
¡TODO LO QUE NECESITAS SABER SOBRE LOS CALENDARIOS AZTECAS!
Calendarios Aztecas
Los calendarios aztecas eran sistemas sofisticados utilizados por la civilización azteca de Mesoamérica para organizar su vida cotidiana, sus rituales religiosos y sus actividades agrícolas. El más célebre de ellos es el Tonalpohualli, también conocido como calendario sagrado, compuesto por 260 días. Este calendario se formaba por la combinación de 20 signos solares y 13 números sagrados, ofreciendo un ciclo único de días sagrados con influencias divinas específicas. Otro calendario importante era el Xiuhpohualli, basado en el ciclo solar, que incluía 18 meses de 20 días cada uno, más 5 días adicionales considerados como nefastos. Estos calendarios servían no solo para marcar el tiempo, sino también para guiar las actividades sociales, económicas y religiosas de la sociedad azteca. También se utilizaban para la adivinación, la astrología y la planificación de ceremonias. Los aztecas daban gran importancia a la observación de las estrellas y los astros, integrando aspectos cósmicos y espirituales en su comprensión del tiempo y del universo. Hoy, el estudio de los calendarios aztecas ofrece una fascinante visión de la complejidad de esta antigua civilización y su relación con el cosmos.
Calendarios Aztecas: Descubrimiento y Significado
Los calendarios aztecas representan una fascinante combinación de matemáticas, astronomía y mitología. Estos sistemas de medición del tiempo estaban en el corazón de la civilización azteca, influyendo tanto en la vida cotidiana como en las creencias religiosas. Dos grandes calendarios regían el tiempo entre los aztecas: el Tonalpohualli y el Xiuhpohualli.
El Tonalpohualli, o “cuenta de los días”, es un calendario ritual de 260 días que juega un papel clave en la determinación de los días propicios para diferentes aspectos de la vida, tales como el nacimiento, la agricultura y los rituales religiosos. Cada uno de los 260 días está representado por una combinación única de un número del uno al trece y de uno de los veinte signos del día.
El Xiuhpohualli, o “cuenta del año”, es el calendario solar de 365 días que se centra en el ciclo agrícola. Está dividido en dieciocho “meses” de veinte días, más un breve mes de cinco días llamados Nemontemi, que eran considerados como desafortunados. Este calendario era esencial para planificar las actividades agrícolas y para celebrar las fiestas en honor a las divinidades a lo largo del año.
Los fundamentos de los calendarios aztecas
Los calendarios aztecas eran un sistema complejo utilizado para medir el tiempo en la civilización mesoamericana. Comprendían dos ciclos superpuestos: el Tonalpohualli y el Xiuhpohualli.
El Tonalpohualli
El Tonalpohualli, o “cuenta de los días”, es un calendario ritual de 260 días. Está dividido en 20 períodos de 13 días, cada uno rigiendo aspectos adivinatorios y ceremoniales. Cada período está asociado con un signo, o día-signos, y un número del 1 al 13, que se repite cíclicamente.
Los signos del Tonalpohualli son los siguientes:
- Caimán (o Cocodrilo)
- Viento
- Casa
- Lagarto
- Serpiente
- Muerte
- Ciervo
- Conejo
- Agua
- Perro
- Mono
- Hierba
- Caña
- Jaguar
- Águila
- Buitre
- Movimiento
- Pedernal
- Lluvia
- Flor
¿Desea saber más sobre los calendarios aztecas? Descubra a continuación todo lo que los compone y los caracteriza:
Calendario Adivinatorio Tonalpohualli

Calendario Adivinatorio Azteca

El Xiuhpohualli
El Xiuhpohualli, o “cuenta de los años”, corresponde al calendario solar y agrícola de 365 días. Está dividido en 18 meses de 20 días, más un breve mes de 5 días llamado Nemontemi, que es considerado como un tiempo desafortunado.
Los meses del Xiuhpohualli se detallan a continuación:
- Atlcahualo
- Tlacaxipehualiztli
- Tozoztontli
- Huey Tozoztli
- Toxcatl
- Etzalcualiztli
- Tecuilhuitontli
- Huey Tecuilhuitl
- Tlaxochimaco
- Xocotlhuetzi
- Ochpaniztli
- Teotleco
- Tepeilhuitl
- Quecholli
- Panquetzaliztli
- Atemoztli
- Tititl
- Izcalli
- Nemontemi
El Xiuhpohualli determina también el año gracias a cuatro signos, que están asociados a los elementos naturales: la caña, el conejo, la casa y el pedernal. Estos signos rotan sobre un período de cuatro años, combinados con cifras del 1 al 13, formando así bloques de 52 años, también designados como un “siglo” azteca o Xiuhmolpilli.
