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Batá

Características de los batá

  • Clasificación: instrumento de percusión
  • País de origen: Nigeria
  • Materiales: madera, pieles naturales o artificiales
  • Tesitura:
  • Género musical: música ceremonial tradicional, timba cubana, jazz y hip-hop
  • Músicos célebres: Julito Collazo (1925 – 2004)
  • Canción emblemática:

Todo lo que debes saber sobre los batá: su descripción, historia, lugar en la cultura, fabricación, ejecución, mantenimiento, aprendizaje y criterios de compra

Los batá constituyen un conjunto de tres tambores ceremoniales de origen afrocubano, que presentan una forma distintiva de reloj de arena. Cada uno está equipado con parches de diferentes tamaños en ambos extremos. También se distinguen por sus respectivas dimensiones y se tocan de manera horizontal. Tocados de forma inseparable, requieren la participación de tres músicos. Se colocan sobre las rodillas de los percusionistas que los golpean en ambos lados con sus manos. Cada uno ejecuta ritmos distintos que se combinan para formar una polirritmia final.

Descripción

El batá más grande, conocido como iyá o “madre”, asume el papel principal al iniciar y guiar la evolución de la cadencia. El tambor de tamaño mediano, llamado itótele o secundo, entabla una conversación rítmica con el iyá, ofreciendo respuestas a las llamadas lanzadas por este último. En el itótele, el parche más grande se conoce como boca o enu. El parche opuesto se llama chacha. En cuanto al tercer modelo, llamado okónkolo o a veces omélé, este mantiene el tempo con ritmos simples.

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Las categorías de batá

Existen dos categorías de batá: los consagrados, llamados aña, y los no consagrados, denominados aberikula. Las distinciones entre estos dos tipos son principalmente físicas, pero sobre todo tienen un significado simbólico.

La iniciación y la práctica de los tamborileros

Estos tambores tradicionales son consagrados por osaínistas, sacerdotes de Osaín, y son manipulados exclusivamente por hombres conocidos como olu-batá o omo-aña. Esta denominación hace referencia a la entidad divina Aña que reside en los tambores y a la cual están dedicados.

Solo los iniciados con vínculos rituales que se remontan a los antiguos músicos de Òyó en África Occidental están autorizados a tocar los batá. Antes de poder utilizarlos, o incluso tocarlos, los hombres heterosexuales deben prestar juramento. Este es un proceso que los vincula con sus padrinos, con la comunidad de tamborileros presentes durante una ceremonia y con el orisha Añá. Este último es el espíritu que reside en el instrumento. En la lengua lucumí, este se designa bajo el nombre de Ilú Añá, que significa “tambor Añá“.

Orígenes e historia

Los tambores batá surgieron de la región de África Occidental, más precisamente del Nigeria contemporáneo. Los Yorùbá son reconocidos como los primeros practicantes. Este importante grupo étnico es mencionado en los escritos desde el siglo XVI. Estos instrumentos estaban reservados a los hombres consagrados a la religión. Su papel es crucial durante las ceremonias dedicadas a un amplio panteón de divinidades. Dos Yorùbá llevados como esclavos a la isla de Cuba en el siglo XIX los reprodujeron posteriormente. 

Difusión

Los batá, cuya historia se remonta a aproximadamente 500 años, habrían sido introducidos en Cuba por un rey llamado Shangó el rey del tambor. A pesar de sus orígenes antiguos, su conocimiento se difundió principalmente durante la trata de esclavos del siglo XIX. Durante este período, cerca de 300.000 africanos fueron transportados a Cuba. Las tradiciones religiosas y culturales de los Yorùbá formaron la base de lo que hoy se conoce como Lukumí (o Santería en Cuba). En este contexto, el primer ejemplar “sagrado” en este país habría sido creado hacia 1830 por un tal Añabi.

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Tradición religiosa y cultural yoruba en Cuba

Los batá no son los únicos instrumentos musicales utilizados en la religión yoruba en Cuba. Se originan de aquellos presentes en la corte real de Oyó, en Nigeria, en el palacio del rey o Alaafín Oyó. Aunque hay otros que forman parte de la Santería y están extendidos en la isla, los batá son considerados más prestigiosos.

