
¡PARA SABER TODO SOBRE EL CALENDARIO SOLAR AZTECA XIUHPOHUALLI!
Calendario Solar Azteca: Xiuhpohualli
El Calendario Solar azteca, también llamado Xiuhpohualli, era otro componente importante del sistema calendárico azteca, complementario al Tonalpohualli. A diferencia del Tonalpohualli que se basaba en un ciclo de 260 días, el Xiuhpohualli era un calendario solar basado en un año de 365 días, dividido en 18 meses de 20 días cada uno, más 5 días adicionales llamados Nemontemi. Cada mes recibía el nombre de una divinidad o un aspecto de la naturaleza, y todo el ciclo estaba estrechamente vinculado a las actividades agrícolas, rituales religiosos y ciclos naturales observados por los aztecas. El Calendario Solar se utilizaba para planificar las temporadas de siembra, las cosechas y las ceremonias religiosas importantes, como los festivales dedicados a los dioses solares y agrícolas. Reflejaba la comprensión avanzada de los aztecas sobre los ciclos cósmicos y los movimientos del sol, así como su profunda conexión con la naturaleza y las fuerzas divinas. Aunque el Calendario Solar azteca fue suplantado por el calendario gregoriano después de la colonización española, sus tradiciones y simbolismo continúan preservándose en ciertas comunidades indígenas de México y América Central, testimoniando su importancia cultural y espiritual. En resumen, el Calendario Solar azteca representaba un sistema sofisticado e integrado en la vida cotidiana y espiritual de la civilización azteca, demostrando su profunda comprensión de los ciclos naturales y su relación con el cosmos.
Calendario solar azteca: Comprender su historia e importancia
El Calendario solar azteca, también llamado Xiuhpohualli, es un ingenioso sistema de medición del tiempo, esencial para la comprensión de la civilización azteca. Arraigado en la realidad cósmica y terrestre de la época, refleja la importancia que los aztecas otorgaban a la astronomía y a la divinidad en su vida cotidiana. Utilizado en el México precolombino, este calendario no solo era una herramienta para organizar las actividades agrícolas, sino también un instrumento para la planificación de las fiestas religiosas y ceremonias.
Diseñado con notable precisión, el calendario solar tenía 365 días, distribuidos en 18 meses de 20 días, a los que se añadían 5 días nefastos considerados de mal augurio. Cada período de 20 días estaba asociado a un conjunto específico de divinidades y rituales que regían los aspectos sociales y espirituales de la vida azteca. Esta organización temporal reflejaba una profunda comprensión de los ciclos naturales y un deseo de armonización con el universo.
El valor del Calendario solar azteca en el estudio de la civilización azteca no se limita a su función de conteo del tiempo. También es un documento artístico y simbólico, que ilustra las creencias, los conocimientos astronómicos y la visión del mundo de un pueblo cuya influencia continúa irradiando a través de los tiempos. Este calendario sigue siendo, por tanto, un testigo clave de la ingeniosidad y complejidad de la sociedad azteca.
El origen y desarrollo
El Calendario solar azteca, también conocido como Piedra del Sol, es una poderosa manifestación del ingenio azteca y su compromiso con la astronomía y la adivinación. Tallada en el siglo XV, esta piedra presenta no solo un calendario sino toda una cosmología.
La importancia cultural
La Piedra del Sol fue descubierta en Tenochtitlan, la capital del Imperio azteca. Esta metrópolis era el corazón de su civilización, donde la piedra desempeñaba un papel central en las ceremonias y era esencial para marcar el tiempo sagrado y profano. Presenta veinte signos del día que representan las divinidades y fuerzas naturales que los aztecas veneraban, testimoniando la profunda relación entre su calendario y su mitología.
La lengua Náhuatl era el vehículo de estas tradiciones culturales. Innumerables inscripciones en la Piedra del Sol están escritas en Náhuatl, transmitiendo mitos, rituales y cronologías. El Códice Borbónico, uno de los documentos más importantes relativos al calendario azteca, complementa nuestra comprensión con detalles coloridos y meticulosos sobre los ciclos del calendario y la divinidad solar.
Influencias mayas y otras
El arte y la arquitectura aztecas no estaban aislados; sufrieron diversas influencias, principalmente de los mayas. Aunque el calendario solar azteca es distinto, algunas de sus características evidencian una interacción cultural. Esto incluye elementos similares a los encontrados en el calendario maya, como los ciclos de veinte días.
Los aztecas adaptaron e integraron estas influencias para crear un calendario que reflejaba sus creencias distintivas y su estructura social. La integración de las influencias se hizo de manera inteligente para reforzar su propia visión del mundo y el orden del universo tal como lo entendían.
