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La turquesa es una piedra que ha sido utilizada por el hombre desde hace miles de años por sus cualidades estéticas y medicinales. Es una piedra que ha sido utilizada por muchos pueblos tradicionales de todos los continentes, como los egipcios, los tibetanos, los nativos americanos y los aztecas. Se descubrió por primera vez en Turquía, que le dio su nombre. De hecho, su etimología significa “piedra de Turquía”. A menudo se han propuesto sus virtudes medicinales y su vínculo con el cielo, sugerido por su color azul. Su simbolismo también hace referencia al agua, al fuego y al sol. Su difusión en Europa data del Renacimiento. Actualmente, es muy popular en joyería, donde se engasta en todo tipo de joyas : pulseras, colgantes, pendientes, etc. La boda de turquesa se celebra tras 18 años de matrimonio. Tiene un color claro muy característico del mismo nombre, entre verde y azul. La intensidad del tono verde depende de la proporción de cobre en la piedra. Así, cada piedra tiene sus propios matices. La turquesa tiene una dureza de 5 a 6 en la escala de Mohs, lo que la convierte en una piedra bastante blanda. Es semiopaca ; sus bordes son más bien translúcidos, lo que la hace especialmente brillante.
La piedra turquesa es un fosfato de aluminio. Se compone de cobre, aluminio, oxígeno, hidrógeno y fósforo. Sus yacimientos se encuentran principalmente en lugares más bien desérticos y áridos de todos los continentes : en Afganistán, Australia, China, Francia, Irán, Israel, Estados Unidos, México y Tanzania. Sólo Irán tiene todavía yacimientos explotables.
La turquesa tiene propiedades especialmente interesantes a nivel mental :
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