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Conocido por su nombre científico Rubus idaeus, el frambueso es una planta perenne y resistente de la familia de las Rosaceae. Crece en estado silvestre en el hemisferio norte, desde Europa hasta Siberia. El ser humano lo cultiva habitualmente por sus frutos, las frambuesas. Sin embargo, el macerado de sus yemas proporciona numerosos beneficios para la salud, especialmente para la mujer.
En general, este arbusto frutal tiene una altura de entre 1 y 2 metros.
Sus tallos son bienales, pero la cepa produce nuevos cada año. Están equipados con pequeñas espinas.
El follaje no es perenne. Las hojas tienen entre 7 y 15 cm de largo y entre 4 y 11 cm de ancho. Están dispuestas en plumas que agrupan cada una de tres a siete foliolos. Las situadas en los tallos floríferos son todas trifoliadas. Están cubiertas de pelos finos y su cara inferior presenta un color blanquecino.
Las flores blancas se organizan en grupos de cinco o diez. Atraen a las abejas y otros insectos polinizadores. La floración generalmente ocurre entre mayo y junio.
Las frambuesas están compuestas de pequeños frutos carnosos de color rojo-rosa llamados drupas. No se adhieren a su receptáculo, lo que explica su facilidad para desprenderse cuando maduran. Su forma es cónica u ovoide y su sabor dulce.
Las yemas del Rubus idaeus aparecen en otoño. Su recolección se realiza preferentemente antes de la aparición de las primeras hojas en los brotes jóvenes. Se maceran al 5% en un solvente compuesto de alcohol, agua y glicerina vegetal. Durante 20 días, la mezcla debe agitarse varias veces. El líquido extraído presenta un color marrón-anaranjado y puede ser turbio en algunos casos. Tiene un sabor dulce, afrutado y alcoholizado.
El macerado de yemas de frambueso posee virtudes beneficiosas para la salud. Particularmente, regula el sistema hormonal en las mujeres.
Mantiene el equilibrio endocrino actuando en el complejo hipotalámico-hipofisario. Además, asegura la secreción normal de estrógeno y progesterona interviniendo durante los trastornos hormonales. Estos brotes jóvenes son eficaces para contrarrestar el exceso de vello causado por estos desequilibrios.
Su acción miorrelajante genera una relajación del miometrio y una regulación de las contracciones uterinas. Por la misma razón, alivia los espasmos del sistema digestivo.
Este extracto también es conocido por su capacidad para aliviar las zonas inflamadas.
Su contenido en polifenoles le confiere una propiedad antioxidante. En efecto, protege las células contra la acción de los radicales libres y previene su envejecimiento prematuro.
Refuerza la capacidad natural de defensa estimulando el sistema inmunitario. Previene las infecciones.
El macerado de yemas de frambueso se emplea para aliviar varias patologías.
Se recomienda en caso de dolores relacionados con la menstruación (dismenorrea o endometriosis). Su propiedad reguladora actúa en caso de flujo excesivo (menorragia) o ausencia de reglas (amenorrea).
El producto acompaña a las mujeres durante la transición a la menopausia. Durante esta fase transitoria, combate la sequedad vaginal, el insomnio, la ansiedad y la depresión.
Cuando aparecen tumores uterinos, llamados fibromas, o quistes ováricos, este producto contribuye a su eliminación.
Alivia la inflamación de los tendones y las bolsas serosas.
Al preservar la agilidad de las articulaciones, participa en el tratamiento de la artritis y la artrosis.
Alivia la inflamación e irritación causadas por la vaginitis o vulvitis.
Su uso se aconseja en personas que sufren edemas ocasionados por un problema de retención de agua.
Ayuda a tratar los cálculos renales y, en general, la litiasis renal.
Este producto es eficaz para paliar la disminución de la libido. Particularmente, en mujeres menopáusicas, previene el dolor durante las relaciones sexuales.
Como complemento alimenticio, el macerado de yemas de frambueso no reemplaza una alimentación sana y equilibrada. De la misma manera, debe ir acompañado de un estilo de vida adecuado.
No se recomienda exceder las dosis diarias indicadas.
Este producto está contraindicado en mujeres embarazadas y en bebés menores de tres años. Para los niños, la dosificación debe establecerse proporcionalmente según su peso.
Se conserva preferentemente al abrigo de la luz, el calor y la humedad. Asegúrese de mantenerlo fuera del alcance de los niños.
El macerado de yemas puede utilizarse solo. Sin embargo, sus efectos son más acentuados cuando se asocia con otros macerados de yemas.
La dosis diaria es de 5 a 15 gotas, diluidas en medio vaso de agua. La toma puede hacerse en una a tres veces, un cuarto de hora antes de una comida.
Se recomienda comenzar con la dosis mínima y aumentar progresivamente. Dado que el tratamiento dura tres semanas, puede tomar 5 gotas la primera semana, 10 la segunda y 15 en la última.
Si la continuidad del tratamiento le parece necesaria, haga una pausa de una semana antes de reanudar.
Para un niño mayor de 3 años, la posología es de una gota al día por cada 10 kg. Se aconseja comenzar con una gota y luego aumentar a medida que avanza el tratamiento.
Para aliviar las menstruaciones dolorosas, este extracto puede mezclarse con el macerado de yemas de tilo. Esta combinación enfatiza la propiedad antiespasmódica y permite aliviar dolores a nivel del útero. La asociación también actúa para calmar las contracciones intestinales y mejorar la digestión.
Dado que el frambueso regula la secreción de hormonas en la mujer, puede utilizarse los primeros quince días del ciclo menstrual. Durante los días restantes, el macerado de yemas de manzano puede tomar el relevo. Este estimula la secreción de progesterona.
En muchos casos, el macerado de yemas de frambueso se asocia con la vid. Este último no solo regula la producción hormonal, sino que también previene el desarrollo anárquico de los tejidos. Ayuda especialmente a combatir la endometriosis y la aparición de fibromas uterinos o quistes ováricos.
El macerado de yemas de vid es un antiinflamatorio que puede combinarse con él en el tratamiento de la vaginitis.
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