Reglas y ritual

Reglas y rituales estrictos rigen la construcción, manipulación, ejecución y mantenimiento de estos tambores sagrados. Tradicionalmente, solo se usaba la piel de un ciervo o de una cabra macho no castrada. Antes de una ceremonia, los percusionistas se lavaban en el omiero, un agua limpiadora, rezaban y se abstenían de relaciones sexuales durante cierto tiempo.

Lugar de los batá en la cultura

Inicialmente utilizados en ceremonias religiosas como las de los Yorùbá, los batá  están presentes en diversas culturas alrededor del mundo. Se han establecido como elementos esenciales de la cultura del pueblo nigeriano del suroeste. Su introducción en Cuba en los años 1820 marcó un punto de inflexión importante.

Estos tambores son tocados únicamente por los Yoruba y están estrechamente vinculados al culto del oricha Changó. También están asociados con otras divinidades como Oyá, Echú y Orichanlá. Su música refleja cómo las tradiciones musicales evolucionan con el tiempo. Esta situación es idéntica a la del tabla indio, un instrumento de percusión que también encuentra usos musicales variados, a veces lejos de sus raíces originales. A pesar de estas evoluciones, los batá siguen estando mayoritariamente vinculados al Lukumí, mientras que el tabla está más asociado con el hinduismo.

Progresivamente integradas en la cultura cubana, estas percusiones han ampliado su papel para incluir contextos más seculares. El público en general tuvo la oportunidad de escucharlos por primera vez durante un programa de radio en 1935, que presentaba música folklórica cubana. Su uso se extendió a medida que el conocimiento del instrumento se difundía.

Además de su empleo en la religión lukumí, han surgido versiones profanas de los batá, llamadas aberínkula. Estos últimos han encontrado su lugar en diversos géneros musicales, especialmente en la timba cubana, en el jazz y en el hip-hop.

Durante los años 1970, una fusión musical llamada Son-Batá o Batá Rock, que combinaba elementos de una Big Band tradicional con los ritmos de los tambores batá, ganó popularidad. Esta evolución fue ampliamente influenciada por el grupo de música cubano Irakere.

Músicos talentosos, como Julito Collazo, han contribuido a popularizar el uso de estos instrumentos. Esta situación se ha notado especialmente en la música latina en Estados Unidos a lo largo del siglo XX.

Fabricación de los batá

En Cuba, los batá se componen de un conjunto de tres cilindros cónicos de diferentes tamaños. En Nigeria, se cuentan cinco, tocados a mano o con ayuda de una correa de cuero. En la región de Matanzas, los linajes tradicionales tocan con una mano y la suela de un zapato o una correa improvisada.

Los modelos cubanos a menudo están adornados con pequeñas campanas y carillones. Estos últimos se llaman saworoide o saworo en país yoruba y chaworoide o chaworo en Cuba. Estos elementos se atan a una o dos correas de cuero igbaju para ser fijados en el iyá. El gran parche de tambor se llama enu, mientras que el más pequeño es el chacha.

Partes constitutivas del batá en la tradición yoruba

En la tradición yoruba, los batá se componen de varias partes distintas, cada una contribuyendo a su estética y a su sonoridad única.

  • El igi ilu: se trata de la estructura de este instrumento de percusión, fabricada a partir de madera de oma. La calidad y resistencia de la esencia son esenciales para asegurar la durabilidad y la resonancia.
  • El cuero: dos membranas son utilizadas en este tipo de tambor. La primera está destinada a generar el sonido, mientras que la segunda recubre a esta para protección y para el ajuste del timbre.
  • El egi ilu: esta parte constituye un conjunto de escobillas gruesas, también llamado igbale gbaro. Estas retienen firmemente la membrana sobre el marco de madera. La fabricación precisa del egi Ilu garantiza una tensión uniforme, lo que contribuye a la calidad del sonido producido.
  • El osan: fabricado a partir de cueros gruesos, sirve como filamento y mantiene estas pieles así como el egi ilu en su lugar. Su solidez y resistencia son cruciales para asegurar la estabilidad estructural del batá durante la interpretación.
  • El iro: se trata de una sustancia negra extendida en la superficie del cuero para variar los tonos de las diferentes caras del tambor. Se obtiene a partir de un árbol específico. El objetivo es añadir profundidad a la música tocada.
  • El bulala: fabricado a partir de pieles de animales o plástico flexible, este elemento es utilizado para tocar el tambor. Su diseño y textura influyen directamente en la calidad y dinámica de los ritmos producidos.

