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Almeja

Características de la almeja

  • Nombre: Almeja
  • Reino: Animalia
  • Subreino:
  • Filo: Mollusca
  • Clase:
  • Subclase:
  • Orden:
  • Familia:
  • Subfamilia:
  • Género:
  • Especie:

Todo lo que debes saber sobre la almeja: sus características, composición, beneficios, preparación e historia

Cruda o cocida, la almeja se disfruta en cualquier momento, en la costa, en un restaurante o en casa. Es invitada a la mesa y realza el sabor de los platos. Aporta numerosos beneficios para la salud.

Descripción de la almeja

El Ruditapes decussatus es una especie de molusco bivalvo que se encuentra con mayor frecuencia enterrado en la arena entre 15 y 20 cm de profundidad. Se trata de un marisco cuyas dos partes simétricas tienen forma similar y el mismo tamaño. Son alargadas con extremos bien marcados. Las conchas tienen un color que va desde el blanquecino hasta el gris, a veces con marcas o motivos marrones. De media, una almeja mide entre cuatro y cinco centímetros.

La concha de este molusco presenta estrías radiales, extremadamente finas, así como surcos concéntricos bastante pronunciados, que dan un patrón cuadriculado. Estos se notan particularmente durante las fases de crecimiento del molusco. El interior es de color blanco, a veces con matices amarillos. A lo largo de su borde dorsal, se puede observar una marca azul. Cada valva contiene tres dientes articulares.

Existen dos especies principales de almejas. La primera es el Ruditapes decussatus, o Venerupis decussatus, también llamada “almeja común”, “almeja gris común”, “almeja cruzada” o “almeja europea”. La segunda es el Ruditapes philippinarum o “almeja japonesa”, la más buscada para la alimentación.

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Composición y valores nutricionales de la almeja

La almeja es rica en elementos esenciales beneficiosos para la salud humana. Por cada 100 g, proporciona aproximadamente 80,5 kcal y 81,1 g de agua. Las proteínas son del orden de 11,5 g y los carbohidratos de 2,66 g. Este molusco también contiene 2,65 g de lípidos, particularmente ácidos grasos, de los cuales 0,21 g saturados, 0,17 g monoinsaturados y 0,46 g poliinsaturados. El colesterol se encuentra en esta especie en una cantidad de 40 mg por 100 g.

Vitaminas

La almeja contiene varias vitaminas esenciales para el buen funcionamiento del organismo, cuyas cantidades se presentan en la siguiente tabla.

VitaminasContenido por 100 gPorcentaje de ingesta diaria recomendada
Vitamina K10,0002 mg0 %
Vitamina B60,035 mg2 %
Vitamina B50,15 mg3 %
Vitamina B90,0105 mg3 %
Vitamina B10,048 mg4 %
Vitamina B31,08 mg7 %
Vitamina A0,053 mg8 %
Vitamina E0,68 mg8 %
Vitamina B20,13 mg8 %
Vitamina C13 mg12 %
Vitamina B120,0113 mg283 %

Estos datos proceden de la Tabla de composición nutricional de alimentos Ciqual.

Minerales y oligoelementos

Además de las vitaminas, la almeja contiene varios minerales esenciales para la salud, los principales se presentan en la siguiente tabla.

Minerales y oligoelementosContenido por 100 gPorcentaje de ingesta diaria recomendada
Cobre0,053 mg4 %
Potasio180 mg5 %
Calcio46 mg5 %
Magnesio19 mg6 %
Zinc0,96 mg9 %
Sodio326 mg22 %
Fósforo168 mg31 %
Hierro7,81 mg71 %

El Ruditapes decussatus contiene yodo en pequeña cantidad (0,08 mg), pero cuya proporción representa el 53% de las necesidades diarias de un adulto. El cobre está presente en este animal, pero en una concentración relativamente baja: 0,053 mg por 100 g. Sin embargo, este contenido cubre el 4% de la ingesta diaria recomendada.

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Beneficios de la almeja

Rica en vitaminas y con diversos minerales, la almeja resulta ser un alimento ideal para mantener una buena salud. Además, contiene colina, un nutriente esencial para el organismo. Este elemento contribuye al desarrollo cerebral, al metabolismo de los lípidos, a la síntesis de ADN y a la función hepática.

El consumo de este molusco permite prevenir ciertas patologías, incluyendo los infartos cardíacos así como el cáncer colorrectal en las mujeres. Al ser una importante fuente de omega-3, este alimento actúa sobre las defensas inmunitarias, hormonales y circulatorias del cuerpo. Por otra parte, este componente también participa en la reducción de los riesgos de enfermedades cardiovasculares, de la tensión arterial y del nivel de triglicéridos. Además, previene la formación de coágulos sanguíneos.

Acciones de las vitaminas

Las vitaminas contenidas en la almeja aportan sus beneficios para la salud, especialmente las vitaminas B.

  • La vitamina B2 participa en el metabolismo energético, y su presencia es indispensable en todas las células del cuerpo. Favorece el crecimiento de los tejidos así como su reparación, y contribuye a la formación de hormonas y glóbulos rojos.
  • La vitamina B3 es esencial en el proceso de producción de energía a partir de elementos glucídicos, lipídicos, proteicos y alcohólicos. También favorece la elaboración del material genético, en particular el ADN.
  • La vitamina B12 participa en la fabricación de glóbulos rojos, células óseas y nerviosas así como en su mantenimiento. Además, su contenido en la almeja es cuatro veces superior a las necesidades recomendadas.

