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Dulcimer de los Apalaches

Características del Dulcimer de los Apalaches

  • Clasificación: instrumento de cuerda
  • País de origen: Estados Unidos
  • Materiales: madera, metal
  • Tesitura: dos octavas
  • Género musical: música folclórica, tradicional estadounidense, folk rock
  • Músicos famosos: Jean Ritchie (1922-2015)
  • Canción emblemática: «Shady Grove» (tradicional, popularizada por Jean Ritchie)

Todo lo que debes saber sobre el dulcimer de los Apalaches: su descripción, sus orígenes, su lugar en la cultura, su funcionamiento, su mantenimiento, su aprendizaje y su elección

El dulcimer de los Apalaches, un instrumento de cuerda, se distingue por su sonido dulce y melodioso. Procedente de la cultura musical americana, seduce por su fabricación artesanal y su facilidad de aprendizaje. Perfecto equilibrio entre simplicidad y elegancia, refleja el alma de las montañas de los Apalaches y revela una riqueza sonora apreciada desde el siglo XIX.

Descripción del dulcimer de los Apalaches

El dulcimer de los Apalaches se presenta bajo diversas denominaciones, entre ellas:

  • dulcimore;
  • dulcymore;
  • delcimer;
  • dulcimer de montaña;
  • dulcimer de Kentucky;
  • dulcimer punteado;
  • dulcimer con trastes;
  • hog fiddle;
  • harmony box.
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Este instrumento folclórico presenta una variedad de formas entre las cuales el reloj de arena y la gota de agua son las más populares. Está constituido por un mástil completamente integrado en una caja de resonancia larga y estrecha. Esta última está dotada de dos a cuatro oídos, a menudo en forma de corazón o inspirados en la tradicional “ese” del violín.

La cabeza del dulcimer está constituida por una voluta de formas variadas, recordando a la de los violines. También puede presentar un diseño más plano similar al de una guitarra. La selección de las clavijas influye no solo en la estética, sino también en la facilidad de afinación del instrumento. El mástil, adornado con trastes metálicos diatónicamente espaciados, prolonga la caja de resonancia.

Los dulcimers de los Apalaches existen en versiones para uno o dos músicos, algunos modelos incluso están dotados de varias colas. Generalmente están equipados con tres a seis cuerdas, con filas de cuerdas simples y dobles. La forma de la caja de resonancia (reloj de arena, lágrima o trapecio) está pensada para ofrecer diferentes experiencias acústicas y visuales.

Más allá de sus variantes tradicionales, el delcimer también explora innovaciones con variantes eléctricas de cuerpo sólido. El aquavina, por ejemplo, utiliza un resonador metálico parcialmente lleno de agua para un efecto sonoro único.

Orígenes e historia del dulcimer de los Apalaches

El dulcimer de los Apalaches apareció a principios del siglo XIX. Testimonia la diversidad cultural de los inmigrantes escoceses-irlandeses que lo importaron a los Estados Unidos. La ausencia de documentos históricos ha velado durante mucho tiempo sus orígenes. Sin embargo, investigaciones recientes han identificado antepasados europeos como el hummel sueco, el langeleik noruego, el scheitholt alemán y la espineta de los Vosgos. Esta genealogía subraya un rico mestizaje instrumental, de donde surge su diseño único.

Históricamente, el dulcimer de montaña fue desarrollado para responder a las expectativas de los primeros colonos americanos. Su simplicidad de fabricación contrastó con la complejidad de los violines, poco adaptados a los recursos limitados de la época. Su ascendencia europea enriqueció el patrimonio cultural de los Apalaches, y subrayó una continuidad cultural transatlántica. El lutier J. Edward Thomas, desde finales del siglo XIX, lo convirtió en un emblema de la música de salón. Está más adaptado a los círculos íntimos que a las grandes asambleas.

El siglo XX marca el renacimiento del dulcimer, especialmente gracias a Jean Ritchie, embajadora de la música folk de los Apalaches en Nueva York. Artesanos como Homer Ledford y la empresa Capritaurus se lanzan a su fabricación, participando así en su ganancia de notoriedad. Innovaron en el diseño y en la producción. Este renovado interés, anclado en el movimiento folk, reveló el instrumento al gran público y diversificó su repertorio.

