
Características de la burrata
- Nombre: Burrata
- Reino: Animalia
- Subreino: –
- División: –
- Clase: Mammalia
- Subclase: –
- Orden: Artiodactyla
- Suborden: –
- Familia: Bovidae
- Subfamilia: Bovinae
- Género: Bos
- Especie: Bos taurus
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El nombre “burrata” hace referencia a un queso tradicional hilado de origen italiano. Antiguamente elaborado con leche de búfala, este alimento hoy en día se produce a partir de leche de vaca. Rica en lípidos y colesterol, este alimento se caracteriza por la presencia de nutrientes esenciales para el organismo en su composición.
La burrata, queso de pasta fresca hilada, forma parte de la misma familia que la mozzarella. En los últimos años, ha ganado popularidad, encontrándose ahora en una amplia gama de puntos de venta, desde tiendas gourmet italianas hasta estantes de supermercados. Sin embargo, su precio puede variar considerablemente. Una diferencia de precio que se explica por puntos específicos.
La primera razón reside en la elección de las materias primas. Aunque cada vez es más rara, la burrata de leche de búfala sigue disponible en el mercado. También se encuentran variedades de leche de vaca, o incluso una mezcla de ambas. Sin embargo, la de leche de vaca sigue siendo la más común. Este queso de calidad se caracteriza por su corazón untuoso y generosamente relleno de nata. La elección de la nata, su calidad y su proporción en el producto final influyen directamente en el coste de producción. Después de la preparación, la burrata puede envolverse en una hoja de junco verde que le aporta un sabor específico. Sin embargo, por razones económicas, algunos fabricantes optan por el plástico.
La alimentación del bovino del que proviene este alimento juega un papel esencial en el aporte de sabor relacionado con la leche. El hecho de que se alimente en el exterior, que coma hierba o no, influye en el sabor del queso. Las mejores piezas se conservan en agua salada o suero de leche.
La diversidad de sabores de la burrata reside en su contexto de producción. Aunque se produce principalmente en Italia, solo la Indicación Geográfica Protegida (IGP) de la “burrata di Andria” garantiza unas especificaciones específicas. Para reducir los costes de fabricación, los fabricantes industriales mecanizan tantas etapas como sea posible. Los artesanos, por su parte, continúan realizando todo el proceso a mano y según una técnica que ha demostrado su eficacia a lo largo de la historia.
La burrata es uno de esos quesos que se caracterizan por su particularidad calórica. Por lo tanto, tiene un buen contenido de lípidos. Sin embargo, en su composición, también se encuentran otros macronutrientes y varios micronutrientes.
Así, en una cantidad de 100 g, esto es lo que encontramos en este queso de leche de vaca:
Nutrientes | Contenido |
Sal | 0,5 g |
Lípidos | 21,1 g |
Carbohidratos | 1,34 g |
Proteínas | 12 g |
Agua | 75,8 |
Calorías | 246 kcal |
Hay que tener en cuenta que la porción recomendada para una persona es de 30 a 40 g.
La burrata, una combinación de mozzarella y nata, es un queso particularmente nutritivo. Aunque es calórico, contiene elementos nutricionales significativos.
Este alimento a base de leche de vaca se distingue por su apreciable contenido de proteínas de alta calidad. De hecho, contiene todos los aminoácidos esenciales en proporciones equilibradas. Estos componentes fundamentales, en número de 20, de los cuales nueve se califican como “esenciales”, son aportados exclusivamente por la alimentación. Desempeñan un papel crucial en diversas funciones vitales. Por ejemplo, es posible citar la formación de hemoglobina, la regulación de la insulina y la producción de inmunoglobulinas. Su papel también es crucial en la actividad enzimática del organismo. Además, son importantes para el crecimiento muscular y el mantenimiento de la masa magra. Así, la burrata resulta ser una fuente de proteínas indispensables, especialmente para niños, adolescentes y personas mayores.
El calcio y el fósforo son los pilares de la mineralización ósea y dental. Este queso no se queda atrás en cuanto a la presencia de estos elementos cruciales en su composición. Su alto contenido de fósforo favorece una óptima absorción del calcio. Además de su papel en la mineralización, éste interviene también en la transmisión del impulso nervioso y en la contracción muscular. El fósforo, por su parte, está asociado al oxígeno. Éste constituye, por lo tanto, un componente principal de la molécula de ATP (Adenosín trifosfato), proporcionando la energía necesaria a las células del cuerpo.
La burrata contiene una cantidad no despreciable de colesterol que no debemos demonizar a ciegas. Este lípido juega efectivamente un papel esencial en la síntesis de hormonas esteroides. También constituye un componente principal de la membrana celular. Sin embargo, conviene señalar que un consumo excesivo a menudo está asociado con problemas cardiovasculares.
