Laúd

Características del laúd

  • Clasificación: instrumento de cuerda pulsada
  • País de origen: Medio Oriente
  • Materiales: madera
  • Tesitura: tres octavas
  • Género de música: música tradicional árabe, música clásica
  • Músicos célebres: John Dowland (1563-1626), Francesco da Milano (1497-1563), Albert de Rippe (1500-1551), Sylvius Leopold Weiss (1686-1750), Yorgo Bacanos (1900 – 1977)
  • Canción emblemática: Flow, my tears, John Dowland (1600)

Todo lo que necesitas saber sobre el laúd: su descripción, historia, lugar en el mundo, tablatura, fabricación, técnica de ejecución, ajustes, aprendizaje y criterios de compra

Muy apreciado en el siglo XVI, el laúd pertenece a la familia de los instrumentos de cuerda pulsada. Se distingue de la guitarra por su caja abombada y su clavijero perpendicular a su mástil corto. La variante oud o ud es característica de la música tradicional árabe. En Occidente, encarna el lirismo y la poesía, especialmente en la época del Renacimiento, donde fue muy representado en obras pictóricas y literarias. 

Descripción del laúd

El laúd se destaca por el timbre cristalino del sonido que produce. Este instrumento cordófono está constituido por: 

  • una caja de resonancia en forma de pera; 
  • una tapa armónica de fina tabla de abeto;
  • un mástil de madera ligera y cubierto de ébano;
  • un clavijero perpendicular a un ángulo de 90° del mástil;
  • rosetas decoradas;
  • clavijas cónicas;
  • una prima;
  • cuerdas de tripa o de nylon;
  • trastes.
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Se ensamblan finas tablas en el fondo de este cordófono para obtener su forma redondeada. Unas tiras de pergamino refuerzan el interior de la carcasa. Las maderas utilizadas en la luthería son ligeras y suaves, especialmente para la tapa armónica. Generalmente, los fabricantes confeccionan esta parte con abeto. Este instrumento está dotado de cinco pares de cuerdas llamadas “órdenes” o “coros”. Éstas se atan a un puente y se tensan mediante clavijas cónicas. Las notas pasan del tono antiguo (siglo XVI) al tono nuevo (siglo XVII). El primer tipo ordena las cuerdas y sus notas así: sol, do, fa, la, re y sol. El orden de las notas en el tono nuevo es: la, re, fa, la, re y fa. En cuanto a las partituras, se indican según la posición de los dedos en el diapasón, representando así las tablaturas.

Este instrumento musical se divide en dos grandes categorías.

Laúd occidental

Introducido en Occidente por los moros, el laúd occidental está menos extendido que el oud, la versión original. Se caracteriza por trastes adicionales en el mástil, lo que le confiere una sonoridad más polifónica que la del modelo árabe. Los músicos y artesanos no han dejado de hacer ajustes en su fabricación. Por ejemplo, algunos han añadido cuerdas graves. Aunque carece de volumen sonoro, el laúd sigue despertando el interés de los artistas modernos, especialmente hacia finales del siglo XIX.

Oud o laúd árabe

El laúd árabe, comúnmente llamado “oud”, presenta las mismas características que el modelo occidental, excepto por los trastes. En efecto, no dispone de ellos. El oud tiene sus orígenes en un cordófono antiguo persa conocido como “barbat”, cuya tapa armónica era de piel. A partir de principios del siglo IX, este ancestro del laúd árabe evolucionó, con una fabricación completa en madera, incluso la tapa. En 2022, su fabricación y práctica fueron inscritas en el patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco. Por otra parte, es un instrumento musical comúnmente utilizado en los países de Oriente Medio y del Norte de África. 

Familia de instrumentos

Una gran familia de cordófonos similares deriva del laúd. Los archilaúdes se refieren a modelos de grandes dimensiones, como el angélique, la tiorba o el chitarrone. El angélique es reconocible por su largo mástil y su doble clavijero. La tiorba se caracteriza por su gran tamaño, mientras que el chitarrone, versión romana, resulta más largo. La mandolina designa una variante más pequeña, mientras que la mandora se sitúa en un tamaño intermedio. 

Por otra parte, a veces se designan como laúd los cordófonos provistos de una caja de resonancia de forma redondeada u ovoide. Existen en todas partes y desde hace mucho tiempo, desde la civilización babilónica hasta la antigua Asia, pasando por la XVIII dinastía egipcia. Entre los japoneses, se habla de biwa, y de k’in entre los chinos. Numerosos países de África poseen también variedades de este instrumento de cuerda. Marruecos dispone del koueitra, mientras que los iraníes tocan principalmente el setâr. En Túnez, el oud existe en un formato relativamente más pequeño que el modelo árabe tradicional. 

