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Alfalfa

Características de la Alfalfa

  • Nombre: Alfalfa
  • Reino: Plantae
  • Subreino: Viridiplantae
  • División: Magnoliophyta
  • Clase: Equisetopsida
  • Subclase: Magnoliidae
  • Orden: Fabales
  • Suborden:
  • Familia: Fabaceae
  • Subfamilia:
  • Género: Medicago
  • Especie:

Todo sobre la alfalfa: sus características, variedades, composición, beneficios, preparación e historia

La alfalfa es conocida por servir de alimento para los animales y para forrajes. Rica en proteínas, aporta un mejor valor nutritivo a la alimentación del ganado, representando así un interés particular para los agricultores. Sin embargo, su consumo por los seres humanos también es posible, especialmente a través de sus semillas. Además, este vegetal posee numerosas virtudes que pueden ser aprovechadas para mejorar la salud y el bienestar.

Descripción de la alfalfa

La alfalfa, también llamada alfalfa, es una planta herbácea que mide entre 30 cm y 80 cm de altura. Perenne, se caracteriza por un importante tocón leñoso. Está dotada de un sistema radicular extremadamente desarrollado que puede alcanzar varios metros de profundidad, proporcionando al arbusto una fuerte resistencia a la sequía. Al mismo tiempo, la planta mejora la permeabilidad del suelo y lo libera de potenciales obstáculos que puedan encontrarse. Además, los nódulos que se forman en las raíces favorecen la fijación del nitrógeno y contribuyen así al enriquecimiento de las tierras.

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Llena y de sección redonda, el tallo de la alfalfa está extremadamente ramificado. Con 5 a 10 tallos por pie, tiene una consistencia sólida. Además, las hojas del Medicago sativa son de color verde plateado. Son alternadas y bastante simples. Sus estípulas se dirigen en sentido opuesto a su eje principal y presentan, en la base, dientes. Tienen tres foliolos oblongos, cuyo peciolo del centro es más largo que los otros dos.

Las flores de la alfalfa miden entre 15 mm y 40 mm de longitud. Tienen una corola violeta que mide entre 8 mm y 11 mm. Estos racimos se transforman luego en vainas y dan frutos curvados en hélice que generalmente dan entre dos y tres vueltas. Estos contienen cada uno entre 10 y 20 semillas que son aproximadamente 500 por gramo.

Variedades de alfalfa

Existen 380 variedades de alfalfa, pero solo un poco más de 180 están registradas en el catálogo oficial francés. Entre ellas, se encuentran dos principales cultivares provenientes de dos subespecies diferentes que son ampliamente cultivados. El primero es el Medicago sativa L. supsp. sativa y el segundo es el Medicago sativa L. supsp. falcata. Se les llama respectivamente alfalfa de flores violetas y amarillas.

La primera variedad está especialmente adaptada a climas secos. La segunda, por otro lado, se desarrolla mejor en un ambiente frío, especialmente en Siberia y Mongolia, países de los que es originaria. Para favorecer la disponibilidad de la planta durante todo el año, se pueden realizar combinaciones de estas dos subespecies.

En Francia, por ejemplo, se prefieren semillas de plantas de tipo “Flamand”. Son más productivas y presentan una gran resistencia al frío. En la parte mediterránea, los tipos “Provence” son más adecuados.

Composición y valores nutricionales de la alfalfa

La semilla de alfalfa es particularmente pobre en agua, cuya tasa es únicamente del 7,4%. Sin embargo, contiene una importante cantidad de carbohidratos, del orden de 39,3 g por 100 g, de los cuales 7,9 g son fibras alimentarias. También contiene 29,7 g de proteínas por la misma porción. Asimismo, está constituida por 12,6 g de lípidos. Sus brotes son poco energéticos, con solo 15 kcal.

Las principales vitaminas encontradas en 100 g de semilla de alfalfa son:

  • la vitamina C, en cantidad de 26 mg;
  • la niacina o vitamina B3, en cantidad de 1,8 mg;
  • la tiamina o vitamina B1, en cantidad de 1,08 mg;
  • la riboflavina o vitamina B2, en cantidad de 0,58 mg.

La parte de las ingestas diarias recomendadas de estos nutrientes es respectivamente del 24%, 11%, 98% y 36%.

La semilla de esta planta también contiene minerales, incluyendo:

  • 136 mg de calcio;
  • 12,9 de hierro;
  • 6,9 mg de zinc;
  • 0,09 mg de selenio.

La parte de las ingestas diarias recomendadas de estos nutrientes es respectivamente del 14%, 117%, 63% y 129%.

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Beneficios de la alfalfa

El consumo de alfalfa permite aportar al organismo antioxidantes esenciales para la protección de las células del cuerpo. Estas últimas son atacadas por radicales libres, precipitando su envejecimiento y deterioro. Así, gracias a las propiedades del Medicago sativa, estos daños son limitados. Entre otros, los riesgos de desarrollar enfermedades cardiovasculares y aquellas relacionadas con la edad, así como las posibilidades de contraer cánceres, se reducen.