Lugar del dulcimer de los Apalaches en la cultura

El dulcimer de los Apalaches está profundamente arraigado en el patrimonio cultural de las montañas que le dan su nombre. Su presencia marca los festivales folclóricos y las reuniones. Artistas influyentes y grabaciones icónicas han contribuido a su popularidad, ampliando así su círculo de adeptos.

Su adopción por instrumentistas franceses de renombre como Cristian Huet y Gabriel Yacoub también ha favorecido su reconocimiento a nivel internacional. Han integrado el dulcimer en composiciones celtas contemporáneas. Versátil, el delcimer se integra en diversos géneros musicales, desde lo tradicional hasta exploraciones de heavy metal.

Figuras emblemáticas del rock como Brian Jones de los Rolling Stones y Jimmy Page de Led Zeppelin lo han utilizado para aportar un toque de emoción a algunas de sus legendarias canciones. La música folk urbana de los años 1950 elevó el dulcimer al rango de símbolo del renacimiento de este estilo.

Los festivales dedicados al dulcymore, organizados en Estados Unidos, Canadá e incluso en el Reino Unido, ilustran su proyección internacional. Su simplicidad de ejecución lo hace particularmente apreciado en contextos educativos. En este sentido, incluso se utilizan instrumentos de cartón para iniciar a los jóvenes artistas.

Hoy en día, el delcimer continúa seduciendo gracias a su timbre único y a su facilidad de acceso. Su capacidad para fusionarse con diversas culturas musicales lo convierte en un pilar del ritmo tradicional y un puente hacia descubrimientos innovadores.

Funcionamiento del dulcimer de los Apalaches

El dulcimer de los Apalaches se distingue gracias a su comodidad y a su profundidad melódica.

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Fabricación

La construcción del dulcymore es un arte que pone en valor la mezcla entre tradición y modernidad, provenientes de técnicas artesanales ancestrales. Los artesanos eligen con cuidado maderas de resonancia, como el abeto o el cedro, para la tapa armónica. En cuanto al fondo, los aros y el mástil, seleccionan materiales más duros como la caoba o el palisandro. Los diapasones suelen realizarse en material sólido (arce o ébano) para garantizar durabilidad y precisión de ejecución.

Las maderas locales americanas (nogal y roble, por ejemplo) son frecuentemente utilizadas, reflejando la identidad cultural del instrumento. Es perfectamente posible personalizar su dulcimer. Esta opción aporta variaciones únicas a cada modelo, enriqueciendo así su valor musical y estético.

Colocación de los trastes

Los trastes están dispuestos según una escala diatónica, contrastando con la disposición cromática de otros cordófonos. Esta configuración facilita el aprendizaje de este instrumento de cuerda. Desde mediados del siglo XX, la adición de trastes suplementarios como el “seis y medio” ha permitido explorar el modo jónico sin tener que reafinarlo. La incorporación posterior de trastes “1+”, “8+”, “4+” y “11+” ha abierto el camino a una exploración aún más rica de estilos musicales.

Cuerdas

Las cuerdas metálicas, similares a las de los banjos o las guitarras, son apreciadas por su resonancia y durabilidad. La variedad de calibres (entre 0,25 y 0,6 mm de diámetro) permite a los músicos ajustar su delcimer a estilos de ejecución específicos y ampliar las posibilidades sonoras.

Afinación y modos

El dulcimer de los Apalaches presenta una flexibilidad notable en materia de afinación. Inicialmente, estaba afinado en escalas más graves como G3-G3-C3 o C4-G3-C3. Con el tiempo, configuraciones más agudas como D3-A3-D4 se han vuelto más comunes. Confieren al instrumento un sonido más luminoso y vivo. Aunque es objeto de controversia entre los puristas, el modelo completamente cromático, con doce trastes por octava, ha visto la luz. Permite tocar en cualquier tonalidad.