El sistema de calendarios aztecas
Los aztecas utilizaban dos calendarios principales: el Tonalpohualli y el Xiuhpohualli, que regían respectivamente la vida religiosa y agrícola de la sociedad. Estos sistemas complejos estaban imbricados y permitían marcar el tiempo tanto a corto como a largo plazo.
Tonalpohualli
El Tonalpohualli, o “cuenta de los días”, es el calendario adivinatorio azteca que se extiende por un ciclo de 260 días. Está dividido en veinte períodos, o “semanas”, de 13 días, teniendo cada día un nombre y un número específico. Este calendario se empleaba principalmente con fines rituales y astrológicos.
- Nombre del día: Cada día tiene un nombre representado por una figura simbólica.
- Ejemplo:
- Cipactli (cocodrilo)
- Ehecatl (viento) …
- Ejemplo:
- Número del día: Cada día está numerado del 1 al 13.
Las interacciones entre los números y los nombres de los días generan predicciones e implicaciones religiosas para los aztecas.
Xiuhpohualli
El Xiuhpohualli, o “cuenta del año”, corresponde al calendario solar y agrícola de 365 días, que se aproxima al calendario juliano. Está compuesto por 18 meses de 20 días seguidos de un corto período de cinco días llamado “Nemontemi”, considerados como desafortunados.
- Meses: Cada mes tenía un nombre y estaba asociado a divinidades y celebraciones específicas.
- Ejemplo:
- Atlcahualo (detención del agua)
- Tlacaxipehualiztli (desollamiento de los hombres) …
- Ejemplo:
- Nemontemi: El período de cinco días desafortunados al final del año.
Estos dos calendarios se combinaban en un ciclo de 52 años para formar un “siglo” azteca. Después de cada ciclo de 52 años, se realizaba una ceremonia llamada “Fuego Nuevo” para prevenir el fin del mundo y marcar el inicio de un nuevo ciclo.
Las entidades y divinidades características
En el marco del artículo sobre el Calendario solar azteca, es esencial reconocer las principales divinidades que no solo son fuerzas cósmicas sino también elementos centrales en la cosmogonía azteca.
Huitzilopochtli y Tezcatlipoca
Huitzilopochtli, a menudo representado con un tocado de plumas y un disco solar, encarna el sol y la guerra. Está asociado a las montañas donde los aztecas creían que el camino del sol se renovaba cada día. Tezcatlipoca, la divinidad de la noche, las estrellas y el destino, es a menudo descrito con un espejo humeante que indica su conexión con el cosmos y la oscuridad. Este dios también está relacionado con el Mictlan, el más allá en la mitología azteca.
Tlaloc y Chalchiuhtlicue
Tlaloc es el dios de la lluvia y los fenómenos meteorológicos, a menudo ilustrado con atributos relacionados con el agua y las montañas. Tiene un papel fundamental en la fertilidad de la tierra y la agricultura. A su lado, Chalchiuhtlicue representa las aguas tranquilas, encarnando los ríos y océanos; es la protectora de la vida acuática y humana.
Quetzalcoatl y Xipe Totec
Quetzalcoatl, la serpiente emplumada, es una divinidad emblemática vinculada a la sabiduría, el viento y las artes. A menudo está asociado con la creación y la civilización, habiendo enseñado la agricultura a la humanidad. Xipe Totec, el dios del renacimiento, del cambio de estaciones y de la agricultura, es venerado por sus dones a los humanos, como las plantas cultivadas. Como dios de la renovación, simboliza los ciclos de la vida y la muerte.

Los símbolos y glifos
El calendario solar azteca es rico en símbolos y glifos que reflejan la cosmología y mitología de esta civilización ancestral.
Los círculos concéntricos
Los círculos concéntricos del calendario solar azteca encarnan la organización del universo. Hay varios anillos, y cada uno de ellos desempeña un papel preciso en el significado global de la obra. El segundo círculo desde el centro, por ejemplo, ilustra los veinte días del tonalpohualli, o calendario sagrado, con glifos que representan cada día. Estos glifos no solo son marcadores temporales, sino también símbolos vinculados a las divinidades y elementos naturales.
Representación de los días y los dioses
El calendario está organizado en 18 meses de 20 días, cada uno con una representación gráfica distintiva y un dios protector asociado. Por ejemplo, el glifo del sol es un elemento central que destaca a Tonatiuh, el dios solar, que está representado con una lengua en forma de flecha serpenteante para ilustrar el sacrificio humano. Otros elementos notables incluyen el glifo de la sal, representado por una marca en forma de bolsa protegida por el dios Huixtocihuatl. Las serpientes también son figuras clave en los glifos, simbolizando a menudo la tierra y la fertilidad.