Los cauríes, también llamados “ayan”, son insertados en el cuerpo de los instrumentos, y constituyen un componente esencial. Añaden una dimensión adicional a su sonoridad, y a menudo son empleados para crear acentos rítmicos distintos durante las interpretaciones.

Simbolismo y modernidad

A lo largo de las últimas décadas, los tambores batá han conocido una popularidad creciente en todo el mundo. Esta situación ha llevado a su fabricación a gran escala por empresas occidentales, así como por artesanos individuales en África. Esta expansión de la producción ha conducido a la utilización de diversos materiales no tradicionales. Entre estos pueden citarse, entre otros, la fibra de vidrio, las pieles de vaca o las membranas sintéticas, en reemplazo de los materiales tradicionales.

Esta diversificación suscita reacciones contrastadas. Algunos tradicionalistas expresan su desaprobación frente a esta tendencia, insistiendo en el respeto estricto de las prácticas y rituales tradicionales. La otra opinión, por el contrario, aprecia las posibilidades ofrecidas a los músicos por las gamas tonales únicas de los nuevos tambores. Prefieren así sus aspectos musicales a su simbolismo.

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Ejecución de los batá

En la tradición de la religión Lukumí, también conocida como Santería, los tambores batà ocupan un lugar central. Se tocan de manera sincronizada, a menudo acompañados de un sonajero o atchere. El objetivo es crear composiciones polirrítmicas, llamadas toques, durante las ceremonias religiosas. Estos eventos, comúnmente llamados tambor de santo o bembé, también pueden incluir conjuntos de chékere, generalmente con tambores conga.

Diversidad de los toques

Según las estimaciones, existen al menos 140 toques diferentes, dedicados a los espíritus santos y a sus diversas manifestaciones. Dos suites rítmicas importantes utilizan los batà sagrados. Se trata del Oru del Igbodu, una serie litúrgica de ritmos, y del Oru Seco, una secuencia de percusión sin voz. El primero, que comprende 23 cadencias estándar para todos los orishas, generalmente se toca al comienzo de un tambor de santo.

Ritual de transferencia del espíritu

Una parte vocal de la segunda suite es interpretada por un cantante llamado akpwon. Este último involucra a los participantes en un estilo musical de tipo llamada-respuesta. En esta práctica, un iniciado toca el nuevo conjunto de batà, luego es iniciado en el antiguo.

Diferencias en las prácticas regionales

En Cuba, las actividades relacionadas con este tipo de instrumento varían. En La Habana, rara vez se tocan después del anochecer, mientras que en Matanzas, las ceremonias de toque a menudo comienzan de noche. Estas diferencias ilustran las complejidades de las prácticas religiosas y musicales, tanto para los adeptos de Lukumí como para aquellos interesados en la cultura africana y sus rituales.

Ajuste y mantenimiento

El mantenimiento de los batà es crucial para asegurar su durabilidad y calidad sonora. Aquí algunos consejos generales.

Limpieza regular

Es importante limpiar los tambores regularmente para eliminar el polvo, la suciedad y los residuos. Estos últimos pueden acumularse en los parches y las superficies de madera.

Utilización de productos adaptados

Para limpiar los parches, utilizar un paño suave ligeramente humedecido con agua tibia. Evitar recurrir a productos químicos agresivos que podrían dañar los parches o las superficies de madera.

Protección contra la humedad

Los batà deben almacenarse en un ambiente seco para evitar cualquier daño debido a la humedad. Si están expuestos a ella, secarlos cuidadosamente con un paño limpio y dejarlos reposar cierto tiempo al aire libre.

Ajuste de los parches

Los parches deben ser regularmente afinados para mantener una sonoridad óptima. Si parecen aflojados o desafinados, tensarlos utilizando los sistemas de tensión integrados.

Protección contra daños físicos

Evitar dejar caer los batà o golpearlos contra superficies duras: esto podría provocar fisuras o daños en los parches y las superficies de madera.