Divinidades y Astronomía
Los calendarios aztecas reflejan la estrecha relación entre las divinidades y los cuerpos celestes, particularmente el Sol, la Luna y las estrellas, que influyen en la medición del tiempo y los fenómenos naturales.
Huitzilopochtli y el calendario solar
Huitzilopochtli, la divinidad del Sol y de la guerra, era central en el calendario solar azteca. Este calendario, llamado Xiuhpohualli, se componía de 365 días repartidos entre 18 meses de 20 días y un período de 5 días nefastos. Los aztecas creían que el desplazamiento del Sol era el resultado de batallas cósmicas orquestadas por Huitzilopochtli.
Tlaloc y los fenómenos naturales
Tlaloc, la divinidad de la lluvia y de los fenómenos acuáticos, estaba asociado a los ciclos naturales y a su representación en el calendario. Su influencia se notaba en el calendario agrícola, que guiaba las actividades de siembra y cosecha en función de las estaciones. Los aztecas observaban el comportamiento de los elementos naturales como las nubes, la lluvia y el trueno para interpretar las voluntades de Tlaloc.
Quetzalcoatl y la medición del tiempo
Quetzalcoatl, la divinidad serpiente emplumada, estaba estrechamente ligada a la sabiduría y a la astronomía azteca. Era considerado como el creador de los libros y los calendarios, y jugaba un papel en la medición del tiempo. Los aztecas utilizaban la posición de las estrellas, las fases de la Luna y el ciclo del Sol para definir su segundo calendario ritual de 260 días llamado Tonalpohualli. Este calendario era esencial en la vida religiosa y sociocultural, regulando los rituales y las ceremonias.

Templo Mayor y los rituales del tiempo
El Templo Mayor, situado en el corazón de Tenochtitlan, la capital del imperio azteca, era mucho más que un edificio religioso. Encarnaba la manifestación terrestre de la cosmología azteca, alineado precisamente con las montañas circundantes consideradas como sagradas. Este templo monumental era el centro de las actividades religiosas y de los rituales calendáricos.
Los rituales estaban estrechamente ligados al tiempo, marcado por dos calendarios aztecas: el Tonalpohualli de 260 días y el Xiuhpohualli de 365 días. Estos calendarios regulaban la vida religiosa, social, y las actividades agrícolas cruciales para la subsistencia. Cada ciclo comportaba ceremonias específicas destinadas a honrar a las divinidades y garantizar su favor.
- Divinidades Principales:
- Huitzilopochtli: dios de la guerra representado por el Templo Mayor.
- Tlaloc: dios de la lluvia y de la fertilidad, asociado a la agricultura.
La estructura escalonada del Templo Mayor permitía observar el movimiento de los astros y seguir el tiempo con precisión. Los sacerdotes ejecutaban allí rituales para asegurar los ciclos de la naturaleza y las estaciones agrícolas. Mediante ofrendas y sacrificios, buscaban mantener el equilibrio cósmico y la prosperidad de Tenochtitlan.
- Rituales:
- Ofrendas de comida y objetos preciosos.
- Sacrificios humanos para alimentar al sol y a las divinidades.
El Templo Mayor era, por tanto, un espacio clave para la observancia del tiempo y la ejecución de los rituales esenciales para la vida y la cultura aztecas.
Medición del tiempo y sociedad azteca
La medición del tiempo entre los aztecas estaba estrechamente ligada a su sociedad, cimentada por calendarios complejos y nomenclaturas precisas.
Nombre de los días
Los aztecas utilizaban un sistema de veinte nombres de días. Cada día tenía un significado y una simbología propios, a menudo asociados a divinidades y fenómenos naturales. Los nombres de los días estaban integrados en las creencias religiosas e influenciaban la vida cotidiana y las decisiones tomadas por la sociedad.
Medición de los meses
El calendario solar azteca dividía el año en dieciocho meses de veinte días, más un período de cinco días nefastos al final del año. Cada mes estaba asociado a rituales religiosos y ceremonias dictadas por el ciclo agrícola y las estaciones. Los meses estructuraban también las actividades económicas y sociales, regulando los períodos de trabajo, de guerra y de cosecha.