Modo de ejecución

El dulcimer de los Apalaches dispone de una configuración simple de tres a cuatro cuerdas con su disposición de trastes diatónicos. A menudo es reconocido como un cordófono perfectamente adaptado para principiantes. El método convencional para tocar este instrumento consiste en colocarlo horizontalmente sobre las rodillas. Luego, el músico utiliza la mano derecha para pellizcar o frotar las cuerdas, mientras que la izquierda se ocupa del freteo. El dulcimer también puede colocarse sobre una superficie de madera. Esta última juega así el papel de resonador adicional para aumentar el volumen sonoro. Típicamente, la cuerda melódica o su par, está orientada hacia el ejecutante, mientras que la versión baja se encuentra en el exterior.

Tradicionalmente, el freteo se efectúa con la ayuda de un accesorio llamado “noter”, a menudo de bambú. Se aplica sobre las cuerdas melódicas, mientras que las medianas y bajas producen un sonido continuo, también llamado bordón, que sirve de acompañamiento. Actualmente, este estilo es comúnmente designado bajo el término de “noter-drone”. En ciertas tradiciones, se utiliza una pluma de ganso afilada para frotar las cuerdas. 

Históricamente, los trastes de los primeros dulcimers eran simplemente grapas metálicas que cubrían parcialmente el diapasón, limitando el freteo a la melodía. Sin embargo, a principios de los años 1960, la introducción de estos elementos extendiéndose sobre toda la anchura revolucionó la ejecución. Así es más fácil fretear el conjunto de las cuerdas y ampliar así la gama melódica y las posibilidades de acordes. Esta innovación también condujo al desarrollo de estilos de ejecución más variados, generalmente calificados de “acorde-melodía”. 

Los dulcimers modernos están dotados de trastes completos ajustados para obtener un temperamento igual o escala temperada. Permiten a los músicos adoptar principios de armonía y técnicas utilizadas en otros instrumentos de cuerda. Así, métodos de ejecución diversificados han visto la luz y han sido perfeccionados con el tiempo. Incluyen no solo el pellizco tradicional de las cuerdas, sino también su frotamiento con los dedos o su percusión con un pequeño palo.

Notación musical

La tablatura constituye el sistema perfecto para aprender a tocar el dulcimer de los Apalaches. Este método intuitivo difiere de la notación estándar por su capacidad para indicar con precisión dónde colocar los dedos sobre el instrumento. La transcripción tradicional requiere el conocimiento de las notas y su ubicación en el pentagrama. La representación gráfica del delcimer permite a los principiantes descubrir su ejecución sin estar obligados a aprender solfeo.

La tablatura para dulcimer de los Apalaches se articula alrededor de líneas que representan las cuerdas y números que indican los trastes. Una representación de la ejecución podría parecerse a lo siguiente:

  • línea superior (la cuerda melódica): 0 – 2 – 4 – 5 – 4 – 2 – 0;
  • línea del medio (la cuerda del medio o cuerda bordón): 0 – 0 – 0 – 0 – 0 – 0 – 0;
  • línea inferior (la cuerda de bajo): 0 – 0 – 0 – 0 – 0 – 0 – 0.

En este ejemplo, “0” indica una cuerda tocada al aire. Los otros números especifican los trastes donde el dedo debe ser colocado con el fin de tocar la nota. Esta manera de escribir la música permite a los ejecutantes visualizar rápidamente dónde y cómo posicionar su mano y sus dedos sobre el mástil.

Las tablaturas también pueden incluir símbolos adicionales para indicar técnicas de ejecución específicas: el vibrato, el deslizado (slide), el hammer-on y el pull-off.

Ajuste y mantenimiento

Con el fin de mantener la calidad sonora y optimizar la longevidad del dulcimer de los Apalaches, un mantenimiento regular es esencial. Este proceso comprende varias etapas clave destinadas a preservar la integridad y el rendimiento de este instrumento de cuerda.

Limpieza y mantenimiento

Una limpieza periódica es importante para mantener el delcimer en buen estado de funcionamiento. El polvo y los residuos pueden acumularse, afectando la resonancia y la claridad del sonido. Conviene utilizar un paño suave, seco o ligeramente húmedo, para limpiar su superficie. Lo mismo ocurre con las cuerdas y la caja de resonancia. Es importante evitar el uso de productos químicos agresivos que podrían dañar el acabado del instrumento o corroer las cuerdas.

