baja, pero estos elementos representan cada uno respectivamente el 5 %, 23 % y 1 % de los aportes necesarios por día.

Minerales

Los principales minerales contenidos en la cigala se resumen en la siguiente tabla.

MineralesCantidad por 100 gPorcentaje de las ingestas diarias recomendadas
Potasio505 mg14 %
Sodio287 mg19 %
Fósforo144 mg26 %
Magnesio43,3 mg14 %
Calcio41,5 mg4 %
Zinc3,4 mg31 %
Hierro2,92 mg27 %
Cobre0,55 mg37 %
Manganeso0,07 mg

Este crustáceo también contiene selenio, del orden de 0,055 mg, representando el 79 % de las necesidades diarias de una persona adulta. También está compuesto de yodo, en la cantidad de 0,141 mg, lo que equivale al 94 % de los aportes recomendados por día.

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Beneficios de la cigala

Los numerosos nutrientes aportados por la cigala la convierten en un alimento muy apreciado, especialmente por sus beneficios para la salud.

Prevención contra las carencias de hierro

El Nephrops norvegicus es una fuente natural de hierro, un elemento nutritivo esencial para el buen funcionamiento del organismo. Juega un papel importante en el transporte del oxígeno en la sangre y contribuye a la síntesis de glóbulos rojos. Así, el consumo de este crustáceo ayuda a prevenir la anemia ferropénica.

Optimización de los mecanismos de regulación tiroidea

El yodo, mayoritariamente presente en la cigala, interviene en la optimización de las funciones tiroideas. Este participa en la elaboración de hormonas tiroideas, conduciendo así a una mejor regulación de varios mecanismos, entre ellos el crecimiento de los niños.

Mantenimiento de la masa muscular y producción de hormonas proteicas

La cigala aporta una cantidad no despreciable de proteínas, nutrientes que permiten sentirse saciado rápidamente y facilitan el anabolismo muscular. Su consumo favorece el desarrollo y mantenimiento de la masa muscular.

Estas proteínas contribuyen a la síntesis de hormonas de origen proteico como la insulina. Esta última interviene en la regulación de la glucemia. Así, la integración de este crustáceo en la alimentación permite reducir los riesgos de diabetes y aumentar la producción de inmunoglobulinas.

Efectos antioxidantes

El selenio encontrado en la cigala ayuda a luchar contra el envejecimiento celular. En efecto, este elemento juega un papel crucial en el proceso antioxidante y en las funciones tiroideas. Los radicales libres y los daños que causan a nivel de las células son así limitados. El riesgo de desarrollar enfermedades de civilización como la diabetes tipo 2, los accidentes cardiovasculares y la degeneración relacionada con la edad también se reduce. La tasa de colesterol malo, por ejemplo, disminuye, mientras que los problemas de circulación sanguínea se atenúan.

Refuerzo de las defensas inmunitarias

Como la cigala es rica en zinc, su consumo permite sostener las defensas naturales del organismo.

Mantenimiento de una buena salud ósea

El fósforo contenido en este crustáceo juega un papel preponderante en la mineralización de los huesos. De igual manera, interviene en varias actividades enzimáticas. Por otra parte, este elemento es esencial para el buen funcionamiento de varios mecanismos fisiológicos del cuerpo.

Estimulación del sistema digestivo y mejora del bienestar psicológico

La combinación de los nutrientes de la cigala le confiere varias propiedades que permiten mantener una buena salud global. En efecto, estas moléculas ayudan a estimular las funciones del sistema digestivo. Actúan contra los dolores musculares y articulares causados por la artritis y la artrosis. De igual manera, participa en la mejora de la salud cerebral y del bienestar actuando sobre los trastornos del humor, por ejemplo.

Criterios de elección de cigala

Las cigalas, como la mayoría de los mariscos, son mejores cuando están frescas. Deben estar bien firmes, rígidas y tener un olor marino, criterios que atestiguan su buena calidad. Si están blandas, pegajosas, desprovistas de cabeza y presentan manchas negras, se recomienda no comprarlas. De igual manera, hay que evitar aquellas que desprendan un olor a amoníaco.

Sin embargo, es posible optar por cigalas congeladas, sobre todo fuera de la temporada de pesca, que se desarrolla principalmente en primavera, a veces hasta el verano. En los supermercados o en la pescadería, se ofrecen cocidas. No obstante, para una mejor experiencia culinaria, pero también para disfrutar de su sabor, se aconseja optar por productos frescos. Consumirlas en las 12 horas siguientes a su adquisición permite mantener su calidad gustativa.

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Modos de preparación y consumo de la cigala

La cigala se cocina de diversas maneras. Puede, por ejemplo, ser degustada cruda, cocida o incluso a la parrilla. De igual forma, puede servirse como acompañamiento. También es posible consumirla sola, sin añadir otros ingredientes. Tiene especialmente la opción de flamearla con coñac o whisky. También puede cocinarla en carpaccio y espolvorear todo con ralladura de limón para obtener más sabores. Por otra parte, este crustáceo puede cocinarse en el horno después de haber sido sazonado con especias y unas gotas de aceite de oliva. Además, es posible utilizarla para hacer risotto. También representa uno de los ingredientes de la paella, un plato de origen español, que incluye entre otros arroz cocinado con mariscos.

Cocción al vapor

La cigala puede ser únicamente cocinada al vapor y degustada con mayonesa. Para ello, basta con hervirla en agua salada que contenga algunos aromas, entre ellos tomillo, clavos, apio, algas o simplemente cebollas. Una vez terminada la cocción, que dura entre tres y siete minutos, puede retirarse y pasarse bajo agua fría. Solo queda servir y degustar.

Cocción en sartén

La cigala también se cocina en sartén. Realza el sabor de la pasta, y puede prepararse con chalotas, guisantes, crema fresca o incluso pistachos. De igual forma, es posible saltearla con mantequilla y ajo, o con un poco de aceite de oliva para obtener más sabor. La cabeza y el caparazón pueden retirarse, al igual que las tripas y la cola. Sin embargo, estas partes pueden conservarse para preparar salsas.

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Posibles reacciones alérgicas asociadas al consumo de cigala

La cigala puede provocar reacciones excesivas del organismo en personas intolerantes, especialmente en niños. El yodo, por ejemplo, es susceptible de provocar un trastorno tiroideo. Así, para evitar cualquier complicación, conviene consultar a un profesional de la salud antes de consumir este crustáceo. Además, hay que asegurarse de que la cocción se efectúe correctamente, particularmente para mujeres embarazadas y personas inmunodeprimidas.

Historia y origen de la cigala

La cigala es originaria de Noruega. Sin embargo, se encuentra en numerosas regiones del mundo, entre ellas el Mediterráneo, el Atlántico Centro-Este y el Atlántico Noreste. Desde tiempos inmemoriales, es apreciada por su sabor. Los griegos, por ejemplo, la consumían con miel y menta.

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