Historia del laúd

Etimológicamente, la palabra “laúd” o “lut” en francés antiguo deriva del término árabe ud que se traduce como “madera”. De origen persa, este instrumento musical de cuerda existe desde el II milenio a.C. en Mesopotamia. Su descubrimiento en Egipto se remonta a una época más tardía, situada entre 1630 y 1539 antes de nuestra era. Numerosos vestigios arqueológicos dan testimonio de su conocimiento y práctica. Por ejemplo, los frescos de las necrópolis representan variedades ancestrales de laúd. Entre las colecciones del museo de El Cairo se encuentra un modelo que data de 1490 a.C.

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Introducción y expansión

Entre 711 y 1492, los moros conquistaron varias regiones de Europa, especialmente España. Estos conquistadores introdujeron así el oud en el continente desde el siglo IX, mientras que las cruzadas participaron en su expansión. Más tarde, este instrumento está muy representado en las obras escultóricas y pictóricas españolas. Por ejemplo, se encuentran representaciones en el capitel de los Músicos y el capitel del rey David. Estas iconografías en las catedrales revelan también su lugar en el cristianismo. Progresivamente, el laúd será asociado a ángeles o a manifestaciones divinas. Además, manuscritos que datan de la época medieval constituyen otras pruebas del lugar ocupado por este material en Occidente. Durante los siglos XV y XVI, el oud gana aún más el corazón de los artistas, como lo demuestran las producciones artísticas y pictóricas de este período. Incluso se convierte en un instrumento predilecto de los músicos de los siglos XVI y XVII. Esta época está también marcada por un verdadero entusiasmo, manifestado por la instalación de lauderos alemanes en el norte de Italia para la fabricación. La fabricación se desarrolló mucho, por mencionar solo los 1296 modelos descubiertos en el taller del laudero italiano Laux Maler a su muerte. En Francia, su popularidad alcanza su paroxismo durante el reinado de Francisco I hasta el inicio del período barroco. Sin embargo, el clavecín y otros instrumentos de teclado lo destituirán. 

Evolución a través de los siglos

La fabricación y la práctica del laúd han evolucionado a lo largo de los siglos. Primero, se trata de un dispositivo perfecto para acompañar voces y cantos clásicos. Al principio, los músicos utilizan un plectro – púa para la guitarra – para tocar y el juego resulta monódico. Más tarde, la práctica se distingue más, especialmente en expresividad, cuando los artistas comenzaron a pulsar las cuerdas con sus dedos, abandonando así el plectro. La sonoridad del instrumento se vuelve polifónica gracias a esta técnica de ejecución.

La forma del oud actual data de aproximadamente 750 a.C. Sus principales características son una caja de resonancia redondeada, un mástil corto y un clavijero invertido hacia atrás. Tres rosetas están perforadas en la tapa armónica. 

En sus versiones ancestrales, el laúd estaba constituido por solo cuatro cuerdas, antes de estar provisto de cinco y de seis cuerdas a partir del siglo XV. Los órdenes o los coros aparecieron más tardíamente, con un mecanismo principal de vibración por simpatía. Es decir, los coros vibran cuando las cuerdas del primer orden emiten vibraciones. Un laúd comprende entre diez y doce coros. En el siglo XVIII, los fabricantes añaden cuerdas graves, pero esta innovación no duró mucho y fue abandonada. Durante más de tres siglos, el oud conoce un gran éxito en el universo de la música. Ha jugado un papel preponderante en la historia de la armonía occidental. Actualmente, disfruta de un resurgimiento de interés y popularidad. 

Lugar del laúd en el mundo de la música

Durante el período medieval, el laúd encarna la música, y la iconografía religiosa se apodera de él para designarlo como atributo de los ángeles. Por su sonoridad, ha encontrado un lugar privilegiado en los “conciertos celestiales”, como lo muestran las representaciones de ángeles con el oud. Es elevado al rango de los instrumentos nobles, a tal punto que los soberanos tenían incluso a su disposición laudistas asignados. Se volvió cada vez más común escuchar notas de laúdes en las fiestas aristocráticas y mundanas. Los cantos polifónicos también ganan el corazón y los países, participando en la difusión de este instrumento predilecto del siglo XVI. En Occidente, su música se extiende por todas partes y en todas las formas: preludios, danzas, tocatas, fantasías, etc. Los lauderos son solicitados y admirados en Italia, Alemania, Inglaterra y Francia.