Ciclos anuales
Dos ciclos anuales regían el tiempo entre los aztecas: el calendario civil de 365 días y el calendario ritual de 260 días. Estos dos calendarios se entrecruzaban cada 52 años para formar un “siglo” azteca. El fin de un ciclo de 52 años estaba marcado por rituales intensos, reflejo de la importancia de la sincronización temporal en la sociedad azteca.
Historia y evoluciones de los calendarios
Los calendarios aztecas reflejan el avance significativo de los mexicas en materia de astronomía y medición del tiempo. Han evolucionado hasta convertirse en un elemento central en la gestión de los ciclos agrícolas, religiosos y políticos.
El impacto de Tenochtitlan
Con el auge de Tenochtitlan, la capital del imperio mexica, el uso y la sofisticación de los calendarios conocieron un crecimiento exponencial. Allí se desarrollaban calendarios complejos integrando tanto el ciclo solar Xiuhpohualli de 365 días como el ciclo ritual Tonalpohualli de 260 días. El Xiuhpohualli estaba dividido en 18 meses de 20 días, más un breve mes de cinco días considerados como desafortunados. La precisión de estos calendarios refleja la importancia de la astronomía y de los ciclos agrícolas para la sociedad mexica.
La triple alianza y la estandarización
La Triple Alianza, constituida por Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan, contribuyó a la uniformización de los calendarios en el valle de México. Este proceso de estandarización reforzó el poder político y religioso de los mexicas, ya que el calendario fue también un instrumento de control sobre los territorios conquistados. La correlación de los eventos históricos y los ritos religiosos era esencial para legitimar la dominación de la Triple Alianza sobre los pueblos vecinos. La sincronización de las diferentes ciudades-estado alrededor de un calendario común facilitaba la gobernanza y las celebraciones religiosas, reforzando así la unidad cultural y política del imperio.

Simbología y Glifos
La simbología y los glifos son esenciales para entender el calendario azteca y la piedra del sol, reflejando el ingenio y la complejidad de la civilización azteca.
Interpretación de los símbolos
Los símbolos del calendario azteca representan una combinación de divinidades, elementos naturales y conceptos cosmológicos. La piedra del sol, en particular, comporta un conjunto de círculos concéntricos que relatan los mitos de la creación y las eras cósmicas llamadas “soles”. Cada símbolo representa una parte de su cosmología, significando períodos de tiempo, direcciones espaciales y elementos fundamentales de la vida y la muerte.
Iconografía de los glifos
Los glifos del calendario azteca están compuestos por 20 signos de día, representando animales, objetos y fuerzas de la naturaleza. He aquí un ejemplo en lista de los glifos más representativos:
- Águila (cuauhtli): la vista aguda y la majestad depredadora.
- Jaguar (ocelotl): la fuerza y la habilidad en el combate.
- Caña (acatl): la flexibilidad y la resiliencia.
- Terremoto (ollin): el movimiento y el cambio.
Estos glifos están a menudo acompañados de un número que indica su posición en el ciclo de 260 días del tonalpohualli. Ilustran las creencias aztecas que perciben el universo como un espacio interconectado, donde cada elemento tiene un lugar determinado y un rol específico.
Comparación con otros calendarios mesoamericanos
Los calendarios aztecas comparten elementos con otros sistemas calendáricos mesoamericanos, pero también presentan diferencias distintivas que marcan la evolución y los particularismos de cada cultura.
Calendarios mayas
Los mayas habían elaborado un sistema calendárico complejo que incluía tanto el Tzolk’in, un calendario ritual de 260 días, como el Haab’, un calendario solar de 365 días. La sincronización de estos dos ciclos daba lugar al Calendario Largo, destinado a contar períodos largos. Una distinción de los calendarios mayas con respecto al de los aztecas es el uso del Codex que servía entre los mayas para consignar informaciones astronómicas y adivinatorias de gran precisión.
Comparación:
- Tzolk’in vs. Tonalpohualli: Los dos calendarios rituales (Tzolk’in maya y Tonalpohualli azteca) constan de 260 días, pero se diferencian por sus nombres de días y sus divinidades asociadas.