Los rituales y ceremonias asociados
Los rituales y ceremonias del calendario solar azteca eran esenciales para la regulación de las actividades religiosas y agrícolas, incluyendo prácticas como los sacrificios humanos y las ofrendas para aplacar a los dioses.
La medida del tiempo y sus ceremonias
Los aztecas utilizaban su calendario solar para organizar las ceremonias religiosas a lo largo del año. Estas ceremonias a menudo se sincronizaban con eventos astronómicos que determinaban períodos de ayuno y acción de gracias. La Ceremonia del fuego nuevo era una de las más importantes; se llevaba a cabo cada 52 años, marcando el fin de un ciclo y la renovación del tiempo. Durante esta noche, todos los fuegos se apagaban y un nuevo fuego se encendía durante un ritual solemne, representando la regeneración del universo y la prolongación de la vida.
Sacrificios y ofrendas
El sacrificio humano tenía un papel crucial en el calendario solar azteca para mantener el equilibrio cósmico y honrar a los dioses. Estos sacrificios eran meticulosamente planificados y realizados durante períodos precisos del calendario, en concordancia con fiestas específicas. Por ejemplo, para el dios de la lluvia Tlaloc, se sacrificaban niños para implorar precipitaciones beneficiosas para las cosechas.
Diversas ofrendas, como comida, objetos preciosos o animales, a menudo acompañaban los sacrificios. Los aztecas también practicaban el ayuno en ciertos períodos, absteniéndose de ciertos alimentos para mostrar respeto y devoción hacia sus divinidades. Estas prácticas estaban codificadas y reflejaban la profunda integración de la religión en la vida cotidiana azteca.
Los aspectos astronómicos y cosmogónicos
El Calendario solar azteca refleja la importancia primordial de la astronomía y la cosmogonía en la cultura azteca, materializada por la precisión de los ciclos naturales y la veneración de las divinidades celestes.
El cosmos y los fenómenos naturales
Los aztecas tenían una comprensión avanzada de los ciclos astronómicos, en particular los de Venus y las estrellas. Su calendario, conocido como Tzolk’in, era la piedra angular de este conocimiento y se extendía sobre un ciclo de 260 días, influenciando diversos aspectos de su vida cotidiana y ceremonial.
- Venus: El movimiento de Venus, tanto como estrella de la mañana como de la noche, era meticulosamente seguido. Los aztecas creían que las apariciones de Venus marcaban momentos propicios para las actividades guerreras.
- Fenómenos naturales: Los eclipses, los solsticios y los equinoccios también eran eventos clave observados y registrados, ya que se consideraban señales de los dioses.
La cosmogonía azteca y las divinidades
La visión del mundo de los aztecas incorporaba una serie de creaciones y destrucciones del mundo, orquestadas por las divinidades. Los dioses y diosas estaban íntimamente ligados a los fenómenos naturales y a los cuerpos celestes, y sus mitos sostenían el marco cosmológico de la civilización azteca.
- Divinidades del sol y la luna: El sol estaba representado por el dios Huitzilopochtli, mientras que la luna estaba asociada con la diosa Coyolxauhqui.
- Otras divinidades: Quetzalcoatl, el dios serpiente emplumada, estaba relacionado con el planeta Venus, y cada fase de este cuerpo celeste tenía implicaciones religiosas y temporales específicas.
En definitiva, los conocimientos astronómicos y la cosmogonía de los aztecas estaban profundamente entrelazados, cada fenómeno natural y cada divinidad ocupando un lugar determinante en la organización de su sociedad y su percepción del cosmos.

Aspectos relacionados con la vida cotidiana
El calendario solar azteca estaba estrechamente vinculado a las actividades cotidianas, especialmente la agricultura y la organización urbana e imperial. Este sistema de tiempo estructuraba la vida social.
La agricultura y las estaciones
El calendario era una herramienta esencial para las actividades agrícolas de los aztecas. Los períodos de siembra y cosecha se determinaban en función de las estaciones, que el calendario predecía con precisión.
- Siembra: generalmente se realizaba al comienzo de la temporada de lluvias, correspondiente al período de Atlcahualo en el calendario.
- Cosecha: a menudo alineada con la temporada Ochpaniztli, que marcaba el agradecimiento a la tierra.
La ciudad y el imperio
El calendario también impactaba la vida urbana, particularmente en México-Tenochtitlan. Esta ciudad tenía un papel central en el Imperio azteca, actuando como un centro cultural y económico regido por los ciclos calendáricos.
- Fiestas religiosas y mercados: Los mercados de Tenochtitlan, como el célebre Tlatelolco, seguían un calendario preciso para sus actividades, coincidiendo a menudo con fiestas religiosas.
- Expansión y control: El calendario también se utilizaba para planificar las campañas militares y los tributos de las provincias sometidas.