Almacenamiento apropiado

Cuando no se utilizan, estos tambores deben guardarse en un lugar dedicado. Este último idealmente debe estar situado protegido de la luz directa del sol, la humedad excesiva y las fluctuaciones de temperatura.

Mantenimiento de las partes de madera

Si los elementos de madera parecen secos o agrietados, tratarlos con aceite de linaza o aceite especial. El objetivo es restaurar y proteger el material.

Estos consejos de mantenimiento permiten prolongar la vida útil de los tambores y mantener su calidad sonora así como su apariencia estética.

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Aprendizaje de los batá

El aprendizaje de los batá difiere considerablemente de la enseñanza musical tradicional en Occidente. Para convertirse en un intérprete competente, es esencial frecuentar a un maestro tamborilero, a menudo el dueño o el olú-batá de un conjunto de tambores consagrados. Sin embargo, a diferencia del método occidental, el maestro no se “sienta” literalmente con el alumno para enseñarle.

La iniciación a través de la práctica

El aprendiz, una vez aceptado como yambokí o apprendiz, está autorizado a participar en las ceremonias, y a observar atentamente las técnicas de ejecución. Su formación se realiza principalmente mediante la observación e imitación de los mayores. Inicialmente, comienza tocando el tambor pequeño, el okónkolo, el más simple de los tres, que generalmente toca un ostinato. Progresivamente, al tocar con otros músicos, asimila las polirritmias de los tambores principales, el itótele y el iyá.

La autorización del maestro

Después de meses, o incluso años de práctica en el okónkolo, el alumno se prepara para pasar al segundo modelo, el itótele, más complejo. Cuando el maestro lo considera listo, finalmente puede tocar el principal, el iyá. Esta autorización es una etapa crucial en su recorrido de aprendizaje.

Una tradición no monetizada

A diferencia de la práctica común en la enseñanza musical occidental, las lecciones de tambor batá nunca se pagan. En cambio, tocar durante las ceremonias es una actividad remunerada, aunque de manera no oficial. Los músicos son pagados según la duración de la actuación. Algunos intérpretes experimentados son reacios a la presencia de aprendices extranjeros durante las manifestaciones culturales. Temen que se apropien de los conocimientos sin esfuerzo. A veces, adaptan su forma de tocar para hacerla menos accesible a los observadores novatos.

Esta tradición de aprendizaje única subraya la importancia de la observación y la experiencia práctica. El respeto por los protocolos establecidos en la comunidad de intérpretes también es un punto crucial.

Compra y elección

Para hacer la elección correcta, es necesario detenerse en ciertos criterios.

Tamaño y tipo

Los batá están disponibles en diferentes dimensiones y diversos tipos. Es importante elegir un conjunto de tambores que incluya los tres tamaños tradicionales: iyá (grande), itótele (mediano) y okónkolo (pequeño).

Materiales de fabricación

Opte por instrumentos fabricados con materiales de calidad como madera maciza para los marcos y pieles naturales para las membranas. Estos materiales garantizan una mejor resonancia y mayor durabilidad.

Sonoridad

Si es posible, escuche atentamente el sonido de los tambores antes de comprarlos. Busque una sonoridad equilibrada y armoniosa entre las tres percusiones, con tonos claros y distintos.

Fabricante o marca

Infórmese sobre los fabricantes reputados de batá. Elija marcas bien establecidas y respetadas por la calidad de sus instrumentos.

Autenticidad

Si busca modelos auténticos, asegúrese de que estén fabricados según las tradiciones y normas culturales de la música yoruba.

Accesorios y acabado

Algunos conjuntos de tambores pueden estar acompañados de accesorios como correas de cuero, campanas y carillones. Verifique también la calidad del acabado y los detalles decorativos.

Presupuesto

Determine su presupuesto antes de comenzar su búsqueda. Los batá de alta calidad pueden ser una inversión, pero ofrecen una experiencia musical auténtica y duradera.

Para encontrar modelos de calidad, visite France-Minéraux.fr. El sitio ofrece una selección variada de instrumentos tradicionales, fabricados con cuidado y según las normas. No dude en explorar su gama para encontrar el modelo que mejor le convenga.

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