Ajustes periódicos

El dulcimer requiere ajustes regulares con el fin de evitar tocar notas falsas. Incluyen el ajuste de la tensión de las cuerdas con el fin de mantener una entonación precisa. La inspección del estado general del dispositivo musical, como la alineación de los caballetes y la estabilidad de las clavijas, también es una etapa importante. Estas medidas aseguran no solo una mejor calidad sonora, sino que contribuyen también a la durabilidad del dulcimer de montaña.

Importancia del mantenimiento profesional

Algunas etapas del mantenimiento están al alcance de todo músico, novato o experimentado. Sin embargo, se aconseja recurrir a un profesional para reparaciones y ajustes complejos. En esta óptica, el recurso a los servicios de un lutier experimentado o de un técnico especializado en instrumentos de cuerda pulsada es requerido. Estos profesionales disponen de las competencias necesarias para asegurar servicios de mantenimiento profundos. Esta experiencia es esencial para garantizar que el delcimer funcione lo mejor posible.

Aprendizaje del dulcimer de los Apalaches

Un amplio abanico de recursos está a disposición de aquellos que desean dominar el dulcimer de los Apalaches.

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Cursos en línea y tutoriales en vídeo

Con la llegada de Internet, aprender a tocar el dulcymore se ha vuelto más accesible. Cursos en línea y tutoriales en vídeo están disponibles en diversas plataformas. Ofrecen a los aprendices la posibilidad de descubrir a su ritmo los rudimentos de este instrumento de cuerda así como técnicas más avanzadas. Estas opciones son perfectas para aquellos que prefieren un enfoque autodidacta o que viven lejos de los centros de enseñanza musical.

Conservatorios y escuelas de música

Con el fin de disfrutar de una experiencia de aprendizaje más estructurada, los conservatorios y las escuelas de música proponen programas dedicados al dulcimer de los Apalaches. Estos establecimientos ponen de relieve un marco de enseñanza formal con cursos impartidos por profesores cualificados. Permiten una interacción directa entre profesores y aprendices. Además, estudiar en tal entorno favorece los intercambios con otros músicos apasionados. Los alumnos tienen también la oportunidad de participar en conjuntos instrumentales y representaciones.

Talleres en festivales

Los festivales de música folclórica y las reuniones dedicadas al dulcimer de montaña constituyen ocasiones que no hay que perderse para iniciarse y perfeccionarse. Estos eventos suelen proponer talleres dirigidos por artistas experimentados. Permiten a los participantes de todos los niveles mejorar sus técnicas y conocer a otros apasionados. Estas manifestaciones ofrecen una experiencia de aprendizaje inmersiva, rodeada por la pasión compartida por este instrumento.

Elección y compra

La compra de un dulcimer de los Apalaches se efectúa fácilmente en plataformas en línea como France Minéraux. Esta última pone a disposición una amplia gama de instrumentos de cuerda de buena factura. He aquí los criterios a tener en cuenta para elegir juiciosamente su delcimer:

Tamaño

El tamaño del dispositivo musical influye en la comodidad de ejecución. Los modelos varían, adaptándose a todos los ejecutantes, niños o adultos. Paralelamente, la elección depende de las preferencias personales en lo que concierne a la forma del cuerpo y del mástil del instrumento.

Calidad del material

El tipo de madera utilizada en la fabricación del dulcimer afecta a su sonoridad. El abeto y el cedro son frecuentemente elegidos para la tabla de resonancia gracias a su claridad y a su calidez tonal. El nogal, el arce o el tilo se dedican al fondo y a los aros, influyendo en la nitidez del sonido. Elegir el material correcto es esencial con el fin de obtener la resonancia deseada.

Accesorios, cuerdas y fundas

Un buen mantenimiento del dulcimer de los Apalaches necesita accesorios de calidad. Se aconseja reemplazar las cuerdas originales por piezas de recambio de mejor calidad para mejorar su sonoridad. Además, una funda o un estuche adecuado es indispensable para asegurarle una protección óptima durante los desplazamientos. Los golpes pueden fácilmente dañar este delicado instrumento musical.

Forma

Los dulcimers existen en varias formas, notablemente las llamadas “reloj de arena”, “gota de agua”, etc. Este criterio no influye en el sonido, pero puede afectar a la comodidad de ejecución y a la estética del dispositivo musical. Por consiguiente, conviene definir la forma adaptada en función de las preferencias del músico.

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