
Características del atún
- Nombre: Atún
- Reino: Animalia
- Subreino: –
- Clase: Actinopterygii
- Subclase: –
- Orden: Perciformes
- Suborden: –
- Familia: Scombridae
- Subfamilia: Scombrinae
- Género: Thunnus
- Especie: –
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El atún es un gran pez que se encuentra entre los productos del mar más apreciados en todo el mundo. Puede consumirse tanto crudo como cocinado. También se presenta frecuentemente en conserva. Este alimento saludable, natural y dietético ofrece múltiples beneficios para la salud. Los nutrientes que contiene actúan sobre numerosas afecciones, desde la anemia hasta el cáncer, pasando por problemas cardíacos.
El atún es una categoría de peces que pertenece a la familia de los Escómbridos. Se observan alrededor de 12 especies de este animal distribuidas por todo el mundo. Estas se distinguen entre sí por su color, tamaño y zona de pesca. Los atunes más consumidos son los de color rojo, amarillo (rabil) y blanco (bonito del norte). Sin embargo, también es posible encontrar los llamados patudo y listado (de color rosa) que se consideran tropicales. Los demás son menos conocidos, pero siguen consumiéndose en algunas partes del mundo. Cada especie posee una textura y un sabor que le es propio.
En general, los atunes son peces de gran tamaño. Los más imponentes son los de color rojo. Pueden alcanzar 4 m de largo y pesar hasta 700 kg.
El período ideal para proceder a la pesca de este pez se sitúa entre abril y diciembre. Los túnidos son bastante abundantes en la naturaleza. Sin embargo, el riesgo de sobrepesca sigue siendo importante.
El valor energético contenido en 100 g de atún es de 144 kcal. Esta porción también contiene 66,6 g de agua, 5,38 g de lípidos y 24 g de proteínas.
Los lípidos se distribuyen entre ácidos grasos saturados (1,19 g), ácidos grasos monoinsaturados (1,16 g), ácidos grasos poliinsaturados (1,61 g) y colesterol (0,034 g). También hay 1,054 g de omega-3 y 0,186 g de omega-6.
Las vitaminas y asimilados disponibles en esta misma cantidad de atún son:
En cuanto a minerales y oligoelementos, están presentes en las siguientes cantidades:
Los elementos que componen este producto del mar son especialmente responsables de sus virtudes para la salud.
El atún no es solo delicioso. También es un alimento nutritivo que permite aliviar y prevenir ciertas patologías.
El atún contiene una cantidad notable de omega-3. Una dieta enriquecida con este lípido permite disminuir los riesgos de cáncer, especialmente el de colon.
Muchos elementos de la vida cotidiana toman la forma de estrés oxidativo y atacan el cuerpo a través de los radicales libres. Estos factores pueden ser el origen del envejecimiento prematuro y de enfermedades relacionadas con la edad. También provocan cánceres y afecciones neurodegenerativas. Para limitar los riesgos de aparición de estos trastornos, el consumo de alimentos como el atún es esencial. Además, comer 100 g de este pescado graso puede cubrir la totalidad de los aportes nutricionales de selenio necesarios para el organismo. Este oligoelemento dispone, en efecto, de virtudes antioxidantes relativamente potentes.
Las personas que practican una actividad física regular también deben consumir pescados grasos para aumentar su masa muscular. Esto también se aplica a quienes están a dieta. El atún favorece el desarrollo muscular y su mantenimiento, aumentando paralelamente la masa magra.
La gran cantidad de proteínas contenidas en este pescado es la razón principal que explica esta propiedad. Evidentemente, se observan 24 g de este tipo de nutriente en una porción de 100 g.
La cantidad de hierro proporcionada por el atún en cada porción de 100 g rivaliza con la contenida en las aves. Además, este nutriente figura en la categoría hemo. En otras palabras, el organismo puede asimilarlo bien, a diferencia del hierro de origen vegetal. Esto explica por qué este pescado actúa sobre los casos de anemia. Por otra parte, según un estudio científico, aproximadamente el 25% de las mujeres en edad fértil se enfrentan a un déficit de aporte de Fe. Los riesgos de anemia, en este marco, pueden reducirse gracias al consumo de este alimento.
La cantidad notable de vitamina B12 presente en el atún es responsable de esta virtud. En efecto, la cobalamina contribuye a la síntesis de glóbulos rojos a través de las células madre. El cuerpo humano desafortunadamente no produce este micronutriente. Así, el consumo de alimentos que lo contienen es esencial para el organismo. Además, esta vitamina participa en la regeneración de los nervios del sistema nervioso central y preserva su salud.
El atún es el pescado graso más magro del mercado. Una vez cocinado al vapor, solo dispone de aproximadamente 5% de lípidos. Además, una porción de 100 g basta para cubrir el 30% de las necesidades diarias de omega-3 del organismo. Todo esto contribuye a los efectos positivos de su consumo en la prevención y el alivio de problemas cardíacos. Los ácidos grasos son, en efecto, aliados indispensables para mantener el corazón en buen estado.