La burrata es un queso particularmente rico, caracterizado por su notable contenido de colesterol y ácidos grasos saturados. Los efectos nocivos sobre la salud de estos últimos están bien documentados. Por lo tanto, es esencial respetar las cantidades recomendadas y la frecuencia de consumo aconsejada.
Al igual que con la mozzarella, hay quesos que son buenos y otros menos apreciables. Para un neófito, no siempre es fácil distinguir una burrata digna de este nombre. Por lo tanto, hay que considerar algunos criterios para hacer la elección correcta.
Se recomienda privilegiar los productos artesanales y no dudar en preguntar al quesero sobre su origen. El queso de leche de vaca procedente de Apulia es el preferido.
También es esencial verificar si el queso tiene cierta consistencia. Debe ser relativamente pesado y un poco firme en el exterior. Al abrirlo, el interior debe mostrar un blanco brillante, recordando el color de la leche, sin ningún tono amarillento que delataría una falta de frescura. Este es un detalle que se sentirá instantáneamente en el momento de la degustación.
Una burrata que carece de frescura tenderá a revelar una nota ligeramente ácida, poco agradable en boca. Al cortarla, el relleno debe ser uniforme y cremoso. Cabe destacar que las piezas pequeñas contienen menos relleno. Las más grandes (que pueden alcanzar 350 g), por su parte, son particularmente untuosas en el centro.
Es posible encontrar una buena burrata en un supermercado. Sin embargo, es preferible dirigirse a las tiendas italianas o confiar en un quesero. El precio por kilogramo también es un indicador eficaz para dar con un producto de calidad.
Los puristas consideran que el mejor período para degustar la burrata es la primavera. La razón de ello es simple: el queso revela su sabor más intenso en ese momento. Este fenómeno se explica por la disponibilidad de una hierba nueva y abundante. Las vacas pueden así pastarla, lo que produce una leche más rica en grasas.
A la hora del aperitivo, la burrata puede degustarse tal cual para saborear plenamente sus aromas. Algunos italianos la colocan en el último momento sobre pasta u otros platos, mientras que otros consideran esta práctica como un sacrilegio. En ese caso, se prefiere sobre una cama de rúcula, rociada con aceite de oliva, o acompañada de unos tomates cherry de calidad.
Al igual que la mozzarella, la burrata armoniza perfectamente con albahaca y tomates clásicos. Además del aceite de oliva, unas gotas de vinagre balsámico también pueden realzar su sabor. Generalmente, este queso combina bien con verduras mediterráneas. Podemos mencionar especialmente los calabacines, las berenjenas, los pimientos o el hinojo. Para disfrutar de un sabor único, algunos la aderezán con ramitas de romero u hojas de menta.
En versión dulce, la burrata puede acompañar higos frescos, uvas moscatel o incluso albaricoques bien maduros. También puede servir como guarnición en una pizza, adornada con algunas migas de trufa negra para ocasiones especiales. Sin embargo, hay que tener en cuenta que su tiempo de conservación es limitado.
Una burrata cocinada pierde todo su interés, según los aficionados a este queso particular. Revela plenamente su untuosidad y sus sabores cuando se consume cruda.
Se puede apreciar simplemente sazonada con sal y pimienta y acompañada de un buen pan. Combina a la perfección con tomates crudos, salteados, asados o confitados. A menudo se consume con risotto o verduras a la parrilla.
La burrata también puede ser degustada con un carpaccio de carne o verduras, o como acompañamiento de espárragos asociados con jamón crudo. Puede abrirse en cuatro para que su corazón cremoso se mezcle deliciosamente con la guarnición de una pizza, por ejemplo. También puede sorprender por sus combinaciones con sabores dulces como fresas y avellanas, con un toque de menta fresca.
El contexto que rodea el nacimiento de este alimento de leche de vaca refleja fielmente la vida cotidiana de los granjeros de la época. Dos elementos la distinguen completamente de la mozzarella. La “mozzarella di bufala” es originaria de Campania. La burrata, por su parte, encontraría su cuna en la región de Apulia, específicamente en Andria, ubicada en el talón de Italia. Además, sus orígenes se remontarían a los años 1920-1930. Aunque esto no está certificado al 100%, se trata de un queso relativamente reciente. Una afirmación que es posible gracias a una comparación con otros quesos tradicionales conocidos.
La leyenda cuenta que la burrata habría sido inventada por un granjero que deseaba reducir las pérdidas. En esa época, Apulia era una región económicamente modesta, donde la optimización de las materias primas revestía una importancia crucial. Así fue como este granjero decidió utilizar trozos deshilachados de mozzarella que no habían sido empleados. Éstos fueron mezclados con nata fresca extraída del ordeño. Luego los insertó en una pasta estirada de mozzarella para formar una bola. Hoy en día, la receta permanece sin cambios. Las diferencias entre el método tradicional y la técnica industrial producen efectivamente burratas relativamente distintas en términos de sabores.
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