
Características del Bullroarer tradicional aborigen
- Clasificación: instrumento de viento
- País de origen: Australia
- Materiales: madera, piedra, metal u hueso
- Tesitura: v-
- Género de música: –
- Músicos célebres: –
- Canción emblemática: –
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También conocido como rombo, el bullroarer tradicional aborigen pertenece a la familia de los aerófonos. Es una categoría de instrumentos de viento que produce sonido por el roce del aire ambiental. Su tono distintivo evoca a menudo el murmullo del viento, el retumbar del trueno, o incluso las voces de las divinidades, espíritus o ancestros. Estos últimos actúan además como intermediarios entre el mundo terrenal y el dominio sobrenatural.
El bullroarer, de origen primitivo, se compone generalmente de una tablilla oblonga fabricada a partir de cuerno, madera, hueso o metal. A veces dentado, se ata a los dedos o a un mango mediante una cuerda. Al hacerlo girar por encima de la cabeza o hacia un lado, genera vibraciones en el aire, produciendo un zumbido distintivo. Aunque ampliamente asociado a la cultura australiana, este instrumento está también extendido y utilizado en todo el mundo.
El etnomusicólogo André Schaeffner lo clasifica entre los aerófonos de aire ambiental, donde el aire vibrante es el que lo rodea directamente. Principalmente empleado durante ceremonias rituales, ofrece una sonoridad potente.
Los orígenes del bullroarer tradicional aborigen se remontan a la Antigüedad, lo que hace de este instrumento uno de los más antiguos jamás descubiertos. Modelos que datan de hace 17.000 a 25.000 años han sido observados en diversas comunidades indígenas a través del mundo. En Australia, este tipo de aerófono acompaña tanto las actividades de caza como los eventos sagrados.
Sin embargo, a pesar de su antigüedad, sus orígenes precisos permanecen envueltos en misterio. El musicólogo Curt Sachs lo clasifica entre los primeros instrumentos humanos descubiertos durante excavaciones paleolíticas. Los debates y las especulaciones persisten en cuanto a su dispersión geográfica y sus usos rituales. Algunos evocan la hipótesis de una monogénesis, es decir, un origen único. Otros, en cambio, consideran una poligénesis, resultante de diferentes puntos de origen y respondiendo a necesidades humanas comunes.
No obstante, el lugar exacto de su aparición inicial, así como los intercambios culturales que favorecieron su difusión y sus prácticas siguen siendo misterios no resueltos. Así, el instrumento conserva su aura enigmática, reflejando sus sonoridades misteriosas.
El bullroarer tradicional aborigen, un instrumento de viento con más de 19.000 años de antigüedad, ha desempeñado un papel significativo en numerosas culturas a través del mundo. Ha sido utilizado como herramienta musical, tanto en rituales como en ceremonias religiosas. También se ha recurrido a él como medio de comunicación a larga distancia, ya sea en el hemisferio norte o en el hemisferio sur.
En la herencia cultural aborigen australiana, ocupa un lugar preponderante, estando ampliamente asociado a sus prácticas emblemáticas. El término alternativo “turndun”, que no es otra cosa que otra de sus denominaciones, encuentra sus orígenes en una de las lenguas aborígenes.
Dentro de la cultura aborigen australiana, reviste un carácter sagrado y ritual. Se emplea durante las ceremonias de iniciación y los funerales, sirviendo para alejar a los malos espíritus y anunciar noticias funestas. Sin embargo, su uso está estrictamente reservado a los hombres iniciados, pudiendo ser cualquier infracción sancionada con la pena de muerte.
Los sonidos emitidos por los bullroarers poseen un significado simbólico profundo. En algunas culturas autóctonas, se consideran que evocan a la serpiente arcoíris o como la voz del espíritu “Daramulan”. Se trata de creencias arraigadas en las culturas del sureste de Australia.
Además de su papel ritual, estos instrumentos también han sido utilizados como herramientas en el arte aborigen. Esto subraya así su polivalencia cultural y su importancia en la transmisión de las tradiciones y los símbolos.
El bullroarer tradicional aborigen se caracteriza por una fina tablilla de madera rectangular, que mide generalmente entre 15 y 60 cm de largo, y de 1,2 a 5 cm de ancho. Atada a una cuerda larga, esta pieza está lastrada para asegurar una aerodinámica óptima. Tradicionalmente, la tablilla es tallada con bordes afilados, a veces dentados, según las costumbres culturales regionales.
Durante su fabricación, se aplica inicialmente una ligera torsión a la cuerda, permitiendo que el instrumento sea balanceado en un gran círculo horizontal o un círculo más reducido vertical. Su aerodinámica provoca una rotación alrededor de su eje, enrollándose la cuerda sucesivamente en un sentido, luego en el otro.
Este movimiento genera un vibrato rugiente distintivo, con importantes variaciones tonales. Estas están influenciadas por la rotación a lo largo del eje y la utilización de cuerdas de diferentes longitudes. Ajustando la expansión del círculo y la velocidad, y cambiando el plano de rotación, es posible controlar la modulación del sonido. Esta técnica permite incluso la codificación de información.
El componente de baja frecuencia del sonido puede viajar a distancias muy largas, siendo claramente audible a varios kilómetros en condiciones nocturnas tranquilas. Esta capacidad de transmisión sonora a distancia confiere al bullroarer un papel de comunicación potente en diversas culturas antiguas y tradicionales.
Este instrumento no requiere ningún ajuste específico, pero los materiales y la calidad de diseño revisten una importancia crucial. Un mantenimiento regular es recomendado para garantizar su longevidad. Para los modelos de madera, es necesario limpiarlos regularmente y, en caso de sequedad, nutrirlos con un aceite adecuado para mantener su estado óptimo.
El aprendizaje de este aerófono es accesible para todos, no requiriendo habilidades específicas. Sin embargo, una práctica regular es recomendada para dominar plenamente las sutilezas y los matices sonoros que ofrece. La exploración de los movimientos, las velocidades y los ángulos de rotación permite descubrir toda la riqueza de las sonoridades que produce. Al comprometerse con este proceso, los intérpretes pueden no solo desarrollar su habilidad técnica, sino también explorar las vastas posibilidades expresivas que este instrumento ancestral proporciona.
Al elegir un bullroarer tradicional aborigen, la calidad de los materiales de fabricación y el acabado son aspectos cruciales a tener en cuenta. Principalmente fabricado en madera, este aerófono está disponible en una variedad de especies, cada una confiriendo características sonoras distintas. Este criterio es esencial, ya que impacta en su resonancia, su tonalidad y su durabilidad.
La cuerda atada al instrumento reviste también una importancia capital. Su calidad y su resistencia son determinantes para asegurar una rotación fluida y duradera. Conviene por tanto asegurarse de que la cuerda es bien sólida y perfectamente fijada para garantizar un funcionamiento óptimo.
El acabado refleja el saber hacer del artesano. Cuando éste es meticuloso, con bordes lisos, una superficie cuidadosamente trabajada y detalles precisos, contribuye a la calidad global del bullroarer. Una fabricación bien realizada garantiza no solo una estética atractiva, sino también un rendimiento sonoro óptimo.
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