La vitamina A, presente en este molusco, favorece el crecimiento de los huesos. También ayuda a mantener una piel sana y a prevenir diversas infecciones cutáneas. Asimismo, es particularmente conocida por sus capacidades para mejorar la visión. Por otra parte, la vitamina C participa en la protección de las células del cuerpo contra el estrés oxidativo. Contribuye a reducir la fatiga y a reforzar las fibras de colágeno.

Efectos de los minerales

El hierro es esencial para el transporte de oxígeno en el organismo. Participa en la formación de nuevas células, glóbulos rojos, hormonas y neurotransmisores. El funcionamiento de ciertas enzimas también depende de este elemento. Su absorción se ve favorecida por la presencia de cobre, que participa en la fabricación de colágeno en el cuerpo.

El manganeso, contenido en la almeja, contribuye a facilitar numerosos procesos metabólicos, particularmente como cofactor de varios mecanismos. Interviene en la protección del organismo frente a los daños potencialmente causados por los radicales libres.

El zinc que contiene el molusco contribuye al reforzamiento de las reacciones inmunitarias del cuerpo. También participa en la elaboración del material genético, ayuda a percibir el sabor de los alimentos y facilita la cicatrización de las heridas. Por otro lado, este elemento actúa sobre la actividad de las hormonas tiroideas y sexuales. Participa en la síntesis, luego en el almacenamiento y finalmente, en la liberación de la insulina. También contribuye al buen desarrollo del feto.

El fósforo permite un mejor desarrollo de los huesos y los dientes. Es importante para la regeneración de los tejidos y para el mantenimiento del pH de la sangre. Además, está presente en las membranas celulares.

Por último, el calcio, presente en la almeja, ayuda al crecimiento de los huesos, así como a la contracción muscular y cardíaca. Asimismo, participa en la coagulación sanguínea. Los intercambios celulares se ven favorecidos, especialmente por una mejor permeabilidad de las membranas. La liberación de hormonas y la transmisión del impulso nervioso mejoran.

Criterios de elección de la almeja

La calidad de estos moluscos es óptima durante la temporada primaveral. Sin embargo, este alimento puede encontrarse durante todo el año en el mercado. Su tamaño medio se estima entre 3,5 cm y 5 cm de diámetro. Sin embargo, algunos pueden alcanzar los 7 cm. El Ruditapes decussatus se reconoce por su concha exterior estriada y gruesa.

A la hora de comprarlas, es esencial verificar que el molusco esté todavía vivo. Para ello, basta con asegurarse de que la concha sigue correctamente cerrada. En caso contrario, al golpearla, debe cerrarse. Si no es así, se recomienda no comprarla.

Las almejas se conservan en el refrigerador durante unos días. Sin embargo, para disfrutar de su sabor único, es preferible consumirlas el mismo día de su compra. El congelador también es un medio de almacenamiento eficaz. No obstante, deben ser consumidas al cabo de dos o tres meses. Por otra parte, para una mejor experiencia culinaria, se conservan crudas, sumergidas en su jugo y en agua salada, una vez que han sido abiertas.

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Modos de preparación y consumo de la almeja

La preparación de las almejas y su consumo dependen sobre todo de su tamaño. Las pequeñas, que hacen menos de cuatro centímetros de diámetro, son mejores cuando se degustan crudas o brevemente cocidas al vapor. Las que miden entre cuatro y seis centímetros se asan o se cocinan rellenas. Finalmente, las más grandes acompañan a los platos guisados.

He aquí algunas recetas en las que el Ruditapes decussatus puede estar presente:

  • Sopa de almejas, una sopa espesa con patatas, maíz, bacon y otras verduras a elección;
  • Salsas a base de almejas, especialmente para condimentar pastas, como la salsa de tomate o la bechamel.
  • Fondue de mariscos, acompañada de numerosos otros productos del océano.

Para preparar almejas rellenas, éstas se cuecen primero al vapor durante unos minutos en caldo o en vino blanco. Luego se mezclan con rellenos de su elección: hierbas frescas, queso, especias, verduras picadas o ajo. Estos moluscos pueden marinarse con aceite de oliva y zumo de limón, una vez cocidos y quitadas las conchas. Por otra parte, se degustan tanto en ensaladas de arroz, en una paella como en una sopa de verduras.

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Historia y origen de la almeja

La palabra “palourde” (almeja en francés) viene del latín popular “pelorida“. La especie es sobre todo consumida por los habitantes de las regiones costeras. Los amerindios, por ejemplo, comían grandes cantidades. Por otra parte, a lo largo de la costa atlántica, se encontraron montículos de conchas que alcanzaban los 10 m de altura. Para la población de Nueva Inglaterra, este alimento se cocinaba para honrar a los Ancianos. Las conchas del molusco servían como herramientas y ornamentos, como moneda de cambio para conseguir ropa o para pagar mano de obra.

Además, el origen de la famosa sopa de almejas se remonta a los siglos XVI y XVII. En Francia e Inglaterra, los aldeanos esperaban hasta que los pescadores regresaran con calderos para recibir su parte de productos marinos. Estos últimos eran luego cuidadosamente cocinados por las mujeres para la comunidad. Esta tradición se conservó durante la inmigración de los colonos a Estados Unidos y Canadá. Así, la sopa de almejas se convirtió en una receta imprescindible de las regiones costeras.

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