- Haab’ vs. Xiuhpohualli: Aunque los mayas y los aztecas utilizan calendarios solares de 365 días, el Haab’ maya no incluye el período de cinco días nefastos, conocido entre los aztecas con el nombre de nemontemi.
Sistemas de conteo de Teotihuacan y Tula
Las civilizaciones de Teotihuacan y de Tula también tenían sistemas calendáricos, pero queda menos información sobre ellos en comparación con los sistemas maya y azteca. Estos sistemas pueden ser considerados como precursores de los calendarios desarrollados por los aztecas, reflejando una continuidad cultural en la región.
Comparación:
- Teotihuacan: Es posible que los habitantes de Teotihuacan hayan utilizado un calendario similar al Tonalpohualli. Sin embargo, las pruebas siguen siendo especulativas debido a la falta de documentos como los códices que habrían sobrevivido hasta el presente.
- Tula: En Tula, la existencia de ciclos calendáricos está atestiguada por los vestigios arqueológicos, pero los detalles sobre su funcionamiento y su influencia específica en el calendario azteca son difíciles de establecer claramente.
Conquista española y transición
La llegada de Hernán Cortés a Mesoamérica en 1519 marca el inicio de una era de cambios radicales para las civilizaciones indígenas, incluida la de los aztecas. A pesar de la superioridad numérica de los aztecas, los españoles poseían armas de metal y caballería, así como aliados entre los pueblos autóctonos que eran enemigos de los aztecas.
Fue también un período de destrucción cultural. Los españoles, liderados por Cortés, desmantelaron sistemáticamente las prácticas religiosas y sociales de los aztecas, que estaban estrechamente ligadas a sus calendarios. Además de destruir templos y esculturas, los conquistadores españoles quemaron numerosos códices, eliminando mucho de lo que se sabía sobre los calendarios aztecas.
Los aztecas utilizaban dos calendarios principales: el Xiuhpohualli para la agricultura, y el Tonalpohualli para la adivinación. El uso de estos calendarios fue obstaculizado, dando lugar a la introducción del calendario gregoriano por los españoles. Sin embargo, elementos de estos sistemas han sobrevivido, a menudo integrados en las prácticas cristianas.
Aunque el uso de los calendarios aztecas declinó después de la conquista, el náhuatl, la lengua de los aztecas, continuó siendo utilizado en la Nueva España. Muchos documentos post-conquista, incluyendo aquellos que conciernen a los calendarios, fueron escritos en náhuatl, permitiendo un estudio más profundo en la actualidad.
En resumen:
- Conquista por Cortés en 1519
- Destrucción de los elementos culturales y religiosos
- Fin del uso de los calendarios Aztecas
- Introducción del calendario Gregoriano
- Supervivencia del náhuatl para documentos post-conquista
Esta transición marcó el fin de varias prácticas aztecas, pero también la mezcla de culturas que creará la sociedad mexicana moderna.
Códices y fuentes arqueológicas
Los códices aztecas y los artefactos arqueológicos proporcionan información esencial sobre el calendario y la cosmología aztecas. Los documentos pictográficos y los monumentos esculpidos son fuentes primordiales para comprender los sistemas de datación y las celebraciones rituales de esta civilización.
Códice Borbonico
El Códice Borbonico es uno de los códices mesoamericanos más importantes. Redactado por escribas aztecas antes de la llegada de los conquistadores españoles, este códice es célebre por su precisión y su riqueza en detalles. Es particularmente conocido por su ilustración del Tonalpohualli, el calendario adivinatorio de 260 días. Los nombres de los 20 días y las divinidades asociadas a cada uno están representados con un cuidado meticuloso. Este códice comprende también información sobre las fiestas religiosas y los rituales correspondientes a cada período del calendario.
La piedra del sol
La piedra del sol, a menudo llamada erróneamente el “calendario azteca,” es otra fuente arqueológica significativa. Se trata en realidad de un monolito esculpido, descubierto en México en 1790. A pesar de las críticas, la piedra es reconocida por su importancia en el estudio del tiempo entre los aztecas. Mide aproximadamente 3,6 metros de diámetro y contiene inscripciones que reflejan el calendario solar de 365 días, conocido con el nombre de Xiuhpohualli. La piedra también contiene representaciones de las cinco eras cósmicas precedentes según la mitología azteca. Estos elementos son esenciales para comprender la concepción del tiempo y del universo entre los aztecas.