El laúd en Europa 

Instrumento de refinamiento por excelencia, el laúd conoce una inmensa popularidad y una bella notoriedad en Francia, cuya reputación de la escuela no necesita presentación. Los monarcas como María de Médicis y otros aristócratas siguieron cursos de música. Este objeto está en el centro de todas las representaciones artísticas, musicales y teatrales de la corte. Sin embargo, la tiorba y el clavecín lo rivalizan y lo superan a partir de 1650. Así, fue abandonado en Francia, Inglaterra e Italia. El laúd resiste un poco más en Alemania, pero finalmente termina por perder su popularidad. 

El laúd en la música moderna

Gracias a la Exposición Universal de 1889, varios instrumentos de música antiguos disfrutan de un resurgimiento de interés, entre ellos el oud. Conciertos y representaciones insuflan una renovación, a través de obras, colecciones y piezas. En 1899 aparece la primera historia del laúd. Después cuenta entre los modelos históricos, especialmente a través de trabajos universitarios e investigaciones que lo ponen en valor. Musicólogos y laudistas participan en este renacimiento. Por ejemplo, el renacimiento en Alemania está marcado por la creación de la clase especial para este último en 1951 en la Musikhochschule de Colonia. En 1915 aparece la obra The Interprétation of the 17th and 18th Centuries de Arnold Dolmetsch. Se trata de una de las obras de referencia de este instrumento musical.

Tablaturas de laúd

Las primeras tablaturas de laúd aparecen hacia el siglo XV y los manuscritos datan del siglo XVI. Es decir, ningún escrito permite rastrear la práctica antes de este período. Los libros de tablaturas aparecen en 1507 y en 1511, respectivamente en Italia por Francesco Spinacino y en Alemania por Sebastian Virdung. El primero escribió Intabulatura de Lauto, mientras que el segundo sacó Musica getutscht. En Francia, Pierre Attaignant publicaba Très brève et très familière Introduction en 1529. La publicación de tablaturas se multiplica entre 1536 y 1550. Estas publicaciones dieron nacimiento a tres tipos de tablaturas distintas. 

Tablatura italiana

La tablatura italiana de laúd, que data del siglo XVII, comprende un pentagrama de cinco o seis líneas que corresponden a las cuerdas. Las cifras sirven para indicar la ubicación de los dedos de la mano izquierda. En una línea superior a la tablatura se sitúa el ritmo a respetar, mientras que la más aguda de las cuerdas está situada abajo.

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Tablatura francesa

La tablatura francesa de laúd apareció después de la italiana, pero se trata de la forma más común. Retoma las mismas características, especialmente con la figuración de las cuerdas en un pentagrama de cinco o seis líneas. Difiere en cuanto a la ubicación de la cuerda más aguda. En efecto, contrariamente a la versión italiana, está situada en la parte superior de la tablatura. La otra distinción concierne a la utilización de letras en sustitución de las cifras. Concretamente, la cuerda al aire está indicada por la letra “a”, mientras que el primer traste por la letra “b”, y así sucesivamente. 

Tablatura alemana

Los alemanes deben esta tablatura del oud que data del siglo XV al organista Conrad Paumann. Sin embargo, no ha hecho unanimidad, pues los músicos han preferido referirse a la tablatura francesa. A título indicativo, este sistema de notación musical no comporta indicaciones para las cuerdas. También requiere una especie de decodificación, pues las posiciones están marcadas según signos particulares. Por múltiples razones, entre ellas la falta de legibilidad y practicidad, la tablatura alemana fue rápidamente abandonada. En efecto, su utilización solo fue efectiva entre 1511 y 1586. 

Fabricación del laúd

La fabricación del laúd ha cambiado a lo largo de los siglos, especialmente a través de la evolución del número de cuerdas. En su versión árabe, este instrumento presenta también algunos elementos distintivos, entre ellos la ausencia de trastes. Los modelos del siglo XVI poseían 11 cuerdas, luego 19 en el siglo XVII, y finalmente hasta 22 a 24 para el laúd barroco. En Irán y Siria, donde el oud está muy presente, el plazo de fabricación dura una veintena de días. Esta duración incluye el tiempo de secado y endurecimiento de la madera. Para conferirle su resistencia, este material sufre un tratamiento con agua y vapor. Esta etapa toma aproximadamente unos quince días. 

Caja de resonancia

La caja de resonancia está fabricada en madera de:

  • nogal;
  • álamo
  • rosa;
  • albaricoquero;
  • ébano;
  • arce;
  • tejo;
  • árboles frutales.

Está compuesta de 9 a 37 laminillas de madera llamadas costillas. Éstas tienen solo un milímetro y medio de espesor.