La calidad del ingrediente es primordial para cocinar platos suculentos y evitar cualquier intoxicación. Se debe prestar especial atención a su aspecto, pero sobre todo a su olor.
La frescura del atún es el primer criterio a tener en cuenta. A este efecto, si el pescado huele a amoníaco, es evidente que no está fresco. En su lugar, debe desprender un ligero olor a alga.
Para los filetes o rodajas, la carne debe mantenerse firme, ser suave y no presentar signos de resecamiento.
Lo ideal es comprar el producto el mismo día de su llegada a la pescadería.
El atún se conserva en el refrigerador o en el congelador. En el primer caso, conviene quitar su jugo, secarlo con una toalla, y luego colocarlo en un recipiente hermético. Después, colocar este último en la parte más fría del refrigerador. Sin embargo, la carne de este pescado graso tiende a deteriorarse fácilmente. Lo mejor es entonces evitar guardar el producto durante más de 24 h.
En el segundo caso, el pescado puede conservarse durante tres a seis meses.
El atún enlatado debe consumirse con moderación. En efecto, comer una cantidad demasiado grande puede aumentar los aportes de sal y contaminantes.
Para este tipo de producto, aquellos que están en aceite envejecen después de algunos meses o un año. Esto da a la carne una textura más suave.
Lo ideal es comer atún (fresco o enlatado) una vez por semana. Alternar con otros pescados grasos en conserva como las sardinas puede ser considerado. Los pescados magros pueden, paralelamente, cubrir las necesidades de dos porciones necesarias por semana.
Este pescado puede consumirse crudo. Sin embargo, si es objeto de una cocción, ésta no debe durar demasiado tiempo para evitar que la carne se reseque. El atún debe servirse tan pronto como esta última se vuelve opaca.
Siendo numerosas las posibilidades de preparación, el atún puede ser:
El atún también puede asociarse con alimentos que permiten reforzar sus virtudes y completar la acción de sus componentes. Esto concierne, por ejemplo, a los cítricos que aportan vitamina C.
Las mujeres embarazadas y los niños deben tener mucho cuidado con el consumo de este pescado. Según la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria, estas personas solo deben comerlo ocasionalmente. Este producto del mar también puede provocar alergias en algunas personas.
El atún enlatado a menudo tiene sal añadida. Consumir 100 g de pescado en conserva podría añadir 200 a 300 mg de sodio a la alimentación diaria. Esto representa entre el 9% y el 13% más que la ingesta recomendada cada día.
Sin embargo, algunos productos enlatados no contienen sal añadida. En este marco, una porción de 100 g dispone como máximo de 80 mg de sodio.
Los pescados figuran entre los nueve principales alimentos alérgenos que existen. Para el atún, las reacciones alérgicas están sobre todo relacionadas con las proteínas que contiene. A menudo, las personas sujetas a una alergia a un pescado o a un marisco pueden eventualmente ser alérgicas a las especies del mismo grupo. A este efecto, un individuo alérgico a los diferentes tipos de atún puede serlo al lucio. En efecto, estos animales son todos peces de mar. Lo ideal es consultar a un alergólogo para evitar cualquier problema.
Los sushis se han vuelto cada vez más populares desde hace algunos años. El atún forma parte de los productos del mar más utilizados para preparar este plato japonés. Sin embargo, los pescados crudos, marinados o ahumados a menudo contienen bacterias, parásitos y virus. La cocción es la única solución que permite erradicarlos. Las personas sensibles a las toxiinfecciones deben evitar consumir pescado crudo, cualquiera que sea su forma. Esto concierne a las mujeres embarazadas, los niños pequeños y las personas con un sistema inmunológico debilitado.
El atún está presente en el Mediterráneo, el Mar Negro, el Mar Báltico, el Pacífico, el Océano Índico y el Atlántico desde hace relativamente mucho tiempo.
Los griegos utilizaban aceite de oliva o salmuera para conservar la carne del pescado. Luego lo ahumaban. Los romanos lo consumían fresco. Los cartagineses y los fenicios, por su parte, lo salaban para poder conservarlo a largo plazo.
La conservación del atún comenzó en el siglo XIX. Las fábricas de conservas abrieron entonces sus puertas en las costas mediterráneas así como en las del Atlántico y del Pacífico.
Por otra parte, las técnicas de pesca han mejorado con el tiempo. Esto ha contribuido a facilitar el acceso a los productos del mar. Luego, los barcos-factoría y las pequeñas conserveras vieron la luz. Se multiplicaron para luego ceder el lugar a las grandes industrias.
En la lengua francesa, la primera aparición de la palabra “atún” data de 1398. Esta denominación proviene del antiguo provenzal “ton” y del latín thunnus así como del griego thunnos.
La expresión “thonine” se integró en el francés corriente en 1600. Designa especialmente a los pequeños peces de la misma familia y a aquellos que presentan características similares a éste.
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