El impacto del calendario en la sociedad azteca
El calendario solar azteca era esencial en la estructuración de la sociedad y la planificación de actividades en el Imperio azteca, especialmente en Tenochtitlan, el corazón político y religioso. Este calendario influía profundamente en la vida cotidiana, los eventos comunitarios, así como las grandes decisiones políticas.
La política y los rituales
Tenochtitlan y el Imperio azteca estaban fuertemente regidos por su calendario solar. Los gobernantes utilizaban este calendario para legitimar su poder y para organizar los eventos políticos. Las fechas importantes a menudo se elegían de acuerdo con este calendario para garantizar el éxito de los rituales y las ceremonias de entronización de las nuevas élites.
- Inauguraciones: La selección de los días propicios era crucial para las ceremonias de inauguración de los gobernantes.
- Conquistas militares: Las campañas militares y las expansiones territoriales a menudo se planificaban según días específicos considerados favorables.
- Celebraciones: Las festividades nacionales, como la ceremonia del Año Nuevo, estaban determinadas por el calendario.
La vida social y religiosa
El calendario solar también estructuraba la vida social y religiosa en el México precolombino. Los ciudadanos del Imperio azteca planificaban sus días, cosechas y mercados alrededor de los signos y predicciones calendáricas.
- Agricultura: Los períodos de siembra y cosecha estaban dictados por el calendario, indispensable para la agricultura en el valle de México.
- Rituales: Numerosos rituales, como aquellos para implorar la lluvia o celebrar las cosechas, se conformaban a los ciclos del calendario.
- Vida cotidiana: Eventos como matrimonios o nacimientos a menudo se programaban para coincidir con días específicos considerados auspiciosos.
La sincronización de las actividades religiosas y sociales con el calendario solar azteca era crucial para la cohesión y el buen funcionamiento de la sociedad azteca.
Comparaciones con otros sistemas calendáricos
El Calendario solar azteca es un sistema complejo, presentando similitudes y diferencias notables con otros sistemas calendáricos mesoamericanos y occidentales.
Calendarios mayas
El Calendario solar azteca y el Calendario Haab’ maya comparten la estructura de un ciclo anual de 365 días. Sin embargo, mientras que el calendario azteca está dividido en 18 meses de 20 días, más un mes corto de 5 días, el Haab’ está compuesto por 18 meses de 20 días y un período adicional de 5 días llamado Wayeb’. Además, el sistema calendárico maya incluye también la cuenta larga, permitiendo seguir períodos mucho más largos.
Aspecto | Calendario azteca | Calendario Haab’ maya |
---|---|---|
Año | 365 días | 365 días |
Mes | 18 meses de 20 días | 18 meses de 20 días |
Período adicional | 5 días (‘nemontemi’) | 5 días (‘Wayeb’) |
Calendario juliano y otros sistemas
En comparación con el Calendario juliano, utilizado en Europa antes de la adopción del calendario gregoriano, el Calendario solar azteca no corregía el adelanto anual de aproximadamente un cuarto de día respecto al año solar real. Así, a diferencia del Calendario juliano que inserta un día intercalar cada cuatro años, el Calendario azteca no contenía tal dispositivo de corrección, lo que habría desplazado lentamente las estaciones en relación con las fechas a lo largo de un período prolongado.
Aspecto | Calendario azteca | Calendario juliano |
---|---|---|
Año | 365 días | 365,25 días |
Corrección | Sin corrección para el año solar | Año bisiesto cada 4 años |
Adopción | América precolombina | Europa y territorios colonizados |
Preservación y estudio moderno
Los esfuerzos para preservar el calendario solar azteca y el análisis científico de sus aspectos han revelado información valiosa sobre los conocimientos astronómicos y el sistema calendárico del Imperio azteca.
Los descubrimientos arqueológicos
En 1790, la Piedra del Sol, a menudo identificada erróneamente como el calendario solar azteca, fue descubierta en el Zócalo de México. Constituye uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes concernientes a los artefactos aztecas. La piedra actualmente está expuesta en el Museo Nacional de Antropología de México, donde se conserva en condiciones controladas para proteger sus complejos detalles de los daños ambientales.
Los trabajos de los investigadores
Los investigadores, incluyendo a Jacques Soustelle, han estudiado el calendario azteca basándose en fuentes históricas como el Códice Borbónico, que es uno de los numerosos códices aztecas. Bernardino de Sahagún, un misionero franciscano, también contribuyó a la comprensión moderna del calendario gracias a sus registros detallados de las prácticas y creencias del Imperio azteca. Estos estudios han permitido entender mejor la estructura del calendario, los ritos y ceremonias asociados a cada período, y la mitología azteca que lo rodeaba.