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El género Platanus pertenece a la familia de las Platanaceae. Sus representantes son árboles majestuosos y ornamentales destinados a embellecer los espacios públicos. La variedad Platanus x acerifolia, apodada “plátano de hojas de arce”, se planta comúnmente con fines decorativos en muchas ciudades francesas. Las yemas se utilizan en gemoterapia, debido a sus virtudes terapéuticas conocidas por mantener una piel sana.
El plátano es un género de árboles imponentes, que miden en promedio entre 25 y 55 m. Su corteza se distingue por su tendencia a agrietarse en escamas, recordando a la piel de una serpiente que muda.
Sus hojas caducas y coriáceas miden entre 15 y 25 cm de largo. Presentan de cinco a siete lóbulos claramente separados.
Las flores finas se agrupan en amentos y no tienen ni cáliz ni corola. Aparecen en el mes de mayo. Dan lugar a frutos velludos que maduran en otoño.
El nombre Platanus deriva de la palabra griega platanos que significa “ancho”, en referencia a su aspecto imponente. Marco Polo, explorador veneciano del siglo XIV, lo había descrito como un árbol esbelto que produce nueces, aunque estos frutos no son comestibles.
Debido a su robustez y carácter majestuoso, el plátano era considerado un árbol sagrado. En la mitología griega, es llamado “el árbol de la vida” asociado a la Diosa Madre. Sus hojas representarían la mano divina. Además, dado que su tronco se descama y se renueva constantemente, esta especie estaba asociada con la noción de regeneración.
El macerado de yemas de plátano es uno de los remedios naturales más eficaces para tratar afecciones cutáneas. Alivia la picazón, las quemaduras y las inflamaciones asociadas con diversas afecciones dermatológicas, incluido el vitíligo, el eczema y la psoriasis.
En gemoterapia, se recomienda para favorecer la salud de la piel. Refuerza sus defensas y la protege contra agresiones externas como alérgenos, contaminación y bacterias. Los profesionales de la salud también lo prescriben para tratar el acné juvenil.
Además, el Platanus ha adquirido una reputación particular gracias a su eficacia en el tratamiento del vitíligo. Provoca una repigmentación total o parcial en niños afectados por esta condición.
Las yemas del plátano son ampliamente utilizadas en gemoterapia para remediar problemas cutáneos, especialmente para tratar:
Además, el Platanus demuestra una potente acción antiparasitaria, que ha demostrado ser eficaz contra las secuelas del paludismo, según diferentes estudios.
La posología habitual del macerado de yemas de plátano en aplicación externa es de una semana. El masaje se realiza delicadamente sobre la zona para favorecer la penetración del producto.
Por vía oral, se recomienda tomar entre 5 y 15 gotas al día, en 3 tomas fuera de las comidas.
Aunque es adecuado para toda la familia, el producto está desaconsejado para mujeres embarazadas y en período de lactancia. Asimismo, los niños menores de tres años no pueden tomarlo.
El macerado de las yemas del Platanus puede emplearse solo o en sinergia con el de yemas de otras plantas. Estas asociaciones permiten obtener una eficacia óptima contra numerosos problemas cutáneos.
Generalmente, un tratamiento dura tres semanas cuando el producto se utiliza solo. Puede prolongarse hasta tres meses consecutivos, respetando una pausa de una semana.
Para conocer la duración adecuada, no dude en informarse con un farmacéutico. Idealmente, se aconseja consultar a un médico para evitar efectos secundarios, aunque este extracto suele ser bien tolerado.
Para los adultos, se recomienda comenzar el tratamiento con una posología de 5 gotas al día, progresando hasta 15 gotas. Para los niños mayores de 3 años, la posología media es de 1 gota por cada 10 kg, empezando con 1 gota diaria.
El macerado de yemas del Platanus puede diluirse en un vaso de agua. Es posible depositar las gotas directamente sobre la lengua, dejándolas algunos segundos en la boca antes de tragar.
El producto se combina con el extracto de cedro del Líbano para tratar la psoriasis y el eczema. Presentan una acción conjunta eficaz en el drenaje del sistema cutáneo.
Cuando se utiliza en sinergia con el macerado de yemas de nogal, protege las mucosas y previene la aparición del acné. Estos dos extractos también pueden asociarse con los macerados de yemas de olmo (un excelente drenador) y de grosellero negro (purificante, antiinflamatorio y antihistamínico) para el tratamiento del eczema y la psoriasis.
Sus propiedades drenantes los hacen eficaces contra la urticaria y las alergias cutáneas. También son conocidos por su efecto desintoxicante.
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