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Oficleido

Características del Oficleido

  • Clasificación: instrumento de viento
  • País de origen: Francia
  • Materiales: latón o madera
  • Tesitura: tres octavas y una nota (si1 a do4)
  • Género musical: ópera, clásica
  • Músicos célebres: Joseph-Louis-Victor Caussinus (1806 – 1899); Sam Hughes (1823 – 1898)
  • Canción emblemática: «Ein Sommernachtstraum» (Sueño de una noche de verano) – Mendelssohn (1826)

Todo sobre el oficleido: características, historia, lugar en la cultura, funcionamiento, ejecución, aprendizaje, mantenimiento y compra.

El oficleido pertenece a los instrumentos de viento, en la categoría de los metales. Apareció en Francia hacia el siglo XIX. Su historia destaca su papel en las orquestas de óperas románticas. Aunque fue reemplazado por instrumentos más modernos, este aerófono continúa siendo utilizado en la actualidad.

Características del oficleido

La palabra “oficleido” proviene del griego ophis que significa “serpiente” y kleis, que se traduce como “llave”. En efecto, se parece mucho a la serpiente, su predecesor, con la excepción de la presencia de teclas. Estos dos instrumentos presentan similitudes en el diseño de su tubo, replegado sobre sí mismo a imagen del animal del que toman su nombre. Sin embargo, la columna de aire del oficleido tiene forma de “U”, mientras que la de su predecesor es serpenteante. Comienza con una boquilla, en forma de pequeña copa, y termina con el pabellón, dirigido hacia arriba.

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El oficleido posee de 9 a 12 llaves. Se presenta en diferentes modelos según su tesitura:

  • el bajo, en si bemol y en do;
  • el contrabajo, en mi bemol;
  • el alto o quinticlave, en mi bemol y en fa;
  • el soprano en do.

De todas estas variantes, la más común es el bajo.

Historia del oficleido

El oficleido fue inventado en 1817 por el francés Jean Hilaire Asté, también llamado Halary. La patente de su fabricación se obtuvo en 1821, y concernía sobre todo al bajo y al quinticlave. De 1820 a 1880, este aerófono estaba asociado a un uso religioso. También era utilizado en las orquestas sinfónicas y de armonía, así como en las bandas militares. En 1834, se hizo una solicitud de fabricación de un modelo de contrabajo, para ser tocado en el oratorio de Mendelssohn (compositor alemán), “Elijah”.

A pesar de una entrada triunfal en el ámbito musical, el oficleido fue abandonado a partir de 1880. Su declive se atribuye a su sonoridad poco homogénea y a una falta de precisión en la afinación de las notas. Hector Berlioz, un compositor francés, emitió en su tratado de orquestación comentarios que desvalorizaban el timbre de este aerófono. Estas alegaciones aceleraron su extinción. Durante este período, la tuba era privilegiada en las orquestas.

En 1960, una réplica del oficleido fue fabricada por Robb Stewart, un lutier californiano. Es conocida como el único instrumento que puede tocarse. Más tarde, numerosos músicos reutilizaron esta serpiente con llaves para interpretaciones históricas. Entre otros, “Les Cuivres Romantiques” es un conjunto formado por Laurent Madeuf y Marc Girardof. La “Orquesta Revolucionaria y Romántica” es otro grupo fundado por Sir John Eliot Gardiner, un director de orquesta británico.

El oficleido en la cultura artística

En el mundo de la ópera, el oficleido se tocó por primera vez durante la representación en tres actos de “Olimpia” de Gaspare Spontini. Otras obras que lo incluyen son: la “Sinfonía fantástica” de Berlioz y “El Profeta” de Giacomo Meyerbeer. Forma parte de los instrumentos tocados en composiciones célebres. Algunas fueron escritas por Wagner, un director de orquesta alemán, y por Verdi, un maestro de la ópera italiana.

Numerosos son los músicos que se han involucrado para enriquecer el repertorio de la serpiente con llaves, casi olvidada, con nuevas creaciones. También se han dado la misión de favorecer su utilización en las orquestas modernas. Los artistas especialistas de este instrumento, a escala mundial, son:

  • Patrick Wibart, en Francia;
  • Oscar Abella, en España;
  • Rollant Szentpali, en Hungría;
  • Everson Moraes, en Brasil;
  • Nick Byrne, en Australia.

Fuera del universo musical, el término “oficleido” ha sido empleado en un contexto artístico totalmente diferente. Figura entre los términos soltados por el capitán Haddock, un personaje del cómic “Tintín”, cuando se enfada. La elección de esta palabra está justificada por la sonoridad poco halagadora del instrumento.

Funcionamiento del oficleido

El sistema de digitación del oficleido es similar al de otros aerófonos. Cuando no se toca, todas sus teclas están cerradas, excepto una. Así, el sonido producido es relativo a la altura nominal del instrumento. Para componer las notas, es necesario presionar las diferentes palancas de llave.

Bajo el pabellón, se encuentra el único agujero de tonalidad abierto. Su cierre se activa por el mismo sistema que el de las teclas citadas anteriormente. Esta acción tiene como efecto bajar la altura del sonido un semitono.

Ejecución del oficleido

Para tocar bien el oficleido, la postura a adoptar, la sujeción del instrumento y las digitaciones son fundamentales. Su dominio facilita la comprensión de los sistemas de notación.