La alfalfa también contiene cumestrol, un compuesto vegetal con propiedades similares a la hormona estrógeno. Denominado fitoestrógeno, este elemento atenúa los síntomas de la menopausia. También permite disminuir las pérdidas óseas y favorecer su mineralización. Gracias a las vitaminas y minerales contenidos en la planta, esta facultad se ve reforzada.

Además, la alfalfa aporta saponinas, sustancias que permiten controlar el colesterol sanguíneo. En efecto, estas conducen a la reducción de su absorción por el organismo. Garantizan un equilibrio del estado de salud y disminuyen al mismo tiempo las enfermedades relacionadas.

Por otra parte, la semilla de Medicago sativa posee virtudes diuréticas gracias a los minerales y antioxidantes que contiene. Las toxinas del organismo son así fácilmente eliminadas, mientras que el pH es más equilibrado. Entre otros, las infecciones urinarias pueden ser prevenidas o, en su defecto, los síntomas pueden ser aliviados.

Además, la alfalfa resulta ser particularmente eficaz para combatir la fatiga y las inflamaciones. Gracias a su contenido en hierro y a la vitamina C, ayuda a combatir la anemia, pero sobre todo la astenia. Los trastornos digestivos también son atenuados consumiendo alfalfa. Las fibras que contiene favorecen el tránsito intestinal y mantienen las microbiota. Gracias a estos compuestos, las hinchazones se reducen.

Criterios de elección de la alfalfa

Durante todo el año, la alfalfa está disponible para el consumo, en forma de semillas. En la mayoría de los casos, se encuentra en tiendas orgánicas. Sin embargo, la calidad no siempre está garantizada, de ahí la necesidad de elegir bien el producto a comprar.

Para hacerlo, hay que confiar ante todo en el color: este debe ser blanco con un ligero tinte amarillo pálido. Posteriormente, la semilla germinada debe ser firme y fresca, provista de pequeñas hojas en el extremo. En caso de que despida un fuerte olor y sea de color parduzco, no se recomienda. Los brotes marchitos bañados en un líquido tampoco se aconsejan.

Modos de preparación y consumo de la alfalfa

Las semillas germinadas de alfalfa se consumen a menudo crudas para mantener sus propiedades nutricionales. Si se cocinan, solo se conservan sus beneficios fitoestrogénicos. Pueden, por ejemplo, servir como guarnición en sándwiches en sustitución de la lechuga amarga, las zanahorias ralladas, los pepinos u otras verduras crudas. Por otra parte, pueden utilizarse como relleno en crepes o rollitos de primavera. También pueden añadirse a las tortillas al final de la cocción para aportar más sabor. De la misma manera, combinan maravillosamente bien con ensaladas de verduras y frutas. Pueden, por consiguiente, añadirse a los jugos, batidos, gazpachos, sopas o incluso a las tostadas para aperitivos.

El consumo de alfalfa generalmente no presenta riesgos para la salud. Sin embargo, esto no se aconseja para ciertas categorías de individuos. En efecto, la actividad de la planta es bastante fuerte, tanto más cuanto que su contenido en nutrientes es elevado. Así, no se recomienda a las personas que sufren problemas urinarios y de próstata. Sus poderes diuréticos y laxantes pueden en efecto degradar su estado de salud. Aquellas que están sujetas a enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso, también deben evitar tomarla.

Por regla general, la alfalfa se utiliza en pequeña cantidad en individuos sanos. Idealmente, se come una o dos veces al día. Por otra parte, un puñado de alfalfa solo pesa de dos a cuatro gramos. Sin embargo, para garantizar que esta planta no representa ningún peligro, es preferible consultar previamente a un especialista. Este último es más apto para proporcionar una posología segura a cualquier usuario.

Historia y orígenes de la alfalfa

La alfalfa es originaria del suroeste de Asia, más precisamente de Turquía, Irán y Afganistán. Su domesticación se remonta a hace más de 9.000 años. Luego se extendió por todo el mundo, y particularmente:

  • en Australia;
  • en África;
  • en América del Sur;
  • en Canadá;
  • en Europa;
  • en Estados Unidos;
  • en Japón;
  • en Nueva Zelanda.

La alfalfa se utiliza principalmente para la alimentación del ganado a fin de aumentar su valor nutritivo. Excelente para el forraje, también se cultiva por sus propiedades melíferas. Sin embargo, su consumo por el ser humano también se hace desde hace mucho tiempo. Los asiáticos, especialmente, utilizaban los brotes jóvenes de Medicago sativa como alimento. Por otra parte, esta planta resulta ser un ingrediente indispensable en numerosas recetas chinas.

Sin embargo, habrá que esperar a los años 1960 y 1970 para que el consumo de alfalfa sea popular en los países occidentales. En esa época, tuvo lugar un movimiento de retorno a una alimentación más natural y los brotes de alfalfa se encontraban en las tiendas de comestibles. Actualmente, la planta está más disponible, en forma de brotes o brotes jóvenes.

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