Tapa armónica

El laúd comporta generalmente elementos decorativos, como motivos en mosaico, flores o dibujos geométricos. Estas decoraciones figuran generalmente en la roseta perforada en medio de la tapa armónica. Ésta, que mide aproximadamente uno o dos milímetros de espesor, constituye un componente esencial para dar al instrumento su sonoridad distintiva. El abeto, de tres siglos de antigüedad, sigue siendo un material de primera elección para su confección. Esta edad del árbol es determinante para la estabilidad así como para la resonancia. Unas barras laterales en madera de abeto sostienen también esta parte de este dispositivo. 

Mástil, clavijero y puente

El mástil de un laúd está hecho con esencias de madera ligeras como el tilo o el abeto. Esta parte está pegada a la caja de resonancia. En cuanto al clavijero, sirve de soporte a las clavijas y tiene como función principal tensar las cuerdas. Este elemento está situado en la parte superior del laúd. A la tapa armónica está pegado un puente, que sirve de sujeción para las cuerdas y de transmisión de las vibraciones. Atados alrededor del mástil y generalmente de tripa, los trastes confieren semitonos al instrumento. 

Técnica de ejecución del laúd

Para un mejor manejo del laúd, conviene colocarlo sobre la pierna. Los dedos de una mano bloquean los trastes y los de la otra pulsan las cuerdas.

Consejos de ajuste y mantenimiento del laúd

En principio, el oud no necesita ninguna afinación particular, pues no existe un estándar a seguir. Esta particularidad se explica por la evolución constante del instrumento, tanto a nivel de sus tamaños como del número de sus cuerdas. Sin embargo, algunas referencias permiten afinar el laúd, según el modelo utilizado durante el Renacimiento. 

Afinación del laúd

Generalmente, la afinación de este laúd está basada en la de la viola da gamba tenor. Se encuentran principalmente los seis coros de cuerdas. Cada coro está afinado a una cuarta justa por encima del anterior. Sin embargo, el tercer coro se desvía de esta regla, estando afinado a una tercera mayor por encima del cuarto. La afinación se vuelve difícil más allá de seis cuerdas, sobre todo para los laúdes constituidos por una decena de órdenes. Desde el siglo XVII, esta versión del oud se afina en re menor, pero con variaciones y una gran diversidad de otras afinaciones. 

Limpieza y mantenimiento del laúd

Con un panel de color claro, el ud está expuesto a numerosas suciedades. Una limpieza regular se impone, pues la suciedad incrustada en la tapa armónica corre el riesgo de modificar la sonoridad. Sin embargo, una limpieza con un paño húmedo y productos detergentes está fuertemente desaconsejada. Se recomienda utilizar un paño seco para quitar el polvo o la mancha en la carcasa y el pecho. En algunos casos, un papel de lija ligero puede ser empleado para limpiar el cofre, precisamente su panel. Para el cuerpo, se preconiza la utilización de un paño ligeramente húmedo. Para cualquier otro mantenimiento, como el de las taladradoras, es juicioso pedir consejo a un profesional como un fabricante o un laudero. En cuanto a su almacenamiento, el laúd debe ser colocado al abrigo de la humedad, en un armario iluminado. 

Aprendizaje del laúd

Aprender a tocar implica necesariamente conocer la notación musical, para la lectura de la tablatura, y dominar algunas técnicas básicas. Por ejemplo, es indispensable saber cómo pulsar las cuerdas, ya sea con un plectro o con los dedos. Existen varias maneras de iniciarse en el oud, como: 

  • las clases particulares;
  • los tutoriales en línea;
  • los libros y los soportes digitales.

Cada método tiene sus ventajas y sus límites, a cada uno le corresponde encontrar la mejor manera de aprender. Sin embargo, una práctica regular, un trabajo sobre las escalas, la interacción con otros músicos, los ejercicios y los calentamientos permiten progresar rápidamente.

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Criterios de elección

Para elegir un laúd, hay que referirse a los siguientes criterios:

  • la calidad de la madera como el nogal, el cedro, el rosal, el arce;
  • la calidad de las clavijas, idealmente de ébano para asegurar la estabilidad y la resistencia a las variaciones de temperatura;
  • la caja de resonancia piriforme, compuesta de al menos 15 costillas;
  • el mástil, robusto y bien plano para permitir a las cuerdas soportar hasta 40 kg de tracción;
  • la acción, que designa el espaciamiento entre las cuerdas y el mástil, idealmente situado entre 3 o 4 mm.

Una amplia selección de laúdes está disponible en el catálogo de instrumentos musicales de France Minéraux.

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