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Posición del cuerpo y del instrumento

La cabeza debe estar bien recta para acoger el aerófono. El tronco está relajado para que los pulmones puedan ser solicitados con más facilidad durante el soplo. El resto del cuerpo está inmóvil, bien anclado. Los codos, sobre todo el derecho, deben estar suficientemente alejados del tronco para optimizar su comodidad.

Para posicionar el oficleido, la boquilla debe colocarse en el medio de los labios (dos tercios en la parte superior y un tercio, inferior). Así, encuentra un apoyo ventajoso durante la interpretación. Antes de soplar en el canal de aire, una buena inspiración se impone. La expiración se realiza después mediante un golpe de lengua. Este movimiento se asemeja al que se efectúa para expulsar un trozo de hilo de la boca.

Sujeción del instrumento y digitaciones

El oficleido dispone de dos soportes que permiten sostener el instrumento con ambas manos. La rama grande está destinada a la mano izquierda, mientras que la más pequeña es para la derecha. La digitación se distribuye entonces como sigue:

ManoLlaveDedo
Izquierda1ª llaveÍndice
2ª llaveMedio
3ª llavePulgar
4ª llaveAnular
Derecha5ª llavePulgar
6ª llaveMeñique
7ª llaveAnular
8ª llaveMedio
9ª llaveÍndice

La primera llave es la más cercana al pabellón. La numeración continúa en el orden de aparición de las teclas hasta la boquilla. En el caso de un instrumento con más de nueve agujeros de tonalidad, los dedos de la mano derecha se utilizarán para gestionar su apertura.

Lectura de las notas

Las partituras para oficleido se presentan en forma de pentagramas. Si son dobles, el primero es relativo a la escala cromática mientras que el segundo corresponde al equivalente en bemoles. El sistema de notación también puede ser una tablatura, pero es raro. En este marco, se observan indicaciones cifradas. Designan el número de las llaves a abrir. El “0” significa que todas están cerradas.

Pueden emitirse precisiones en cuanto a la articulación de las notas. Cuando están punteadas, su ejecución se hace con un golpe de lengua. Se trata de la técnica llamada “del picado”. La “del ligado” se ordena mediante un signo de ligadura encima de un grupo de notas. En este caso, el movimiento lingual se realiza únicamente en la primera indicación de llave y el impulso del aire continúa para tocar las que siguen.

Diferentes medios para aprender a tocar el oficleido

Para aprender de forma autodidacta, existen diferentes métodos de oficleido. El más extendido es el de Caussinus. Los realizados por Schiltz y Cornette también son citados. Estos libros dan lecciones completas, apoyadas por ejercicios prácticos.

Seguir clases con un profesor especializado en instrumentos de metal constituye una buena alternativa para formarse. Las demostraciones en vídeo de los intérpretes, compartidas en Internet, también son de gran ayuda para reforzar los conocimientos adquiridos y para ampliar la práctica.

Mantenimiento del oficleido

Para preservar sus cualidades físicas y sonoras, el oficleido debe ser mantenido de manera regular. También se recomienda una limpieza en profundidad.

Limpieza sistemática

Después de tocar este instrumento, la limpieza es rigurosa para eliminar las huellas de los dedos sobre el cobre. La acidez corporal puede, en efecto, dejar una fina película que induce la corrosión del barniz. El uso de un paño suave que no suelte pelusas es apropiado para respetar el material. Esta acción permite conservar la estética del aerófono durante el mayor tiempo posible. También es importante evacuar la humedad acumulada en el oficleido durante la interpretación. Se debe observar una fase de secado antes de guardar el instrumento.

Se recomienda la limpieza de la boquilla, pero a intervalos más espaciados. Después de haber sido retirada a mano o con la ayuda de un extractor, se cepilla ligeramente con la ayuda de un escobillón y una solución jabonosa. Una vez limpia, esta pieza puede enjuagarse con agua clara y secarse.

Baño de limpieza

El baño de limpieza está indicado para eliminar la suciedad que se acumula y se incrusta en el canal de aire. Puede tratarse de saliva y restos de alimentos. Se recomienda efectuar esta operación mensualmente o varias veces al año según su frecuencia de interpretación. Consiste en sumergir el instrumento en una mezcla de agua tibia y detergente desengrasante si es necesario. Es necesario desmontar el oficleido y ordenar los componentes para facilitar la reconstrucción. Después de media hora de espera, estos últimos pueden enjuagarse y secarse al aire libre.

Para volver a montar el conjunto, los tubos son las primeras piezas a ensamblar. El uso de una grasa o una vaselina sin ácido, en las zonas de contacto, facilita el desmontaje en el próximo lavado. Para los modelos con pistones, la aplicación de aceite en la parte superior también se aconseja para lubricarlos y evitar posibles bloqueos.

Compra de un oficleido

La fabricación de oficleidos fue abandonada en 1920. Sin embargo, lutiers contemporáneos se aplican a producir nuevos instrumentos copiando los antiguos modelos. Su acción ha facilitado el uso continuo de este instrumento. El modelo en si bemol de Jérôme Swiss recibió notablemente el primer premio del concurso regional de oficios artísticos. También fue premiado con el tercer puesto del concurso nacional en 2014. También puede encontrar diferentes tipos de serpientes con llaves en los sitios de subastas o en las tiendas especializadas en instrumentos musicales como France Minéraux.

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